Scream es, fue, y seguirá siendo, un título a tener muy en cuenta en el género de terror. Y por supuesto, en el cine slasher. Wes Craven (Pesadilla en Elm Street, El Sótano del Miedo) dio vida al fantástico guión de Kevin Williamson (The Following, Stalker) que parodiaba y homenajeaba por igual a este género. Por no hablar de que fue el título que supuso el resurgimiento del slasher en los noventa. Llegando a tener unos años después su propia parodia (Scary Movie) y acabando convirtiéndose en otra saga, cuya cuarta entrega nos llegó hace tan solo cuatro años, y dividiendo mucho al público, entre los que pedían a gritos (y nunca mejor dicho) una quinta parte y los que preferíamos un merecido descanso para la saga.
Pero al final nada de descansos para Ghostface, quien cambiaría la gran por la pequeña pantalla. Continuando con esta práctica, cada vez más usada, de realizar series a partir de famosos títulos de terror (Bates Motel, Hannibal, La Semilla del Diablo, Ash Vs Evil Dead, Damien...).
Las quejas y el desagrado comenzaron ya con la elección del formato. Pero fue el anuncio de que Mtv la estrenaría, lo que prendió la mecha. Esta no es la primera serie de temática terrorífica del canal, pero si tomamos como referencia Teen Wolf (que no deja de ser un producto puramente teen) o Death Valley (que a pesar de ser una propuesta original y sangrienta fue cancelada al poco de estrenarse), las pocas esperanzas puestas en esta serie de Scream desaparecían al pensar que Mtv se aprovecharía para realizar un Pequeñas Mentirosas 2.0 (el tema de los secretos personales de los personajes es un tema muy recurrente en la saga de Craven).
Los detalles que seguían llegando hacían aumentar la sensación de decepción: La serie sería un reboot que se basaría más que adaptaría Scream. Kevin Williamson no estaría en el proyecto, y Wes Craven apenas ejercería de productor, ni dirigiendo siquiera el piloto. Rumores como que se titularía Hush y el notición de que el asesino no tendría la icónica y fantasmagórica máscara, hicieron que muchos ya dijesen adiós al proyecto mucho antes de su estreno. Y los avances y promos tampoco consiguieron animar los ánimos del personal. La cosa no pintaba nada bien para esta serie.
Aunque fui de los que desconfiaban bastante del proyecto en un principio. No pude evitar darle una oportunidad. Sobre todo tras ver una curiosa promo en la que salían los protagonistas muertos. Una buena forma de captar la atención, la verdad.
Tras ver el piloto, tenía sentimientos encontrados. Por una parte, las libertades que se tomaron a la hora de dar el nuevo lavado de cara a Scream, me disgustaron enormemente en un principio. Y no, no me refiero el adaptarla a las nuevas generaciones, teniendo en cuenta que Scream 4 ya actualizaba los métodos del asesino para contactar con sus víctimas (atrás quedó ese aparatoso teléfono inalámbrico que sostenía Drew Barrymore, antes de que Ghostface le hiciese su visita mortal en la primera entrega). Hablo de todos los cambios respecto a la misma mitología de la saga. Desde llamar Lakewood al pueblo (¿tan difícil era dejar Woodsboro?). El dar esa historia de psychokiller deforme tan ochentera. Cambiar los nombres a los personajes que claramente se basaban en los icónicos de la saga... Pero por otra parte, no podía negar que lo que acababa de ver estaba muy por encima de lo que esperaba. Y que la serie tenía potencial.
No tuve que esperar mucho para confirmarlo. Scream acabó siendo una buena serie cuyo visionado disfruté más que la esperada segunda temporada de True Detective.
No mentiré. La serie está pensada para las nuevas audiencias y la generación Mtv. Pero no hay problema para que un fan veterano de Scream pueda disfrutarla de igual manera que uno que nunca haya oído hablar de Woodsboro o Ghostface. A pesar de su lavado de cara, el espíritu que hizo grande a la franquicia sigue ahí.
