Castle Rock Asylum

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I Antología de Relatos de Terror Castle Rock Asylum

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miércoles, 10 de mayo de 2017

El terror en la mochila: Hotel en El Salto (Colombia)



Hoy vuelvo a coger mi mochila, que cada vez pesa más por el terror acumulado, y me voy a Colombia, a visitar un hotel abandonado desde hace 27 años. El hotel de El Salto.

Este hotel data del año 1924, cuando lo crearon, en la cima de una gran cascada, para alojar a la gran élite colombiana. Algunos dicen que la polución de las aguas fue lo que llevó este bonito hotel al abandono, pero lo cierto es que los huéspedes no querían permanecer allí y se iban, la mayoría de las ocasiones, sin completar su estancia. Muchos hablaban de fantasmas. Abocado al fracaso, cerró sus puertas en 1990.

La cascada, de 157 impresionantes metros de altura, se ha convertido en una leyenda. ¿Por qué? Porque los suicidas han hecho de este hotel, su último salto. Muchos turistas afirman que han visto los espectros de las almas en pena que decidieron arrojarse al vacío, y que encontraron la muerte en estas aguas bravas que terminan en un abismo rocoso.

Lo cierto es que el hotel está reconvertido en museo y muchos de sus cuidadores, así como expertos en temas sobrenaturales que se han acercado hasta allí, confirman lo que dicen los turistas. Al parecer, se escuchan los gritos de los pobres desgraciados que han perdido allí la vida, los (aparentemente) mismos gritos que lanzaban mientras caían hacia su elegida y segura muerte.


Fuente:

http://peru.com/viajes/noticia-de-viajes/hotel-salto-lugar-embrujado-colombia-fotos-noticia-264397



viernes, 5 de mayo de 2017

Crítica The Void de Jeremy Gillespie y Steven Kostanski





No son pocos los directores que han intentado, a lo largo de los años, realizar una adaptación o una película influenciada por los Mitos de Lovecraft. Los que han tenido más suerte han sido sin duda el gran John Carpenter con su trilogía del Apocalipsis (La Cosa, El Príncipe de las Tinieblas, En la Boca del Miedo) y Stuart Gordon (Re-Animator, Dagon, la secta del mar) en la parte más visual y splatter. En España lo intentamos sin suerte con las dos entregas de La Herencia Valdemar y hay una ingente cantidad de títulos que se amparan en lo "Lovecraftniano" para colarnos unas cuantas monstruosidades tentaculares y alguna mención a Cthulhu o al Necronomicón e intentar ganarse unos aplausos a costa del solitario de Providence.

The Void llega para colocarse en un agradecido término medio. No contentará a los eruditos Lovecraftnianos pero resulta ser, por momentos, algo más que un facilón horror tentacular.




Los artífices de esta película son Jeremy Gillespie y Steven Kostanski, Maquilladores profesionales (entre sus trabajos están los realizados en Silent Hill: Revelations, Crimson Peak, Suicide Squad) cuyos primeros intentos en la dirección resultaban ser gamberradas de serie B del nivel de Father´s Day o Manborg. En The Void tratan de ponerse más serios y sacan a relucir todo su arsenal de influencias (quizás demasiadas) para dar forma a este endiabladamente disfrutable relato de viscerales engendros y siniestros cultos a innombrables deidades..

Desde su primera secuencia, la película sumerge al espectador en esta sangrienta aventura que colocará a un grupo de desdichados personajes en un hospital semi abandonado en el que el verdadero horror puede que se encuentre en el interior del edificio y no en el exterior junto a todos esos misteriosos encapuchados.




No engaño a nadie si digo que la premisa es bastante simple y que en la mayor parte del metraje resulta bastante desconcertante (aunque pueda parecer que no, está claro que ni los propios directores no tenían claro bastantes cosas al dirigir). Pero a base de tratar de explotar los aciertos de la cinta y aprovechar su duración para hacer un ejercicio de survival horror que no pueda aburrir al espectador, logran sacar a flote The Void.

El gran acierto y lo más valorable es sin duda los FX´s y maquillajes artesanales. Pura delicatessen para los amantes del cine de terror añejo que no estaba pervertido por el uso del CGI (ojo, que en esta peli también tenemos pantallazos verdes, pero solo en las partes verdaderamente necesarias y de cara al final). Se nota que los directores tienen experiencia en este campo (porque hay que recalcar que el presupuesto para esto se financió con un crowdfunding), los horrores de su particular Infierno son trasladados de la mejor de las maneras y acaban contribuyendo al ejercicio de nostalgia que ha iniciado con el envoltorio puramente ochentero con el que se oferta ante el espectador ávido de este movimiento (algo curioso que no suele ocurrir con esta clase de películas es que la BSO sea tan olvidable y desechable).




