lunes, 24 de septiembre de 2018

El Asilo del Horror, por Andrés José Olivar Arroyo


St. Kevins Mental Asylum (Rebrn.com)

Todo comenzó un día brumoso, un mes atrás había recibido una carta con respecto a mi petición de un puesto de trabajo tras terminar la carrera de psiquiatría en la universidad; había solicitado un puesto de psiquiatra en un asilo para personas deficientes mentales.

El asilo de Castle Rock se encontraba situado en un páramo de Inglaterra; cerca del condado de Devonshire; me llamo Alicia Marguello y tengo 35 años; soy una de las primeras mujeres que han estudiado psiquiatría en la España posterior a la Guerra Civil;  el mundo acababa de salir de la peor guerra que había asolado la Tierra. Al no tener posibilidad de ejercer en mi país decidí trasladarme a Inglaterra; donde gracias a una carta de mi mentor en la universidad de Alcalá de Henares pude obtener un puesto en este asilo.

Cuando llegue a Castle Rock ante mí se presentó un edificio imponente que más que un asilo se asemejaba a una prisión: altas verjas rodeaban su perímetro; cubiertas de enredaderas, cuando atravesé las puertas de acceso observe en toda su plenitud el edificio; un enorme caserón de estilo victoriano rodeado de una amplia foresta y cuyas puertas eran custodiadas por las estatuas de dos ángeles armados con espadas. El entorno del edificio lo hacía aún mas tétrico y cuando llamé a la puertas un escalofrió recorrió mi columna vertebral.

Una joven monja me recibió y tras presentarme me indico que la siguiera; atravesamos un largo pasillo que nos condujo hasta el despacho del director de la institución.  El lugar era una sala con una decoración bastante espartana y nada más entrar el doctor McCormick se levantó para estrecharme la mano.

:- Bienvenida a Castle Rock, doctora Marguello; su mentor el profesor Heredia me comentó en su carta que usted había sido la segunda de su promoción y es un honor que trabaje en esta nuestra institución. Espero que esté informada sobre los avances que ha tenido nuestra especialidad en Europa; por lo que tengo entendido en su país los avances están siendo más lentos.-

:- Lo primero Dr. McCormick agradecerle la oportunidad que me ha dado de trabajar en su institución; es para mí un honor poder trabajar con un gran amigo de mi mentor. Tiene razón que en mi país la ciencia psiquiátrica está menos avanzada que en el resto de Europa y espero aprender muchas cosas en este lugar y con mi pobre ayuda lograr aliviar el sufrimiento de las personas que están aquí ingresadas.-

:- De nuevo bienvenida, hermana Frances acompañe a la doctora a sus habitaciones.-

Si ya el exterior se asemejaba a una prisión, el interior me confirmo esa sensación; el edificio destilaba dolor y sufrimiento; desde este pasillo podía escuchar los gritos de los pacientes. Seguí a la hermana Frances hasta que llegamos a la puerta  de una habitación, ese lugar sería mi alojamiento mientras estuviera allí. Mi equipaje ya se encontraba en la habitación y me dispuse a asearme y prepararme ya que en dos horas conocería a mis futuros pacientes. 

Pasado ese tiempo el Dr. McCormick vino a buscarme para iniciar mi primera ronda en tan sombrío lugar; las habitaciones de los pacientes se encontraban en los sótanos del edificio y mientras caminábamos por el pasillo un hondo pesar se aferró a mi corazón. La primera paciente a la que conocí era una muchacha que no debía superar los 19 años; Claire Bishop; el diagnóstico asignado había sido histeria y lesbianismo. Esa pobre muchacha era hermosa y en otro entorno habría destacado bastante; más adelante iré comentando las terapias usadas para cada uno de los casos que me fueron presentados.

El siguiente paciente que me presentaron era un robusto hombre cuya sola presencia atemorizaba; Edgar Hayden; asesino múltiple de 41 años que había descuartizado a 19 mujeres, según sus propias palabras llevaba a cabo la obra de Dios castigando a fulanas.

