Hay una película que me ha generado sentimientos
encontrados y al volverla a ver, las conclusiones que saqué en su día se han
visto modificadas. Ésta película es La
Purga : La
Noche de Las Bestias, estrenada el año pasado y que en su día
vi en el cine. Dirigida por James DeMónaco (Staten Island, El negociador) y
protagonizada por Ethan Hawke (Training Day, Asalto al Distrito 13, Sinister) y
Lena Headey (Dredd, 300 o en el papel de la oxigenada Cersei Lannister en Juego
de Tronos). El film te deja con un mal estar a lo largo de sus 85 minutos de
duración. La película es un Home Invasion
en toda regla, solo que la premisa se distingue por su base ética, moral y
social; ya que una vez al año es legal el asesinato y los patriotas de una gran
nación renovada, se ven inmersos en una catarsis de muerte donde nadie les
impedirá eliminar a su vecino o al primer vagabundo que pase por su acera. Esto
provoca un descenso del número de crímenes e incluso de otros delitos, en una
suerte de ley del Talión con carácter retroactivo, pues un homicidio a tiempo
evitará una serie de crímenes. O eso dicen.
Es posible que la morbosidad de la situación o la tensión
ante la perspectiva de una matanza es lo que desconcierte al espectador.
También es posible que el olor a futura sangre derramada, despierte en más de
uno una sonrisa macabra, pero lo que realmente incomoda mucho es la normalidad
con el que los personajes aceptan los hechos. Esa sugestión colectiva que lleva
al extremo, la defensa del modo de vida estadounidense en ese 2022, gracias a
los padres fundadores que han «mejorado» un país con medidas totalitarias. Eso
sí, las dos únicas condiciones son que durante las 12 horas que dura la purga
(de las 19:00 del 20 a
las 7:00 del 21) no se puede atacar a los grandes mandatarios, ni utilizar
armas de que sobrepasen el rango 4, es decir de destrucción masiva o nucleares.
Claro, para eso ya está el estado, que siempre barre para casa.
*Este párrafo contiene spoilers* El film en sí, me gustó por su tensión y ritmo, sus
personajes creíbles y su juego de roles es aceptable. Tengo que destacar dos
cosas: una es que no entendí y me llegó a indignar la actitud caprichosa y
malcriada de la hija, que se pasa toda la película vagando por la casa. Daban
ganas de decirle que se centrara en defender su hogar y se dejase de aparecer y
desaparecer como un fantasma. Lo segundo es la sublime y estelar aparición del
actor Rhys Wakefield, en el papel del líder de los
purgadores pijos y psicópatas. Este chaval podría protagonizar un spin off-precuela, basado en un
seguimiento de su pandilla por las calles durante purgas anteriores, ya que el
monólogo de mirilla que se marca no tiene desperdicio.
De todos modos, quiero hacer hincapié en el trasfondo de
lo que nos quieren contar, ya que puede que no sea tan distópico como pensamos.
Esa suerte de Club Bilderberg o Iluminatti llamados Padres Fundadores, pueden
sugerir la dictadura de la oligarquía económica que se puede atisbar hoy en
día. Esa Solución Final que tanto recuerda al modus operandi de los no tan viejos totalitarismos de la Europa del siglo pasado,
pero esta vez basado en el dinero en lugar de en una ideología política. El
fascismo individualista que solo mira por los intereses propios y la ejecución
inmediata y legal de una vida, solo para generar un bienestar y una
sostenibilidad económica como medida de éxito, hace que todo suene
desesperanzador. Pues si esa es la única resolución a la que se ha podido
llegar para mejorar un país, es que no hemos aprendido nada.
Y es que el miedo mueve millones, pues las medidas
preventivas suelen generar grandes dividendos como expone la cinta y provoca
esa sugestión basada en la doble moral, tan típica de los estadounidenses. Si
añadimos también algo que suele funcionar para crear ese temor y sus
consecuencias hostiles, se trata nada más y nada menos que de buscar a un
enemigo y ponerle cara. El parásito, el pobre, el mendigo, el diferente, el
inadaptado, el desgraciado; todo lo que no queremos ser y está representado en
ese individuo, es un individuo que debe ser eliminado. Por eso es un acierto
que un hombre negro con ropa sucia, represente al intruso, pues por muy
estereotipado que se nos pueda presentar, todavía hoy resulta el prototipo de
amenaza. Bienvenidos al maravilloso mundo de los prejuicios.
