lunes, 18 de agosto de 2014

James Wan, terror clásico en pleno siglo XXI

James Wan (Kuching, Malasia, 26 de febrero de 1977) se ha convertido indiscutiblemente en uno de los directores más importantes del cine de terror.

Puede que su primera película, Stygian (2000), pasara algo desapercibida (aunque ganó el Best Guerrilla Filme en el Melbourne Underground Film Festival), pero su corto Saw (2003) se convirtió un año más tarde en una de las películas más rompedoras de 2004. La idea de un asesino en serie que secuestra a sus víctimas y las obliga ha luchar por su vida hizo de la película inicial una franquicia que cuenta con siete partes hasta la fecha. Aunque Wan fue director sólo de la primera parte, participó como guionista hasta la cuarta, y como productor en todas salvo la primera entrega.

Dead Silence (2007) fue su primera incursión al cine de terror. Y es que, ¿a quién no le dan miedo los muñecos de ventriloquia? Tan siniestros y humanos… Por algo Mary Shaw decía que eran sus hijos, y menudos hijos. La historia nos muestra el pequeño y antaño acogedor pueblo de Ravens Fair, donde Mary Shaw, al ser sospechosa de secuestrar y asesinar un niño, es atacada por una muchedumbre enfurecida. Le cortan la lengua y la matan, enterrándola con su colección de muñecos, o hijos, como ella los llama. Su muerte provoca una maldición que recaerá en todos los habitantes del pueblo. Sin entrar más en la trama, por si alguien no la ha visto aún, sólo hacer una advertencia: “Cuidado con los ojos de Mary Shaw, ella no tiene hijos… sólo muñecos, y si en tus sueños la ves, no debes gritar o tu lengua te arrancará.”

En su tercera película, Death Sentence (2007), trató el tema de la venganza a través de un padre de familia, interpretado por Kevin Bacon, el cual presencia la muerte de su hijo mayor a manos de unos pandilleros en un rito de iniciación de uno de sus miembros. Lleno de odio, empieza una ola de violencia que acaba en un trágico final.

Y a partir de aquí empezó un maratón de cine de terror puro y a la antigua usanza. Insidious (2010) nos
adentra en un mundo de demonios y sueños. La familia Lambert se muda a un nuevo hogar. El matrimonio y sus tres hijos pequeños viven tranquilos hasta que el mayor de sus retoños, Dalton, entra en un extraño coma del cual los médicos no tienen explicación. Renai (Rose Byrne), cree que la casa encantada y fuerza a Josh (Patrick Wilson) a mudarse de nuevo. Pero en la nueva casa siguen pasando cosas extrañas, por lo que interviene la madre de Josh, Lorraine (Barbara Hershey), asegurando que también ve cosas en la casa y que soñó con un ser demoníaco en la habitación de Dalton. Lorraine llama a una vieja amiga, Elise (Lin Shaye), que llega con sus dos ayudantes Specs (Leight Whannell) y Tucker (Angus Sampson). Elise ve al mismo ser del sueño de Lorraine en la habitación del niño, y les dice a los Lambert que no es su casa la que está encantada, sino su hijo y que un demonio lo está acechando para poseer su cuerpo. Descubrimos también que tanto Josh como Dalton tienen el poder de la proyección astral, la cual consiste en abandonar su cuerpo cuando. Los recuerdos de Josh fueron borrados por culpa de una anciana que lo acechaba de niño, por lo que no sabía nada de su don y acepta volver a activarlo para traer a su hijo de vuelta y separarlo del ser demoníaco que quiere apoderarse del cuerpo de Dalton.

Con acertados toques de tensión y una buenas historia y reparto, Insidious es uno de los films más terroríficos de los últimos años. Su secuela, Insidious: Chapter 2 (2013), seguimos los pasos a la familia Lambert y empieza con los acontecimientos finales de su precuela (que no vamos a explicar para no hacer spoilers). A pesar de que en esta ocasión enseñan algo más y los seres que les acechan tienen historias más elaboradas (ya no es un demonio puro, sino una persona malvada), podemos decir que es una más que digna segunda parte que da buenos momentos y nos aclaran todas las dudas que nos pudo dejar su predecesora.

The Conjuring/Expediente Warren, estrenada también en 2013, es otro ejemplo de por qué Wan es actualmente uno de los mejores directores de terror. Basado en hechos reales, nos presenta a Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson –que repite con Wan- y Vera Farmiga), un matrimonio formado por un demonólogo y una vidente que ayudan a las personas que tengan problemas con el mundo sobrenatural. Al principio del film también nos muestra la que será la protagonista de un spin off basado en esta película, la maléfica muñeca Annabelle, que verá la luz en octubre de 2014. Pero volvamos a The Conjuring. Cuenta la historia de la familia Perron, los cuales se mudan a una nueva casa y son acechados por varios espíritus que rondan la casa. Carolyn (Lili Tayler) es la que más sufre los acosos del ser más peligroso del lugar. También sus cuatro hijas sufren el acoso de diferentes entes. Los Warren acuden a la llamada de Carolyn y descubren el horrible secreto que la vieja casa esconde.

Buena ambientación, actores y guión. Juega mucho con el terror psicológico, mostrando poco al principio hasta llegar al apoteósico final. La fotografía e iluminación recuerdan mucho a las clásicas películas de fantasmas como Amityville o algunos de los títulos de la Hammer.

Si bien su próximo trabajo es en la franquicia de acción Fast&Furious, y  aunque haya decido alejarse oficialmente del terror durante un largo tiempo, esperemos que no tarde muchos años en traernos nuevas e inquietantes historias que nos pondrán los pelos de punto y no solo como guionista y productor.

Porque esperemos que Wan vuelva al terror lo antes posible, y ésta vez para quedarse.

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