Era muy niña cuando empecé a leer a Stephen King, pero aun más pequeña todavía cuando me iba al videoclub de la mano de mi padre a llevarme a casa las películas más terroríficas que encontraba. Así que crecí viendo, entre otras, las pelis de Los chicos del maíz. Y, casualidades de la vida, el otro día Tony y yo nos encontramos con Children of the corn: Runaway, estrenada este mismo año (aunque no ha llegado a España). Por supuesto, decidimos verla aun imaginando que no iba a ser la película del siglo.
La película está protagonizada por Ruth, una chica embarazada que consigue escapar de la matanza de los niños asesinos del maíz. Trece años después, vive en la carretera con su hijo Aaron, huyendo de los fantasmas del pasado que no dejan de acosarla y de provocarle terribles alucinaciones. Finalmente, deciden establecerse en un pequeño pueblo de Oklahoma, pero su terrible y traumático pasado no piensa dejarlos vivir tranquilos.
La cinta es predecible en general, sobre todo en la "incógnita" principal, pero tiene también un giro inesperado con uno de los personajes que me gustó mucho. Sí que se me hizo lenta, pues los asesinatos se hicieron de rogar y ocurrieron todos prácticamente seguidos, pero aun así, la sangre y las vísceras los dominaron, por lo que me dejaron bastante satisfecha.
La peli está muy ligada con las anteriores y sigue, básicamente, el mismo ritmo. La ambientación me gustó mucho, ya que los pueblos perdidos de Estados Unidos tienen algo que me fascina, me encantaría hacer un road trip recorriendo sus carreteras desiertas y parando en cualquier sucio bar de carretera para comer una buena hamburguesa. De hecho, creo que eso fue lo que más disfruté de la peli, ver cómo comían en ese bar. No es una película que volviese a ver (se me hizo algo aburrida en ocasiones), pero no está mal para ver mientras comes unas palomitas o unas chuches, sobre todo si lo haces en buena compañía.
Lo mejor: la ambientación. El bar de carretera. La sangre.
Lo peor: predecible y lenta.
1 comentarios:
Genial crítica, solete. De momento, la dejo en el cajón de pendientes.
Un abrazo ❤️
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