Los demonios que
acechan en la oscuridad.
{CUIDADO: Contiene SPOILERS de la película}
Cuando se anunció la nueva entrega de la saga Insidious,
debo confesar que me entusiasmé. Soy fan de las películas de James Wan y su
atmósfera cuidada y efectista. Si bien me entristeció saber que no contaban
con él en la dirección, darle el relevo a Leigh Whannell me pareció un
acierto, ya que fue el escritor de los dos films anteriores. Y es que, ¿quién
mejor para hacer una precuela que el creador de la historia original?
La trama comienza con Quinn Brenner (Stefanie Scott), una
adolescente que cree que el espíritu de su madre, fallecida hace un año,
intenta comunicarse con ella. Quinn visita a Elise Rainier (Lin Shaye), vidente
atormentada por sus propios demonios, que accede a ayudarla a regañadientes.
Después de una desafortunada sesión en casa de Elise, ésta le advierte de los
peligros que conlleva hablar con los muertos, ya que cualquiera puede oírte.
Y a partir de aquí el demonio que acecha a la joven Quinn
hace acto de presencia, provocando que tenga un accidente de coche donde se
rompe las dos piernas. En el hospital, consigue ver más de cerca al espíritu
maligno que la persigue, y al despertar, parece que éste se ha hecho más
fuerte.
Al volver a casa, junto a su padre y hermano pequeño, los
fenómenos extraños empiezan a acosar a Quinn.
Sean Brenner (Dermot Mulroney), preocupado por el estado de su hija,
decide convencer a Elise de que les ayude. La vidente accede de nuevo, pero al
introducirse en el mundo de los muertos, una “vieja amiga” intenta asesinarla,
por lo que, asustada, abandona a la familia a su suerte.
Después de que el Hombre que no puede respirar la visite una
noche, y hablar con un colega de profesión (Carl, al que pudimos ver en
Insidious 2), decide ayudar finalmente a los Brenner y enfrentarse al espíritu maligno que acosa a Quinn: un demonio diferente a los que se ha enfrentado antes, ya
que no quiere poseer el cuerpo de la joven, si no robarle el alma y poder así
torturarla en la eternidad.
Ruidos y golpes en techo y paredes, grietas, objetos que se
mueven en la oscuridad, y un hombre con máscara de gas que atormenta a la
protagonista en mitad de la noche, son los ingredientes elegidos en esta
precuela para asustar al espectador. Y consigue que demos más de un salto en la
butaca.
Cabe destacar la aparición de dos “antiguos colegas”: los
carismáticos Specs (Leigh Whannell) y Tucker (Angus Sampson), asiduos a la saga
y siendo el toque cómico de la misma. Son de agradecer los minutos que se dejan
ver en pantalla.
También volver a ver a Parker Craine aka La Dama de Negro atacando a
Elise y prometiéndole que iba a morir en sus manos estrangulada (cosa que
cumplió) es un gusto, al igual que la escena final, donde podremos disfrutar del Demonio de la cara roja apareciendo de pronto en pantalla, provocando más de un
sobresalto y grito nervioso.
La película da lo que promete. Escenas de terror y
continuidad con las anteriores, o mejor dicho, con los posteriores films: vemos
como se forma el equipo de Elise y sus dos ayudantes, y hace referencia a la
familia Lambert al mencionar el caso de Josh de niño.
El demonio de esta entrega puede que sea el malvado más
flojo de las tres cintas, si bien en sus apariciones puede inquietarnos (y es
que, si añadimos a la caracterización el sonido de alguien a quien le cuesta
respirar, lo mínimo que provoca es que nos estremezcamos ante su presencia). Y
su aparición nos puede recordar a la primera parte y el demonio de la cara
roja, ya que si bien le conocemos, no sabemos nada de su origen, a diferencia
de Insidious 2, donde nos descubren el origen de Parker Craine.
Las actuaciones son correctas, destacando a Lin Shaye, que
lleva todo el peso del film al interpretar a una Elise diferente a lo que
habíamos visto antes: una mujer atormentada y deprimida, con miedo a utilizar
su don por culpa del fallecimiento de su marido un año atrás y su intento de ir
al mundo de la oscuridad en su busca. A lo largo de la cinta vemos su
evolución, y finalmente, se convierte en la vidente afable y fuerte a la que estamos
acostumbrados.
Stefanie Scott cumple como la joven sufridora de un demonio
acechador, y el resto del reparto apoya las interpretaciones principales
haciéndolas convincentes.
El director, Leigh Whannell, bebe de Wan en cada escena,
aprovechando la oscuridad en los momentos clave, y ayudándose de los efectos
de sonido para sobresaltar al espectador.
Puede que su mayor error resida en el guión. A pesar de ser
el mismo Whannell el encargado de toda la saga, es algo más light que los demás,
sintiendo que falta algo, y haciendo un final más edulcorado que de costumbre.
A pesar de este punto, Insidious 3 es un film con el que
todo amante del terror va a disfrutar, en mayor o menor medida, y seguro
consigue que des más de un respingo en el asiento.
Recomendable para los amantes de la saga Insidious o para los que quieran pasar un buen (o mal, si os asustáis con facilidad) rato en el cine.
Por cierto, atentos al cameo de James Wan en la primera parte de la película.
2 comentarios:
Gran crítica! La vi hace poco y me gustó bastante
Muchas gracias, la verdad es que pasas un buen rato en la butaca :)
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