No es nada complicado ver las referencias y homenajes que se suceden a lo largo del metraje. Ya tan solo la premisa inicial resulta una mezcolanza de títulos "Carpenterianos" (Asalto a la Comisaría del Distrito 13, La Cosa, En la Boca del Miedo) que juguetean también con el Clive Barker de Hellraiser. Las criaturas parecen un visceral híbrido entre las creaciones de la Nueva Carne de David Cronenberg y las abominaciones del videojuego Dead Space. Y este carrusel no tendría porqué detenerse aquí. Pero me gustaría dejar claro que en este ejercicio, la película se pierde bastante. Una pena teniendo en cuenta que juega a su favor una mitología propia atractiva y que pedía a desesperados gritos ser explotada. Ya solo la legión de mudos e inquietantes encapuchados daban para levantar sin problemas la película.




Los personajes contribuyen a aumentar la sensación de desconcierto y desesperación en la que se suma The Void. Aunque se eche en falta algo más de exposición en alguno de ellos (sobre todo en la violenta pareja formada por Daniel Fathers y Mik Byskov), pero cumplen con su cometido.

En la recta final es donde podemos descubrir que los directores han querido arañar un poco la superficie del interesante tema cósmico de la literatura de Lovecraft. Y aunque llega un poco tarde y puede ser la puntilla que saque de la experiencia al espectador medio, un servidor ha agradecido bastante este intento.

Querer buscarle pegas a The Void es un ejercicio de rizar el rizo, es no querer disfrutar de una película que supondrá una buen rato de brutal y sanguinolento divertimento para cualquier espectador del cine de terror. Es una pena que no aprovechase todo su potencial para convertirse en una verdadera "obra de culto", pero como Lovecraftniano divertimento y carta de amor al cine de terror ochentero cumple con nota.




Lo Mejor; El ejercicio de añadir a la trama el componente cósmico de Los Mitos. Los efectos especiales artesanales.

Lo Peor: No aprovechar su interesante mitología propia y perderse entre tanto homenaje.



Reseña: Trancemónium, de Aitor Bertomeu




Sinopsis:

Humor. Acción. Amores extraños. Misterio. Paranoia. Fantasía urbana.

Un joven atrapado con su perro en una delirante aventura nocturna.
Un montañero enfrentado a un desafío inimaginable.
Un hombre que mantiene una relación muy poco beneficiosa para su cordura.
Una chica incapaz de distinguir entre la vigilia y el mundo de los sueños.
Un profesor de matemáticas sometido a un juego mortal.

Todos ellos tienen algo en común. Su mundo se viene abajo con la llegada de un hecho inexplicable. Un encuentro con lo absurdo, lo surrealista, lo ilógico. El universo los va a poner a prueba. Serán llevados al límite. Pero no son héroes, ni tampoco lo pretenden. Son personas corrientes, sin más propósito que escapar del caos y volver a la cotidianidad de sus vidas. Sucumbirán a la risa tonta, nerviosa, de la desesperación. Recurrirán a inesperados mecanismos de supervivencia. Pero, sobre todo, se preguntarán si lo que viven es real o sólo está en su cabeza. Y tú, que lees esto, también lo harás.

Sí, tú, mi querida persona corriente, porque ya es demasiado tarde para ti, estás dentro de TRANCEMÓNIUM. Algo extraño está pasando, ¿qué vas a hacer? No enloquezcas todavía. Aunque no lo sepas, eres capaz de las cosas más extraordinarias.

Opinión:

Esta novela llegó a mis manos gracias a Tamara López (mejor conocida como Chica Sombra) y el propio autor, Aitor Bertomeu, a los que quisiera agradecer que me incluyeran como uno de los destinos de este ‘libro viajero’.

Como bien dice en la sinopsis, Trancemónium mezcla el humor con los viajes en el tiempo, el mundo de los sueños y las paranoias varias. Es un libro desenfadado, ameno y ágil de leer (lo engullí en tres días).

Se divide en seis partes: el prólogo y cinco relatos diferentes entre sí pero con un único nexo en común: conseguir que el lector pase un buen rato entre sus páginas. Y lo consigue.

Pero vayamos por partes.

