
—¿Estás segura de que es por aquí? —preguntó Andrea algo
nerviosa.
—Sí, pesada —contestó Lucy, su amiga de la infancia—.
Tranquila, que sólo vamos a ser unas seis personas.
Andrea asintió. No le gustaba salir la noche de Halloween; prefería quedarse en casa y ver una buena película de terror, o mejor aún,
sumergirse en sus libros de espiritismo. Pero Lucy había insistido. Caminaban
por el paseo marítimo de una playa alejada de la ciudad. Habían...