Paul Richardson fue el paciente que más me entristeció ver allí, era un pobre muchacho de unos doce años que sufría idiotez congénita.

Hellen Nebrend, mujer de 26 años con un trastorno de personalidad múltiple, tenía dos personalidades; una infantil psicótica y otra adulta sobreprotectora.

Y por último Luke Helling, de 28 años, violador pedófilo reincidente.

Esas eran las personas que iban a estar bajo mi cuidado profesional; pero esa noche también conocí al paciente más extraño de la institución; un enfermo de porfiria en un estado avanzado de la enfermedad y que se encontraba aislado del resto de pacientes. El doctor me comentó que este paciente llevaba varios años residiendo en el asilo y que la policía le había encontrado vagando por los bosques.

Más tarde todo el personal del asilo coincidimos en el comedor y pude conocer al resto de mis compañeros. La mayoría de las enfermeras y asistentes eran religiosas, el personal de seguridad lo conformaban 15 hombres; todos por lo  que pude descubrir más tarde con experiencia militar y el personal médico lo conformábamos aparte de mí el doctor McCormick, el Dr. Peter Hannigan y el Dr. Klaus Gustaffson. En total 50 pacientes residían en el asilo en ese momento y yo al ser la última en llegar era de todos los psiquiatras quien menos residentes tenia a mi cargo.

Tras cenar y conversar un rato con mis compañeros de profesión decidí retirarme a mi cuarto para dormir; ya que debería levantarme temprano para comenzar mi trabajo de terapia con mis pacientes asignados.

A las 7 de la mañana me dirigí a la sala donde iba a hacer las terapias con mis cinco pacientes; al ir hacia ella pase frente la biblioteca del asilo y vi un cuadro representando la expulsión del paraíso; pero los expulsados eran Adán, Eva y Lucifer.

Continúe hacia la sala donde me esperaba Claire; como mujer ciertas terapias aún usadas me parecían aberrantes; por ejemplo la terapia que se usaba para los casos similares a los de Claire, para su lesbianismo se usaba terapia de aversión; consistente en  mostrara aquello que les gusta pero con medicamentos provocarle nauseas y descubrí algo mas aberrante ya que la obligaban a estar cerca de hombres desnudos para reorientar su condición sexual y la histeria se combatía con estimulación genital.

Cuando llegue a la sala la muchacha se encontraba cabizbaja y atemorizada; uno de los guardias la sujetaba en una silla; le pedí al guardia que la soltara y abandonara la habitación; cosa que hizo a regañadientes.

:- Hola Claire; me llamo Alicia y voy a ser tu nueva terapeuta; cuéntame tu vida hasta que llegaste aquí para conocer cosas y averiguar cómo lograr que llegues a abandonar tu internamiento completamente sana.-

:- Buenos días doctora; cuando cumplí 14 años fui plenamente consciente que me sentía atraída por las mujeres, mi padre cuando lo averiguó lo consideró un castigo divino y me obligó a mantener relaciones con un hombre; doctora casi fue una violación y yo no considero mi amor por las mujeres una enfermedad.-

:- Claire, la ciencia psiquiátrica aún debe avanzar mucho; yo no creo que sea una enfermedad pero estoy aquí para lograr que por fin logres salir de aquí.-
Me resultaban bárbaras y arcaicas algunas prácticas de mi profesión y siempre había jurado que lucharía por hacer avanzar esta especialidad médica a caminos menos aberrantes.
Tras una hora hablando con Claire me dirigí a ver a Hayden; dos de los guardas me acompañaban armados con porras; al entrar en su habilitación estaba encadenado a una silla y al entrar sonrió relamiéndose los labios, un escalofrío recorrió mi espalda.

:- Por fin traen un loquero que me atrae, doctora si no estuviera encadenado le haría pasar un buen rato como la zorra que es.-

Uno de los guardias avanzó hacia el dispuesto a golpearle pero le detuve antes de hacerlo.