El cambio de formato no le ha sentado mal. A pesar que ya en el primer episodio, en la estupenda charla sobre películas de terror, el personaje de Noah (mi favorito) decía que era impensable la idea de hacer una serie slasher, la propia serie ha acabado demostrando que sí que se puede.
Se nos presenta al típico grupo de adolescentes clichés (¿no os habéis enterado de que es un slasher?). Y confirmando las palabras del ya citado Noah, los iremos conociendo y preocupándonos por (unos cuantos) de ellos. Porque ahí reside el secreto de un buen slasher. Cualquiera de ellos puede pasar por el cuchillo del asesino en cualquier instante, hay que conseguir que, si ocurre eso, el espectador no bostece. Que sufra con la muerte. Y sí, ya lo dije. No llegaremos a encariñarnos con todos. Pero no se le va a poder negar a la serie el haberlo intentado. Hasta el personaje de la niña guapa y rica sufre una de los mejores procesos de maduración de personaje que servidor ha visto en este género.
Mis favoritos acabaron siendo el friki y eterno virgen Noah (John Karna) y la curiosa sexual Audrey (Bex Taylor-Klaus) que conforman una de las mejores parejas ficticias (de amigos) que he visto en la ficción. De hecho, la protagonista (Willa Fitzgerald) acabó cayéndome fatal. Y es cierto que la pobre lo ha intentado, y su personaje sufre (y no poco). Pero las comparaciones son odiosas. Y el personaje de Neve Campbell (Tango Para Tres, Scream 2) sigue muy presente a la hora de visionar la serie. ¡Larga vida a Sidney Prescott!
Cómo no, la serie no se librará del toque Mtv. Los amoríos estarán muy presentes, los actores son debutantes guaperillas y caras bonitas, alimentando la sensación de perfección que pretenden vendernos los americanos con sus películas y series. A lo largo de los episodios, aparecen en la pantalla carteles que nos informan del título y el grupo de las canciones pop que amenizan algunos momentos (no olvidemos que se supone que es un canal musical). Y incluso veremos aparecer hashtags para que los espectadores estén más ocupados en comentar por Twitter el capítulo, que en atender a lo que está ocurriendo en Lakewood.
Hablemos del tema sangriento. Y para tranquilizaros, os aseguro que en ese apartado la serie no decepciona. No se olvida de que es un slasher, y no nos libaremos de la montaña de cadáveres. Con muertes que pasan de las clichés, hasta algunas bastante inesperadas y memorables.
En cuanto al nuevo Ghostface, más de lo mismo. Para nada ha sido una decepción. Empezando por los nuevos medios que utiliza para sembrar el terror (hasta veremos un gif de uno de sus asesinatos), pasando por su nueva máscara (tema muy criticado y que servidor cree que es un cambio necesario. Nadie puede negar que tras Scary Movie, esta máscara ha generado más mofas que sustos), hasta llegar a la sorpresa de quién se oculta tras ella.
Y como comenté antes, el espíritu Scream sigue muy presente. Con referencias a títulos y reglas del género (aunque no nos libraremos de las alusiones de series actuales como The Walking Dead o American Horror Story), momentos de autoparodia, tramas de secretos personales, el Cluedo personal que se marca el espectador para saber quién se esconde tras la máscara, y el ya conocido juego del gato y el ratón vía telefónica (Hi, Emma).
Con todo esto, esta serie ha acabado siendo una verdadera sorpresa. Por supuesto, ha ayudado mucho que se emitiera en pleno verano.Y la verdad es que es la mejor época para disfrutar de este refrescante divertimento. Porque sí, la serie no es más que un entretenido divertimento. No busca desbancar a la saga cinematográfica (de hecho, creo que será una estupenda invitación para descubrirla), y hasta ha servido como emotivo homenaje al recientemente fallecido Wes Craven (imposible no soltar una lagrimilla antes de empezar el último episodio y leer ese "Thanks for the screams").
Terreno escabroso será el ver cómo la continúan (ya está confirmada la segunda temporada). Aunque con el cliffhanger típico de slasher que han dejado en los últimos minutos como para no atreverse a hacerlo.
