Hay una película "Skeletons (Esqueletos)", dirigida por el a veces cutrísimo (pero cutre de verdad, de los de videoclub con telarañas) director David Decoteau, que guarda, a mi entender, muchísimas similitudes con la novela "Bag of bones (Un saco de huesos)", de Stephen King:
- Ambas están ambientadas en Maine (estado en donde reside Stephen King).
- En ambas el protagonista escribe; en Skeletons es un periodista, en Bag of Bones es escritor. En las dos historias hay una casa en el campo junto al lago.
- Las dos historias hablan del racismo y del odio en los pueblos pequeños; en ambas hay una familia negra asesinada por miembros del pueblo.
- Ambas utilizan el mismo concepto temático: los huesos, los esqueletos, haciendo referencia a los crímenes sepultados, a los secretos de los pueblos, a los fósiles del pasado que no hay que desenterrar.
- El protagonista ha de enfrentarse al odio de los habitantes del pueblo, organizados en torno a una apariencia de pureza.
¿Qué ha pasado aquí?
Observemos las fechas: Skeletons
fue editada en vídeo en 1997; la obra de Stephen King no salió Pierce Brosnan como protagonista que
hicieron de Un saco de huesos), pese a mi escueto resumen, captará las
semejanzas, el espíritu que se respira en ambas obras es sobrecogedoramente
similar. Está claro que la novela de Stephen King es muchísimo más intensa,
completa y distinta en cuanto a desarrollo, es decir, no sé si podríamos hablar
de plagio, teniendo en cuenta que son historias muy distintas pero con un
parecido esencial muy sospechoso.
hasta un año
después, 1998. Quien haya tenido oportunidad de ver la película y leer el libro
(o de ver la adaptación para TV con
Por fecha, y con la suposición de
plagio, deberíamos suponer que Stephen King vio la película y se inspiró un
poco en ella para crear su novela (porque resulta menos creíble que un director
desconocido como Decoteau pudiera tener acceso a los borradores de King);
además, la película de Decoteau es una crítica social contra la homofobia,
hincapié que no hace King en su relato. De ser un plagio, me recordaría a eso
que hacía Shakespeare: plagiar obras discretas convirtiéndolas en obras
maestras.
Puede ser...
O tal vez se trate de eso que los psicólogos de la memoria llaman criptomnesia, plagio no intencional (son los nombres que se buscan para explicar fenómenos sobre los que no tienen ni puñetera idea, pero que suenan científicos que te cagas, eso sí); tal vez Stephen King, o ambos, no se dieron cuenta de que estaban basando sus obras en una hipotética tercera de la que habrían obtenido la idea.
Y siguiendo con la especulación, quizá se trate de una coincidencia, pero no una coincidencia cualquiera, sino de esas que me gustan a mí, de las del inconsciente colectivo de Jung, las serendipias y todo eso. No me resulta ajeno. Un amigo escritor, David Jasso, y yo escribimos, sin saberlo, un relato casi idéntico. Yo le pasé el mío para que le echase un vistazo y al poco me vino riéndose, bromeando con que yo era un maldito copión, un hacker que había entrado en su ordenador y le había plagiado el relato: habíamos escrito prácticamente la misma historia, aunque con enfoque, desenlace y estilo diferentes. Lo mismo nos sucedió años después, cuando escribimos prácticamente la misma novela, con casi el mismo número de páginas, los mismos recursos literarios (era una novela muy peculiar, en segunda persona, con truquitos y sugestiones para el lector) y la misma intencionalidad de fondo.
¿Qué se esconde tras estos fenómenos? ¿Un escritor famoso que aprovecha la mediocridad de un director para copiarle descaradamente una idea? ¿Una mera coincidencia? ¿Una coincidencia no tan mera? ¿Un plagio inconsciente? ¿Alguna otra explicación alternativa (como que compartieron un “negro” guionista que fue contratado por ambos)?
Nah, yo creo que fue cosa de Jung.
Para saber más:
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