Por los pasillos de Castle Rock Asylum, justo en el lugar donde Chica Sombra juega a ocultarlo todo, hemos encontrado al escritor Manuel Osuna. Y hemos aprovechado para hacerle unas preguntas.
¡Hola, Manuel! Lo primero, darte la bienvenida a Chica Sombra y Castle Rock Asylum. Cuéntanos, ¿cómo es un día normal en tu vida?
Muchas gracias a vosotras por invitarme. Que unas siamesas me entrevisten entre paredes acolchadas me parece escalofriante. Sobre mi vida diaria… pues es bastante corriente. Ni regento el Motel Bates ni vivo en una casa con Poltergeist. Soy muy observador, eso sí. Nunca se sabe qué situación puede inspirar una historia. Quizá la rutina y el trabajo hacen que mi mente se dispare y cree otras realidades, para compensar.
El thriller y el suspense están presentes tanto en tus relatos como en Asomados al vacío, tu primera novela, ¿qué tiene éste género que te llame tanto la atención?
Me gusta el suspense porque provoca tensión, te engancha. Nada mejor que necesitar devorar más páginas para saber qué va a pasar. Además, escribo alternando momentos terroríficos con otros de humor, porque la vida es así, una mezcla de géneros.
Asomados al vacío está ambientado en una época brillante para todos los amantes del terror, los 80. ¿Qué recuerdas con más terrorífico cariño de aquellos años?
Lo más terrorífico de aquellos años era, en clase de gimnasia, dar una voltereta en el plinto. Y mi recuerdo más cariñoso se lo llevan las películas de terror en VHS. Me encantaba alquilar las sagas de Pesadilla en Elm Street, Viernes 13 o el Muñeco Diabólico. Y las adaptaciones al cine de las novelas de Stephen King: Carrie, El resplandor, Los Chicos del maíz… No entiendo mi infancia y adolescencia sin pasar por el videoclub.
Cada vez que oigo lo del autobús escolar mi mente viaja a Freddy Krueger como conductor. ¿Has pasado alguna vez miedo durante alguna excursión?
La verdad es que no. Me gustaría poder contaros alguna anécdota increíble, pero creo que lo más peligroso y emocionante habrá sido algún frenazo en un autobús, con desequilibrio de pasajeros incluido.
Has realizado varios relatos, algunos han sido premiados y otros recopilados para Laberintos. ¿Cómo fue el paso de relato a novela?
En realidad, primero fue la novela y después, los relatos. Empecé con “Asomados al vacío”, pero se quedó hibernando. Si no eres conocido, difícil que una editorial se moleste en leer tu manuscrito. Así que decidí escribir historias cortas para participar en concursos literarios donde sabía que al menos el jurado sí las leería, y tuve la suerte de ser premiado en varias ocasiones. Más tarde publiqué los 13 relatos más inquietantes en Laberintos, con Editorial Círculo Rojo. Creo que los relatos son considerados injustamente como los hermanos menores de la novela, pero a mí me han dado muchas alegrías, así que los seguiré defendiendo y escribiendo.
El cine también es importante en tu narrativa. ¿Qué nos podemos encontrar en Hollywood Boulevard: microrrelatos de cine y TV?
Hollywood Boulevard nació gracias a Antonio Cruz, editor de Ravenswood Books Editorial, que me propuso volcar mi pasión por el cine en forma de microrrelatos. Caminando por este paseo de la fama os encontraréis con clásicos del cine y de la televisión a los que les doy una vuelta de tuerca, una continuación o un final alternativo. También con algún que otro crossover: lo mismo podemos ver a Forrest Gump en la consulta del Dr.House que a Marty McFly viajando al Jurásico con su DeLorean.
¿A qué le teme Manuel?
A algunos comportamientos del ser humano. Somos capaces de lo mejor y de lo peor. Me asusta y me indignan la crueldad y las injusticias. Los verdaderos monstruos se encuentran en la mente de algunas personas.
¿Nos puedes contar algo sobre tus próximos proyectos?
Mi idea es seguir con más relatos y con una segunda novela en la que no faltarán crímenes y humor cotidiano. Marca de la casa.
Para terminar, darte mil veces las gracias y hacerte una última pregunta: ¿eres feliz?
Uf… es la mejor pregunta. Y la más importante de todas. Sería muy desagradecido si dijera que no soy feliz, tengo salud y gente que me quiere, pero también puedo confesaros que la vida no ha resultado como yo la imaginaba. Aún así, creo que la felicidad no es un estado permanente, viene por momentos, unos te llegan y otros tienes que buscarlos. He vivido muchos muy buenos y confío en que los mejores estén por llegar.
3 comentarios:
Un placer, como siempre, torturar a pacientes contigo <3
Gracias a las dos por contar conmigo para esta sala de torturas. Al final me ha gustado y todo, me lo haré mirar... XD
Tamara: Lo mismo digo, solete ❤️
Manuel: un placer tenerte por nuestros pasillos, veo que lograste salir medio ileso 🤣
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