¿Por qué se meten
todos en el mismo saco?
Los zombis. Esos incomprendidos sedientos de carne humana
que a los humanos les encanta disparar en la cabeza.
Desde que George A. Romero reinventara el género en 1968 con
La noche de los muertos vivientes, se han convertido en uno de los personajes
más recurrentes en los diferentes campos del terror.
Y de eso trata este pequeño reportaje.
En el cine tenemos el placer de ver diferentes tipos de
zombis: lentos como los de Romero y rápidos como los que podemos encontrar en
uno de sus remakes, Amanecer de los muertos (2004), de Zack Snyder.
Pero no vamos a hablar de eso, si no de la confusión a la
hora de juntar zombis, infectados y poseídos en el mismo saco. Y os traigo unos
ejemplos.
La estupenda 28 días después (2002) de Danny Boyle. Ese film
inglés con un principio similar a la novela gráfica y éxito televisivo The
Walking Dead (y que ambos creadores achacan a una mera casualidad).
En esta película nos presentan un Londres devastado por un
poderoso virus que transforma a los humanos en unos seres violentos y caníbales
que lo único que quieren es hincarte bien el diente. Bien, algunos catalogan de
zombis a los atacantes; en mi caso, discrepo.
Para empezar un zombi debe estar muerto, cosa que estos
infectados no lo están, ya que como bien dicen más adelantes, mueren por
inanición.
El virus de la ira (o rabia) no mata al huésped, sino que lo
transforma. El virus o infección zombi termina con la vida del infectado antes
de transformarlo.
En su secuela, 28 semanas después, vemos el mismo patrón:
personas infectadas que atacan a otras, y descubrimos como una anomalía
genética hace inmunes a dos personas de la trama.
Pasemos ahora a los poseídos.
La saga REC, creadas por Jaume Balagueró y Paco Plaza estaría
catalogada en este apartado, con algunos matices, si hacemos caso al final de la
primera parte y a la segunda, ya que por lo que se dice en ellas, los
científicos logran aislar la posesión de la Niña Medeiros y transformarla
en una especie de virus controlado por ella.
En algunos sitios he visto que la catalogan en cine zombi,
pero volvemos al punto anterior: los infectados no están muertos.
Su tercera parte, dirigida por Plaza, podemos ver una película
más gamberra y con litros de sangre, que me recuerda (y mucho) a Posesión
Infernal, de Sam Raimi y Braindead, de Peter Jackson, si bien podría ser una
mezcla de ellas por los poseídos (Raimi) y los infectados (Jackson).
La cuarta y última parte, de Balagueró, es la que mezcla más,
dándoles a los poseídos/infectados un aspecto más zombi. Pero ojo, sólo tienen
eso de zombi, ya que a pesar de ser más violentos que en las entregas
anteriores, en esta ocasión se asemejan y mucho a los infectados de 28 días
después.
Además de estos ejemplos, existe un largo etcétera de films catalogados Z que no lo son.
En resumen, ya sean zombis, infectados o poseídos, el cine
de sangre y casquería está viviendo uno de sus mejores momentos después del
auge de los 80 del cual los aficionados al género disfrutamos por igual.
Y es que, ¿a quién no le gusta una buena película
gore?
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