:- Sr. Hayden, ese comportamiento no le ayudará a curarse y su curación es lo que me ha traído aquí; cuénteme por que asesinó a esas 19 mujeres.-

:- Así que la dulce doctora quiere saber por qué violé y abrí en canal a esas zorras, doctora; se lo merecían al haber atentado contra la ley de Dios. Las  pecadoras hijas de Sodoma  deben ser castigadas y yo he sido elegido por el Altísimo para ser el brazo ejecutor de su ira.-

:- ¿Abusaron de usted en su infancia?-

:- Doctora, la creía más inteligente que sus compañeros; no soy un pobre desvalido del que abusaron en la infancia; soy el elegido de Dios para llevar a cabo su justicia. Yo soy el león que aplica la ley divina.-

Tras nuestra primera entrevista confirmé que la cura de Hayden era algo casi imposible pero al menos lo intentaría.

Tras el descanso para la comida tanto de pacientes como de personal decidí visitar al pequeño Paul en su habitación.

Cuando entré el pequeño se hallaba concentrado dibujando, se asustó al verme entrar y se fue corriendo hacia la cama.

 :-Tranquilo Paul, me llamo Alicia y no voy a hacerte daño. Solamente quiero hablar contigo y que podamos ser amigos; ¿qué estás dibujando?-

El niño despacio bajó de la cama, se acercó al dibujo y me lo entregó. Paul había dibujado un perro y un niño, le sonreí y le devolví el dibujo; el muchacho sonrió y tras sentarse en el suelo me hizo señas para que le imitara, lo cual hice inmediatamente. 

El diagnóstico pude deducir que era erróneo ya que lo que sufría era autismo y no idiotez, Paul era muy inteligente aunque atravesar su coraza era muy complicado y me propuse lograrlo.
El muchacho fue poco a poco cogiendo confianza conmigo y me enseñó los dibujos que había ido haciendo, hasta que llegué a uno bastante oscuro; el dibujo representaba a una mujer agachada en el suelo y un ángel con astas en pie empuñando una espada. Le señalé el dibujo y comenzó a temblar con lo cual instintivamente me abrazó aterrorizado y correspondí a su abrazo, lo que me susurró al oído me heló la sangre.

:-Alice, no dejes que el demonio me lleve abajo; por favor.-

:- Paul, tranquilo; nadie va a hacerte daño mientras esté yo aquí.-

Cuando logré calmarle le llevé hasta la cama y esperé hasta que le vi tranquilo para continuar la ronda y decidida a hablar con el director para cambiar el tipo de terapia del pequeño.

Hellen Nebrend, era un caso curioso ya que ambas personalidades se compenetraban lo cual hacia más difícil saber en algunos momentos con quien estabas hablando. Un guardia armado me acompaño a su habitación por motivos de seguridad ya que Greta; la personalidad infantil era bastante violenta.

:- Hola Hellen; soy la doctora Marguello y soy tu nueva terapeuta.-

:-Doctora, Hellen no está aquí; puede hablar conmigo si quiere pero preferiría que ese animal saliera fuera.-

:- Greta, el se queda; cuéntame dónde está Hellen; me gustaría hablar primero con ella.-

:- Zorra, esa blandengue está muerta y no volverá; solo estoy yo.-

En contra de mis principios como profesional salí enfurecida y ni me volví al oír los gritos de la paciente mientras el guardia la golpeaba; continúe mi camino furiosa hacia la habitación de Helling.
Luke Helling, era lo que más aborrecía en este mundo; un violador pedófilo reincidente; así que espere en la puerta al guarda mientras me calmaba. 

Al entrar vi una mirada fría y calculadora que resaltaba sobre la camisa de fuerza que le sujetaba, sus ojos eran los de alguien sin conciencia; tome asiento frente a él a cierta distancia y comencé a hacerle preguntas.