El prólogo es toda una declaración de principios. Bertomeu deja claro que Trancemónium no es una novela cualquiera, y que no te dejará indiferente.

La noche del chihuahua: El primer relato me ha resultado muy entretenido. Tiene dosis de humor friki (¡el Halcón Milenario y ese guiño a al maestro King!) y la trama es una locura. Lo que parecía ser un viaje de cinco minutos al videoclub de la esquina se transforma en toda una odisea. Muy original.

El desafío: Éste me enganchó desde el principio. Tiene mucho misterio, ya que a medida que vas leyendo sabes que pasará algo pero no se te ocurre el qué. Es sorprendente, disparatado, tiene un duelo de insultos desternillante y sólo añadiré algo más… ¡pobre mula!

Jacinta: Mi favorito. Lo he encontrando el más divertido de todos y a la vez el más triste. A veces es mejor estar loco que vivir la cruda realidad.

Azul: El amor está también presente en esta antología… aunque no del modo en que uno puede pensar. Puede que sea el relato que menos me ha gustado, pero no por ello es malo.
Obsesión, pasión y el mundo de los sueños se funden para narrar los encuentros de Lucía y Azul. Me han encantado los diálogos (Lucía es más basta que el papel de lija) y los contrastes entre los dos.

Necesita Mejorar: ¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para salvar tu vida? En esta ocasión, nos encontramos ante una historia con toques a Saw, si es que en esa saga tuviera cabida el humor. Tiene un final que no te esperas.

En conclusión, Trancemónium es una novela que te sacará más de una sonrisa y con unas historias de lo más originales.

¿Lo recomendaría?

Se lee en un suspiro y pasas un buen rato. ¿Qué más se puede pedir?

miércoles, 3 de mayo de 2017

El terror en la mochila: La isla Hashima (Japón)



Hoy, con mi mochila colgada, me vuelvo a ir a Japón, a unos cuantos kilómetros del puerto Nagasaki, donde se encuentra una isla abandonada: Hashima. Los nipones la catalogan de isla fantasma, ya que en otros tiempos fue una comunidad minera, una isla donde se abusaba de la tecnología porque sus habitantes se sentían solos y que, paradojamente, hoy está más sola que nunca. 

No hace tantos años que está deshabitada, ya que fue sobre 1974 cuando cerró la mina que la hacía una comunidad próspera. El 20 de Abril de ese mismo año, cerca de 5300 habitantes se fueron para no volver, dejando atrás un lugar en el que la Naturaleza ha recuperado su sitio.



Hashima ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y también ha servido de escenario para algunas películas, como Skyfall o Ataque a los titanes. Cada día la visitan decenas de turistas, pero con zonas restringidas, teniendo totalmente prohibido el acceso a las que fueran las viviendas de los mineros. ¿Por qué? Algunos cuentan que muchos se negaron a abandonar sus casas, por lo que fueron ejecutados allí mismo, quedándose sus fantasmas en sus hogares. ¿Verdad o leyenda? 

Paseando por sus calles, puedes oír el sonido de las olas chocando contra el hormigón que rodea la isla, así como el graznido de las aves que la sobrevuelan, consiguiendo que se nos pongan los pelos de punta.

Fuente:

http://www.lavanguardia.com/tecnologia/20170217/414185270664/hashima-isla-fantasma-japon-mineria-isla-desierta-isla-abandonada-video.html



lunes, 1 de mayo de 2017

Reseña Estados Unidos de Japón de Peter Tieryas





Normalmente las ucronías ideadas a partir del cambio de resultado en la resolución de la Segunda Guerra Mundial se centran en la visión del mundo gobernado por los nazis. Este no es el caso de la novela que nos ocupa, en esta ocasión (aunque en ella los alemanes también formen parte de este Nuevo Mundo), el escritor Peter Tieryas ha decidido centrarse en el bando japonés e imaginar cómo habría sido el mundo si hubiesen ganado la Guerra. Es así como nace Estados Unidos de Japón.

En tan solo unas pocas décadas el Imperio Japonés ha creado una sociedad totalmente futurista y controlada hasta límites insospechados. Aunque, cómo no, aún queda gente que no se conforma y que lucha contra este implacable Gobierno. Es el caso de los George Washingtons, un grupo de radicales que luchan por el sueño americano y al que está ayudando un videojuego que anima a pensar en un mundo en el que los japoneses perdieron la Guerra. En esta situación dos servidores del Imperio se pondrán en la búsqueda del aparente creador del videojuego para sacar a relucir lo peor de los Estados Unidos de Japón.

