No lo tenía nada fácil esta película. Por un lado, resulta ser una conversión a largometraje de un corto de hace unos años. Y todos sabemos que estirar algo tiene sus peligros. Y por otro, resulta ser una nueva película Z, donde a estas alturas sorprender está más que complicado. Pero al final, Cargo logra salir bien airosa de ambos frentes, suponiendo un nuevo tanto para Netflix y sus producciones fílmicas.
La trama es similar al corto de 2013, aunque con ciertos añadidos: Un padre debe de buscar un lugar seguro para su hija recién nacida antes de que una extraña infección lo convierta en un muerto viviente.
Está bien contar con los artífices del corto, quienes en verdad tenían más que ofrecer a parte de alargar una escena 105 minutos. Cargo resulta transitar por derroteros menos convencionales en este tipo de cine. No temiendo dar juego al drama y parte sentimental del relato. Al que tiene mucho que agradecer el tener a Martin Freeman como padre en la ficción de la pequeña Rosie.
Por supuesto, no puede evitar caer en clichés del género. Y desde luego que la parte central es lo más sangrante de la propuesta. Pero una vez superado, la película vuelve a coger fuerza.
Como decía, esta conversión tiene añadidos respecto a su "hermana pequeña". Sobre todo el aprovechar el, ya de por sí, desolador ambiente australiano y todo lo concerniente a los aborígenes. Esta subtrama casi que se merecía de por sí toda una película a parte. Aporta todo un tono de misticismo que es muy de agradecer.
Otro tanto de cara a la originalidad de Cargo está en sus zombis. Aunque cortados por el patrón Romeriano de cadáveres renqueantes. Resulta que tienen unas cuantas particularidades que los hacen únicos y diferentes en este explotado género.
Cargo por fin rompe con el mal habito de alargar sin necesidad cortometrajes de género y resulta ser también un recomendable film Z.
Lo Mejor: Sus zombis. La trama de los aborígenes.
2 comentarios:
Como buena amante de los zombies, esta me la apunto :)
Más que apuntada, el corto me encantó. Genial crítica, Rubén 😊
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