¿Quién no conoce la historia de Amityville? ¿Quién no ha leído sobre ella o ha visto alguna de las películas que se han rodado sobre esta casa poseída? Pues bien, esta última adaptación nos lleva a esa casa cuarenta años después de los terribles sucesos acontecidos allí. Una madre se muda al lugar con sus tres hijos, uno de ellos en coma, para ver si la energía de la mansión puede hacer que el chico mejore. Muy pronto, Belle, la hija adolescente, se dará cuenta de que lo que está postrado en esa cama ya no es su hermano.
Lo que me ha chirriado al principio es que Belle sea la típica adolescente toca huevos que, cuando hay una mudanza por motivos económicos o familiares, tiene siempre la cara que le llega al chichi, como si el mundo se fuese a terminar por mudarse de barrio o de ciudad. De verdad que no soporto ese comportamiento. Así que, de primeras, me ha caído mal la chica. Es verdad que luego parece que se espabila un poco y deja el egoísmo a un lado, sobre todo porque quiere salvar su bonito culo y el de su hermana Juliet.
Cuando su hermano despierte del coma, su madre estará la mar de contenta, pero la chica sabe que algo no anda bien, que una presencia maligna los acecha. Su compañero de clase, un friki amante de las historias de terror, le enseña los libros y películas basados en la historia de su nueva casa, y Belle decide bajar al sótano y abrir la habitación roja para intentar frenar la desgracia que se les viene encima.
No es la película del año, está claro, ni tampoco la mejor de Amityville, pero es cierto también que es muy disftutable y entretenida, y que tiene algunos sustos de estos que hacen que te tragues las palomitas sin masticar. Una secuela que es más de lo mismo, previsible, pero con la capacidad de hacerte pasar un buen (o mal) rato.
Lo mejor: el friki de turno. Algunos sustos.
Lo peor: es más de lo mismo.
2 comentarios:
Seguro que acabaré echándole un ojo, estas pelis me pueden xD
Genial crítica, preciosa 😊❤️
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