:- Señor Helling según he leído en su historial usted tiene unos gustos sexuales bastante reprobables.-

:- Así que tú eres la nueva corderita del doctor McCormick; ¿ya has conocido al pequeño Paul?-

:- Aténgase a mis preguntas, ¿sufrió abusos de pequeño?-

:-Mi padre nunca me toco, mi gusto por los niños no tiene que ver con una infancia traumática; prefiero la carne fresca a la de las mujeres adultas; es más sabrosa.-

:-Si continua en esos términos creo que por hoy ha terminado nuestra charla; adiós.-

La rabia me consumía y me dirigí furiosa a la cocina para tomarme un té a ver si lograba relajarme, cuando caminaba por el pasillo vi una sombra torcer en un pasillo pero a causa de mi rabia no le di más importancia y continúe mi camino.

Encontré a la hermana Frances en la cocina, que me sirvió un té y tras estar charlando un rato decidí regresar a mis habitaciones; cuando me disponía a ir a dormir; algo en mi interior me hizo ir hacia la habitación de Paul.

Justo cuando doblaba el pasillo vi una sombra entrar en la habitación del pequeño y corrí alarmada; cuando entré vi a Paul gritando en un rincón y a Helling desabrochándose los pantalones; rápidamente cogí una jarra y le golpee en la cabeza.

A causa de los gritos aparecieron varios guardias y el director.

:-¿Qué ha sucedido aquí doctora?-

:- Que algún estúpido no ha cerrado con llave el cuarto de este animal y ha venido a abusar de Paul.-

:-Llevadle a su cuarto y cerrad con llave, mañana cuando despierte quiero que sea trasladado a la habitación de aislamiento:-

:- Doctor, si no hay problema querría que Paul pasara la noche conmigo para que se tranquilice ya que soy una de las pocas personas con las que se comunica y parece que confía en mí.-

:- De acuerdo doctora, Paul no es peligroso y si parece que confía en usted.-

Esa noche Paul durmió en mi cuarto y logró descansar; a la mañana siguiente decidí hacer una prueba, me dirigí con el niño a la biblioteca y le pregunté.

:-¿Sabes leer, te gustaría que leyéramos un libro?-

El muchacho miraba extasiado las estanterías, me cogió de la mano y señalo el cuadro diciéndome.
:-El vive aquí; le he visto, vive abajo.-

 Soltó mi mano, cogió un libro y se sentó a leer en silencio mientras yo le observaba pensativa y daba vueltas a sus palabras segura de que Paul jamás había entrado antes en la biblioteca ni había visto ese cuadro.

Mientras estaba metida en mis pensamientos una de las enfermeras vino corriendo a buscarme; Claire había sufrido una recaída y había intentado autolesionarse con una masiva pérdida de sangre, la habían trasladado a la enfermería del asilo.

Tras pedirle a la hermana que llevara a Paul a su habitación cuando terminara con el libro o él quisiera volver a su cuarto me dirigí corriendo hasta la enfermería; la muchacha tenía ambas muñecas vendadas y estaba aún inconsciente.

El doctor Hannigan estaba junto a la cama y me  dijo que la habían encontrado en el suelo con ambas muñecas abiertas y un pedazo de espejo junto a ella.

Por lo que había visto y hablado con Claire no me cuadraba un intento de suicidio; decidí hablar con ella en cuanto fuera posible; le dije al doctor que por favor me avisara cuando despertara.
Decidí dar una vuelta por el edificio y vi como trasladaban a uno de los pacientes en una camilla tras el doctor Gustaffson, caminé despacio detrás de ellos porque algo me daba mala espina y mientras observaba desde la puerta vi como ataban al paciente a una camilla pero lo que más me impresionó fue la bandera que vi en la pared; una bandera nazi.

Cuando el doctor Gustaffson comenzó a preparar el material quirúrgico deduje que iba a hacerle a ese pobre tendido en la camilla, una vivisección. 