Si eres un fan de Scream, te animo a que dejes a un lado tus prejuicios y que le eches un vistazo. Te aseguro que acabarás pasando un buen rato. Y para el que no, te reto a descubrir quién se oculta tras la máscara de Brandon James y no gritar en ningún momento.
Lo Mejor: Cumple a la hora de entretener. Los personajes de Noah y Audrey.
Lo Peor: Los cambios respecto al material que adapta y el personaje de Emma.
Pero al final nada de descansos para Ghostface, quien cambiaría la gran por la pequeña pantalla. Continuando con esta práctica, cada vez más usada, de realizar series a partir de famosos títulos de terror (Bates Motel, Hannibal, La Semilla del Diablo, Ash Vs Evil Dead, Damien...).
Las quejas y el desagrado comenzaron ya con la elección del formato. Pero fue el anuncio de que Mtv la estrenaría, lo que prendió la mecha. Esta no es la primera serie de temática terrorífica del canal, pero si tomamos como referencia Teen Wolf (que no deja de ser un producto puramente teen) o Death Valley (que a pesar de ser una propuesta original y sangrienta fue cancelada al poco de estrenarse), las pocas esperanzas puestas en esta serie de Scream desaparecían al pensar que Mtv se aprovecharía para realizar un Pequeñas Mentirosas 2.0 (el tema de los secretos personales de los personajes es un tema muy recurrente en la saga de Craven).
Los detalles que seguían llegando hacían aumentar la sensación de decepción: La serie sería un reboot que se basaría más que adaptaría Scream. Kevin Williamson no estaría en el proyecto, y Wes Craven apenas ejercería de productor, ni dirigiendo siquiera el piloto. Rumores como que se titularía Hush y el notición de que el asesino no tendría la icónica y fantasmagórica máscara, hicieron que muchos ya dijesen adiós al proyecto mucho antes de su estreno. Y los avances y promos tampoco consiguieron animar los ánimos del personal. La cosa no pintaba nada bien para esta serie.
Aunque fui de los que desconfiaban bastante del proyecto en un principio. No pude evitar darle una oportunidad. Sobre todo tras ver una curiosa promo en la que salían los protagonistas muertos. Una buena forma de captar la atención, la verdad.
Tras ver el piloto, tenía sentimientos encontrados. Por una parte, las libertades que se tomaron a la hora de dar el nuevo lavado de cara a Scream, me disgustaron enormemente en un principio. Y no, no me refiero el adaptarla a las nuevas generaciones, teniendo en cuenta que Scream 4 ya actualizaba los métodos del asesino para contactar con sus víctimas (atrás quedó ese aparatoso teléfono inalámbrico que sostenía Drew Barrymore, antes de que Ghostface le hiciese su visita mortal en la primera entrega). Hablo de todos los cambios respecto a la misma mitología de la saga. Desde llamar Lakewood al pueblo (¿tan difícil era dejar Woodsboro?). El dar esa historia de psychokiller deforme tan ochentera. Cambiar los nombres a los personajes que claramente se basaban en los icónicos de la saga... Pero por otra parte, no podía negar que lo que acababa de ver estaba muy por encima de lo que esperaba. Y que la serie tenía potencial.
No tuve que esperar mucho para confirmarlo. Scream acabó siendo una buena serie cuyo visionado disfruté más que la esperada segunda temporada de True Detective.
No mentiré. La serie está pensada para las nuevas audiencias y la generación Mtv. Pero no hay problema para que un fan veterano de Scream pueda disfrutarla de igual manera que uno que nunca haya oído hablar de Woodsboro o Ghostface. A pesar de su lavado de cara, el espíritu que hizo grande a la franquicia sigue ahí.
El cambio de formato no le ha sentado mal. A pesar que ya en el primer episodio, en la estupenda charla sobre películas de terror, el personaje de Noah (mi favorito) decía que era impensable la idea de hacer una serie slasher, la propia serie ha acabado demostrando que sí que se puede.