Finalmente y para concluir, os mostraré una valoración
sobre el momento final, que como decía al comienzo, me produce sentimientos
encontrados. *Spoiler* La primera vez que la vi,
comulgué totalmente con la decisión de la protagonista de parar con aquella
locura y que le reventara la nariz a la rubia estirada de los cojones, fue lo
menos que podía hacer después de todo. Pero es cierto que aquello debía
detenerse. Sin embargo, hace muy poco la volví a ver y he de confesar que, una
vez ya sabía lo que iba a ocurrir y la tensión no llegó a ser tanta como la
primera vez, me quedé con las ganas de que acuchillara/acribillara/ahogara en
su sangre a la rubia. Así que de alguna manera estaba aceptando el juego de la purga
y bajo un pretexto, sentí la necesidad de decidir quién debía vivir o morir.
¿Fue la sugestión? ¿O quizá es que poco a poco normalizaba la ética de la purga
que me muestra la película? Y es que apela a algo tan básico y lógico, que es
imposible negarse.
Se contó a modo de
leyenda urbana que en un lugar de Louisiana, se han producido purgas reales
durante años y que la película se basa en éstas habladurías, pero más tarde se
dijo también que a raíz del film se han tomado medidas muy similares a la purga
en algunos lugares. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? La cuestión es si
aceptaríamos el hecho de la purga en la vida real. Creo que ocurriría lo
siguiente y espero equivocarme. Primero repudiaríamos el hecho, pero algunos no
dudarían ni un segundo en llevarla a cabo. Al siguiente año quizá sigamos sin
participar, pero no nos opondríamos a los que lo hacen. Luego lo veríamos como
algo que funciona y que si cada vez más gente se une, no será tan malo.
Finalmente, entraríamos en el juego y terminaríamos matando, ya inmersos en la
estructura moral inculcada a base de años. Sería parte de nuestra cultura, de
nuestras costumbres, y como seres gregarios que somos, necesitamos pertenecer
al grupo con todo lo que eso conlleva. Parafraseando a Lírico de Violadores del
Verso: «La sociedad, crea la enfermedad».
Nota del autor:
Evidentemente vi la segunda parte y no creo que necesite un artículo entero
para comentarla, ya que se construye sobre la misma base ética que la primera.
Me pareció buena e incluso necesaria, lo que no quiero decir que supere a la
original. Simplemente la complementa, pues sacia la curiosidad de saber lo que
ocurre en las calles durante una purga.
Si quieres formar parte de Castle Rock Asylum y colaborar con un reportaje, relato y/o reseña, envíanos un mail a castlerockasylum@gmail.com y nos pondremos en contacto contigo lo antes posible ;)
4 comentarios:
Solo por haber mencionado Illuminatis y Bilderbergianos ya me has conquistado XDD
Ahora en serio, muy, muy buen repaso. De hecho, me has animado a explorar este universo distópico, porque pecador de mí aún tenía en la cola esta película. A ver si este fin de semana me la trago.
Saludos!!!
Hahahaha nos alegra que te haya gustado este reportaje diferente ;) esperamos que Ulfilas Crow pierda más archivos por Castle Rock :P
Buen articulo! y gracias por avisar los spoilers, es un detallazo! Estoy contigo en todo menos en lo de si aceptaríamos "La Purga" en la vida real, dices que al final la aceptaríamos, y yo digo que ya la tenemos aceptada, unos más que otros pero "La Purga" convive con nosotros hace tiempo. El detalle del mendigo harapiento y negro que comentas también me impactó, asombró y encantó, ¿¿un tópico?? Exacto! eso es lo bueno y ahí está el detalle, un tópico necesario. Me encantan las dos pelis, son una cruda metáfora de la realidad e incluso a veces ni tan siquiera metáfora...
Gracias por tu comentario, nos alegra mucho que te haya gustado el artículo :)
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