Me alejé horrorizada y ya no sabía en quien confiar en la institución, regresé a mi habitación en espera de que Claire despertara y pudiese contarme porque había intentado suicidarse. Dos horas más tarde llamaron a la puerta de mi cuarto y cuando abrí descubrí a Paul en el pasillo.

:-Paul, ¿sucede algo?-

:- Alice, ¿Claire está bien?-

Le indique que pasará y me senté junto a él en la cama.

:- Claire esta herida, los doctores la están curando; cálmate va a ponerse bien.-

:-No quería matarse, ha sido el hombre que no ve la luz; hace daño a la gente; yo estoy seguro con esto.-

El niño se abrió la camisa del pijama y me enseñó un crucifijo de plata engarzado en una cadena, el instinto llevo mi propia mano a la cadena que colgaba de mi cuello.

Bajé a la cocina con el niño para buscar algo que comer y nos cruzamos con una hermana que corría a buscarme.

:-Doctora, Claire esta despierta y pregunta por usted.-

: Hermana, dele algo de comida a Paul mientras voy a la enfermería.-

El pequeño no quería soltar mi mano y su mirada de súplica me rompió el corazón por lo cual decidí que me acompañará a ver a nuestra enferma.

Cuando nos vio entrar la muchacha sonrió lánguidamente y nos acercamos a la cama, el niño le agarró la mano susurrando una canción.

:-Doctora le juro que no he intentado matarme, algo me atacó anoche.-

:-Claire, te creo; ¿pudiste ver quien era?-

El doctor Hannigan miraba compungido hacia mí y su gesto me indicaba lo que estaba pensando, que lo que decía la paciente eran sólo delirios; pero yo cada vez estaba más segura de que no eran delirios tras todo lo visto desde mi llegada.

Esa noche Paul junto a mi montamos guardia cerca de la cama, si ese animal volvía a atacar estaría preparada; la falta de sangre provocó pesadillas a la muchacha y estuvo delirando toda la noche.

Al alba fui a por algo de comida para los tres y al pasar cerca de las habitaciones de los internos oí un grito en la habitación de Hayden, llame a un guarda y cuando abrió la puerta el espectáculo era dantesco; el paciente se había ahorcado desnudo con las sábanas de la cama; por si alguien no ha visto jamás un ahorcamiento pasaré a describir la escena que nos encontramos al entrar. 

Hayden había hecho una soga con las sábanas, se hallaba desnudo y con una erección colgado sobre un charco de orina.

Fueron necesarios tres guardias para descolgar el cadáver y lo trasladaron a la enfermería hasta que incineraran su cuerpo ya que ningún familiar iba a reclamar el cuerpo.

Dos suicidios en menos de 24 horas ya eran demasiado raros, cada vez pensaba más que en ese lugar pasaba algo extraño.

Mientras hacía recuento de todo lo extraño que había sucedido: dos suicidios sospechosos, un pedófilo libre, un nazi trabajando en el asilo y experimentando con los pacientes, la obsesión de Paul con presencia demoníaca en el edificio y por último la posibilidad de que el paciente con porfiria fuera un vampiro.

Todo eso parecería una locura si no lo estuviera viviendo pero era totalmente real ya que yo tenía una mente racional pero no todo lo que sucedía allí podía explicarlo.

Regresé con la comida a la enfermería habiendo recomendado a los guardias que no pasarán con el cadáver por la sala donde se encontraban mis pacientes y no comenté nada de lo sucedido a ninguno aunque Claire notó en mi mirada que algo había sucedido.

:-Paul, ¿puedes traerme agua?; a la doctora se le ha olvidado.-

El muchacho me miró y asentí, Paul fue a por una jarra y vasos; cuando nos dejó solas la joven se incorporó y me preguntó.

