lunes, 25 de enero de 2016

Crítica Evil Dead (Posesión Infernal)




Evil Dead (también conocido en nuestro país como Posesión Infernal), es ese inolvidable título ochentero dirigido por Sam Raimi (Spiderman, Arrástrame al Infierno), que supuso el inicio de una entrañable trilogía, muy alabada y querida por muchos de los aficionados al cine de terror. Con un ínfimo presupuesto, efectos especiales puramente caseros, un argumento sencillo y una buena dosis de humor negro, Raimi consiguió meter el miedo en el cuerpo a millones de espectadores. Y conseguir que Evil Dead, fuese un título de culto. Y que su protagonista Ash Williams (Bruce Campbell), pasase a convertirse en un personaje icónico, al igual que Jason Voorhees, Freddy Krueger o Leatherface. ¿Qué seguidor del cine de terror no se acuerda de ese hombre armado con una motosierra y una vieja escopeta, enfrentándose a los terribles males que liberaba el Necronomicón Ex Mortis

Director y actor, pasaron a guionizar y producir un reboot, tan odiado como amado, en 2013. Y cedieron la difícil tarea de dirigirlo, al primerizo director uruguayo Fede Álvarez. Quien sorprendió gratamente al propio Raimi con su cortometraje Ataque de Pánico! (que animo a ver) y motivó a que este joven se pusiese delante de las cámaras.



La película nos cuenta la historia que ya conocemos. Aunque con ciertos cambios. Sobre todo, se nota como han decidido primar en el gore y el terror, sacrificando el humor negro, tan característico de la franquicia. Algo que seguro que hizo que los seguidores más acérrimos de la saga, ya no se tomasen nada bien este reboot.

El comienzo de la cinta es toda una declaración de intenciones. Y nos enseña una especie de prólogo, que muestra un poco de lo que nos espera a continuación: terroríficas posesiones, extrema violencia, y sangre. Mucha sangre.



El primer tercio de la película nos presenta a los protagonistas, la cabaña, y el descubrimiento del maléfico Libro de los Muertos. Pero es poco después de la famosa escena de las ramas, cuando comienza la acción, que no se detiene hasta que termina el film. Ver esta película es como subirse a una montaña rusa…del terror. Una montaña rusa que te atrapa y no te deja escapar hasta que todo termina.

La película es muy buena. Y confiaría en que gustará a todos los fans de la trilogía original, aunque sé que no será así.



Uno de los puntos fuertes de la cinta son sus efectos especiales. Que siguen defendiendo los maquillajes y prótesis (cosa que difiere con el primer corto de Fede, que era puro CGI). Por lo que el festín de sangre y miembros cercenados que os espera, es digno de los paladares más exigentes.

Otro punto, es la ambientación, los decorados y las localizaciones. Desde la destartalada cabaña, pasando por el tétrico bosque y llegando al oscuro sótano. Todos esos escenarios se muestran también como silenciosos enemigos de nuestros protagonistas.



Y por último (pero no menos importante) está la banda sonora. Compuesta por el español Roque Baños. Quien ha compuesto la banda sonora de varias películas de Alex de la Iglesia (El Día de la Bestia, La Comunidad). Roque, consigue hacer aún más aterradora la película, con esos atronadores tambores, trompas y demás instrumentos, que no nos auguran nada bueno. Sin duda, esta banda sonora le viene como anillo al dedo a esta película. 

Definitivamente. Este reboot me ha gustado mucho. Aunque el espíritu de la original se difumina, rezuma frescura y es un nuevo título de referencia del cine de terror actual.



Lo Mejor: El aterrador tour de force que es.

Lo Peor: El sacrificar el humor negro la pone en el punto de mira de los más militantes de la trilogía clásica.




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