El marco creado por Tieryas no podía ser más opresivo. Los Estados Unidos de Japón se basan en la adoración enfermiza del Emperador y la exaltación del dominio nipón. Para ello se vigila a la sociedad de cualquier manera y se persigue y castiga duramente a todos aquellos que si quiera piensen en criticar la actual situación.

A esto se le une lo avanzado de la tecnología nipona, que ha logrado que en este mundo la década de los ochenta goce de avanzados vehículos, mejoras cibernéticas y biológicas, la existencia de internet (o Kikkai), porticales (aparatos que dejan en bragas a nuestros smartphones de ultimísima generación) y hasta MECHAS (aka Robots Gigantes) con los que patrullar los dominios de los Estados Unidos de Japón. Todo esto contribuye a que la novela goce de un toque cyberpunk de lo más agradecido y que termina de ser la guinda para la construcción de este mundo.

De esta sociedad, Tieryas logra arrancar una pareja de protagonistas tan atípica como la conformada por Beniko Ishimura y Akiko Tsukino.

El primero es un censor de juegos de portical que es la antítesis de lo esperado en un servidor del Imperio: es bastante vago, dado a la bebida y a las mujeres. Y a pesar de que fue muy aplaudido por acusar a sus padres de traición cuando era niño, parece que sus pensamientos hacia el Imperio no son tan conformistas como parecen. 

Por su parte, Akiko es una fanática servidora del Imperio trabajando para la Tokko (la Gestapo de este mundo, para entendernos). Realizando actos verdaderamente crueles en nombre del Emperador. Aunque a lo largo de las páginas, logrará tener otros puntos de vista sobre su idealizado pensamiento de los Estados Unidos de Japón.

Al más puto estilo de las Buddy Movies ochenteras, Tieryas cruza a estos dos personajes para hacerlos brillar con sus interacciones (porque aunque Ishimura pueda conectar fácilmente con el lector, la que lo tiene más complicado es Akiko).

Aunque la ambientación y la pareja protagonista están muy bien trabajados, no se puede decir lo mismo del argumento. Este es el verdadero gran fallo de la novela. Una premisa muy simple y que afecta bastante al conjunto. A lo que se le une un descarado uso de los Deus Ex Machina (hasta el propio autor hace ejercicio de auto critica en una escena).

Para solventarlo parece que Tieryas opta por dar rienda suelta a la acción (aunque no llegando a desenfrenos como los de Michael Bay en las pelis de Transformers). E incluso a lo largo de la obra tenemos unas cuantas escenas bastantes explícitas de torturas y asesinatos. El estilo de Tieryas es bastante visual, impactante y directo. Pero también logra darnos bastantes momentos reflexivos y cyberpunks a la hora de valorar la obra

Destacar bastante el uso del videojuego en la novela. En el mundo de Estados Unidos de Japón existen multitud de videojuegos con los que entretenerse o incluso vivir por y para ellos. Aunque todos deben de pasar por una estricta censura y acaban siendo un método más para vigilar a los habitantes del Imperio. Por eso, la existencia de un juego como el USA resulta ser tan peligroso. Un planteamiento bastante original e inquietante que permite a Tieryas dar rienda suelta a su claro amor por los videojuegos (al igual que mil y una otras referencias patentes en la obra).

También aclarar que aunque la portada goce de una espectacular ilustración de un mecha, esta novela no versa sobre ellos. Y sí, a lo largo de Estados Unidos de Japón veremos unos cuantos de ellos (usualmente patrullando y alguna que otra vez luchando), pero están más como símbolo de lo titánico que es el Imperio japonés que para otra cosa. Aún con todo se agradece cada momento que estas moles de metal se dejan caer por la historia y es una lástima que muchos puedan sentirse "estafados" por la portada de la novela (por eso trato de hacer tanto hincapié en este párrafo).

A pesar de todo lo malo que podamos encontrar en la novela, Estados Unidos de Japón es una lectura bastante recomendable y disfrutable. No es una ucronía totalmente hard y aprovechada pero tampoco es tan simple como para no dar de qué pensar al lector. Su atractiva ambientación al igual que el personaje de Beniko Ishimura resultan ser grandes reclamos para darle una oportunidad.  Y ha resultado ser lo suficientemente interesante como para que esté atento a la anunciada secuela, donde espero que Tieryas aproveche del todo el estupendo universo que ha ideado.