:-Alicia, ¿qué ha sucedido?-

:-Hemos encontrado a Hayden ahorcado en su habitación, pero yo no creo que se halla suicidado; ese animal podía matar sin remordimientos pero jamás se habría matado siendo tan egocéntrico.-

:-Opino lo mismo, nunca se habría matado; ¿faltaba sangre en el cuerpo?-

:-Dudo que haya sido la misma persona que te atacó a ti.-

En ese preciso instante regresó el niño con el agua y guardamos silencio. Repartí la comida y el agua, para disponernos a recuperar fuerzas.

Los dos días siguientes compatibilice mi trabajo con cuidar a Claire y continuar con las lecciones del niño, que avanzaba prodigiosamente en su aprendizaje; hizo varios retratos de ambas juntas o por separado. 

Quise comprobar una cosa y me dirigí a la habitación del paciente de porfiria ahora que aún había luz solar. Al entrar en su habitación pude verle tumbado en la más completa oscuridad y lo primero que vi cuando mi vista se acostumbró a las tinieblas fue unos ojos rojos mirándome fijamente desde el jergón donde estaba tumbado.

:- Buenas tardes doctora, veo que me ha traído el desayuno; espero que la señorita Bishop se haya recuperado de sus heridas; me odiaría por matar a alguien con una sangre tan deliciosa.-

:-Eres un maldito monstruo, lograre que no vuelvas a ver un anochecer más.-

El vampiro se levantó de un salto y me agarró de ambos brazos y cuando fue a destrozarme la garganta la luz de fuera se reflejo en mi crucifijo y se apartó aceleradamente lo que me permitió salir de la habitación y poder ponerme a salvo gracias a la luz solar que se filtraba por los ventanales; justo cuando se asomó y la luz solar tocó su piel comenzó a chillar de dolor y huyó de nuevo hacia la oscuridad.

Sabía que debía eliminar de la faz de la Tierra a esa bestia y decidí hacerlo lo antes posible, antes del anochecer esa criatura infernal sería devuelta al lugar del que provenía.

Después de la comida decidí preparar todo para eliminarlo de una vez por todas antes de que volviera a atacar a alguien más; me dirigí a la biblioteca para ver si encontraba algo que me ayudara a cumplir esta misión auto impuesta.

Comencé a rebuscar algún libro en el que pudiera hallar información sobre cómo eliminar a esa abominación, con la idea que si no encontraba nada entre los libros recurría al método más clásico; cortarle la cabeza.

Tras varias horas leyendo libros y manuscritos en la biblioteca comprendí muy bien a lo que me enfrentaba.

Esa bestia alguna vez había sido humano pero había sido infectado y tras morir despertó a un estado de no muerte, su organismo no funcionaba como el de un vivo. No necesitaba respirar, ni alimentarse de algo ajeno a la sangre aunque para camuflarse entre sus presas no le estaba vedada la comida ordinaria. El fuego y la luz solar podían destruirlo; al igual que la decapitación.

Armada con un crucifijo y varios cuchillos grandes que cogí de la cocina me dirigí a devolver a ese monstruo al infierno del que procedía; caminé deprisa hacía su habitación y cuando me vio entrar en el cuarto sonrió mostrando sus colmillos; cuando le mostré el crucifijo y saqué el cuchillo su rostro cambio de expresión y se levantó dispuesto a atacarme; sus ojos en ese instante me recordaron más los de una bestia rabiosa que la mirada de un ser humano. Cuando se abalanzó sobre mí acerqué el crucifijo a su rostro y comenzó a gritar de dolor. 

Me empujó y antes de que me apartara de él clavé uno de los cuchillos en su vientre e intenté arrancarle las entrañas, pero logró zafarse y mientras intentaba arrancarse el cuchillo lancé un golpe mortífero a su cuello; aún no se de donde saqué tanta fuerza pero su cabeza se separó de su cuerpo y rodó por la habitación mientras su cuerpo se desplomaba en el suelo.

Rematé mi obra arrancando ese inmundo corazón maldecido por el Altísimo del pecho de esa criatura infernal.