Se nos presenta al típico grupo de adolescentes clichés (¿no os habéis enterado de que es un slasher?). Y confirmando las palabras del ya citado Noah, los iremos conociendo y preocupándonos por (unos cuantos) de ellos. Porque ahí reside el secreto de un buen slasher. Cualquiera de ellos puede pasar por el cuchillo del asesino en cualquier instante, hay que conseguir que, si ocurre eso, el espectador no bostece. Que sufra con la muerte. Y sí, ya lo dije. No llegaremos a encariñarnos con todos. Pero no se le va a poder negar a la serie el haberlo intentado. Hasta el personaje de la niña guapa y rica sufre una de los mejores procesos de maduración de personaje que servidor ha visto en este género.
Mis favoritos acabaron siendo el friki y eterno virgen Noah (John Karna) y la curiosa sexual Audrey (Bex Taylor-Klaus) que conforman una de las mejores parejas ficticias (de amigos) que he visto en la ficción. De hecho, la protagonista (Willa Fitzgerald) acabó cayéndome fatal. Y es cierto que la pobre lo ha intentado, y su personaje sufre (y no poco). Pero las comparaciones son odiosas. Y el personaje de Neve Campbell (Tango Para Tres, Scream 2) sigue muy presente a la hora de visionar la serie. ¡Larga vida a Sidney Prescott!
Cómo no, la serie no se librará del toque Mtv. Los amoríos estarán muy presentes, los actores son debutantes guaperillas y caras bonitas, alimentando la sensación de perfección que pretenden vendernos los americanos con sus películas y series. A lo largo de los episodios, aparecen en la pantalla carteles que nos informan del título y el grupo de las canciones pop que amenizan algunos momentos (no olvidemos que se supone que es un canal musical). Y incluso veremos aparecer hashtags para que los espectadores estén más ocupados en comentar por Twitter el capítulo, que en atender a lo que está ocurriendo en Lakewood.
Hablemos del tema sangriento. Y para tranquilizaros, os aseguro que en ese apartado la serie no decepciona. No se olvida de que es un slasher, y no nos libaremos de la montaña de cadáveres. Con muertes que pasan de las clichés, hasta algunas bastante inesperadas y memorables.
En cuanto al nuevo Ghostface, más de lo mismo. Para nada ha sido una decepción. Empezando por los nuevos medios que utiliza para sembrar el terror (hasta veremos un gif de uno de sus asesinatos), pasando por su nueva máscara (tema muy criticado y que servidor cree que es un cambio necesario. Nadie puede negar que tras Scary Movie, esta máscara ha generado más mofas que sustos), hasta llegar a la sorpresa de quién se oculta tras ella.
Y como comenté antes, el espíritu Scream sigue muy presente. Con referencias a títulos y reglas del género (aunque no nos libraremos de las alusiones de series actuales como The Walking Dead o American Horror Story), momentos de autoparodia, tramas de secretos personales, el Cluedo personal que se marca el espectador para saber quién se esconde tras la máscara, y el ya conocido juego del gato y el ratón vía telefónica (Hi, Emma).
Con todo esto, esta serie ha acabado siendo una verdadera sorpresa. Por supuesto, ha ayudado mucho que se emitiera en pleno verano.Y la verdad es que es la mejor época para disfrutar de este refrescante divertimento. Porque sí, la serie no es más que un entretenido divertimento. No busca desbancar a la saga cinematográfica (de hecho, creo que será una estupenda invitación para descubrirla), y hasta ha servido como emotivo homenaje al recientemente fallecido Wes Craven (imposible no soltar una lagrimilla antes de empezar el último episodio y leer ese "Thanks for the screams").
Terreno escabroso será el ver cómo la continúan (ya está confirmada la segunda temporada). Aunque con el cliffhanger típico de slasher que han dejado en los últimos minutos como para no atreverse a hacerlo.
Si eres un fan de Scream, te animo a que dejes a un lado tus prejuicios y que le eches un vistazo. Te aseguro que acabarás pasando un buen rato. Y para el que no, te reto a descubrir quién se oculta tras la máscara de Brandon James y no gritar en ningún momento.
Lo Mejor: Cumple a la hora de entretener. Los personajes de Noah y Audrey.
Lo Peor: Los cambios respecto al material que adapta y el personaje de Emma.
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