Su sangre encharcó el suelo y al intentar salir de la habitación casi caigo de bruces al resbalar por la sangre viscosa vertida; Abandoné la habilitación sudorosa y decidí darme un baño para limpiar la sangre que me cubría  por que me sentía sucia. Tras terminar  me arreglé para bajar a cenar tranquila ya que tardarían en encontrar el cuerpo de esa aberración; ya que había cerrado la puerta con llave.

Tras una cena tranquila fui a visitar a Paul y a Claire sin encontrarlos en sus habitaciones, un mal presentimiento se agarró a mi pecho y decidí mirar en las habitaciones de mis otros dos pacientes; Hellen no estaba en la suya y cuando entré en la de Luke se abalanzó sobre mí, logré esquivarlo y al girar le golpee; lo que le hizo caer contra la mesa y golpearse el cuello rompiéndoselo.

Al continuar mi búsqueda escuché cánticos en los sótanos y como no encontraba a Paul ni a Claire haciendo de tripas corazón me dirigí a la sala de los guardias y cogiendo varios revólveres seguí el sonido de las voces. En el sótano hallé una puerta oculta que descendía aún más abajo.

Al final de las escaleras de piedra que parecían conducir al mismísimo averno desemboqué a un pasillo en el extremo del cual se escuchaban claramente los cánticos, atravesé una nueva puerta revólver en mano y vi algo que me paralizó; todas las mujeres del personal y Hellen giraban desnudas por una gran sala alrededor de dos altares donde se encontraban atados mis amigos. Los guardias estaban armados con espadas alrededor del cuarto y en el centro se hallaban los tres médicos cubiertos con túnicas negras; McCormick y Gustaffson empuñaban dagas, cada uno situado junto a uno de los altares.

Al fondo de la sala iluminada con candelabros podía distinguirse una estatua de un hermoso ángel cuya frente estaba coronada por unas astas de carnero.

Sin hacer ruido me arrastre tras una columna para observar oculta que sucedía dispuesta a actuar a la menor señal de peligro para mis amigos.

McCormick avanzó hacia el altar donde estaba atada Claire levantando la daga y abrí fuego, el director se desplomó con un tiro en el pecho y corrí a desatar a mi paciente.

Mientras apuntaba a todos lados con el revólver la muchacha desató a Paul y corrimos los tres dispuestos a huir de allí. Cuando salíamos un hermoso ángel idéntico al de la estatua se manifestó en el centro de la sala provocando con el batir de sus alas que varios de los candelabros cayeran prendiendo fuego a lo que había cerca inflamable.

Varios cortinajes y la alfombra con motivos satanistas que cubría todo el suelo de la sala ardieron como una tea y la cámara se convirtió en un caos de gritos, sorpresa y carreras.

Corrimos como si el diablo nos persiguiera sin mirar atrás y logré abatir a varios guardias disparando las pocas balas que quedaban en mi arma, Claire abatió a otros tantos con el revólver que le entregué; cuando salimos de aquel infame edificio bloqueamos las puertas con varios postes para que nada  ni nadie escapara mientras el fuego se propagaba dentro devorando el edificio y todas las almas impuras que se hallaban en su interior.

Mientras las llamas purificaban aquel edificio sacrílego una sombra alada escapó por uno de los ventanales, mientras se alejaba y desaparecía pudimos escuchar una risa que nos heló la sangre en las venas.

Claire, Paul y yo observábamos a cierta distancia como el edificio era pasto de las llamas y el fuego consumía aquel lugar de horror y sufrimiento; devolviéndoselo a sus legítimos propietarios en las profundidades del infierno. Mientras el fuego lo consumía hasta los cimientos nos alejamos en busca de una nueva vida para los tres tras los horrores sufridos allí.

Post escriptum.

Nos trasladamos a mi país y varias semanas después leímos en los periódicos la noticia del incendio que había arrasado el asilo para dementes de Castle Rock donde tantas cosas nos habían ocurrido, no hubo ningún superviviente en el fuego y aliviados nos miramos los tres sonriendo.



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