Normalmente las ucronías ideadas a partir del cambio de resultado en la resolución de la Segunda Guerra Mundial se centran en la visión del mundo gobernado por los nazis. Este no es el caso de la novela que nos ocupa, en esta ocasión (aunque en ella los alemanes también formen parte de este Nuevo Mundo), el escritor Peter Tieryas ha decidido centrarse en el bando japonés e imaginar cómo habría sido el mundo si hubiesen ganado la Guerra. Es así como nace Estados Unidos de Japón.
En tan solo unas pocas décadas el Imperio Japonés ha creado una sociedad totalmente futurista y controlada hasta límites insospechados. Aunque, cómo no, aún queda gente que no se conforma y que lucha contra este implacable Gobierno. Es el caso de los George Washingtons, un grupo de radicales que luchan por el sueño americano y al que está ayudando un videojuego que anima a pensar en un mundo en el que los japoneses perdieron la Guerra. En esta situación dos servidores del Imperio se pondrán en la búsqueda del aparente creador del videojuego para sacar a relucir lo peor de los Estados Unidos de Japón.
El marco creado por Tieryas no podía ser más opresivo. Los Estados Unidos de Japón se basan en la adoración enfermiza del Emperador y la exaltación del dominio nipón. Para ello se vigila a la sociedad de cualquier manera y se persigue y castiga duramente a todos aquellos que si quiera piensen en criticar la actual situación.
A esto se le une lo avanzado de la tecnología nipona, que ha logrado que en este mundo la década de los ochenta goce de avanzados vehículos, mejoras cibernéticas y biológicas, la existencia de internet (o Kikkai), porticales (aparatos que dejan en bragas a nuestros smartphones de ultimísima generación) y hasta MECHAS (aka Robots Gigantes) con los que patrullar los dominios de los Estados Unidos de Japón. Todo esto contribuye a que la novela goce de un toque cyberpunk de lo más agradecido y que termina de ser la guinda para la construcción de este mundo.
De esta sociedad, Tieryas logra arrancar una pareja de protagonistas tan atípica como la conformada por Beniko Ishimura y Akiko Tsukino.
El primero es un censor de juegos de portical que es la antítesis de lo esperado en un servidor del Imperio: es bastante vago, dado a la bebida y a las mujeres. Y a pesar de que fue muy aplaudido por acusar a sus padres de traición cuando era niño, parece que sus pensamientos hacia el Imperio no son tan conformistas como parecen.
En tan solo unas pocas décadas el Imperio Japonés ha creado una sociedad totalmente futurista y controlada hasta límites insospechados. Aunque, cómo no, aún queda gente que no se conforma y que lucha contra este implacable Gobierno. Es el caso de los George Washingtons, un grupo de radicales que luchan por el sueño americano y al que está ayudando un videojuego que anima a pensar en un mundo en el que los japoneses perdieron la Guerra. En esta situación dos servidores del Imperio se pondrán en la búsqueda del aparente creador del videojuego para sacar a relucir lo peor de los Estados Unidos de Japón.
El marco creado por Tieryas no podía ser más opresivo. Los Estados Unidos de Japón se basan en la adoración enfermiza del Emperador y la exaltación del dominio nipón. Para ello se vigila a la sociedad de cualquier manera y se persigue y castiga duramente a todos aquellos que si quiera piensen en criticar la actual situación.
A esto se le une lo avanzado de la tecnología nipona, que ha logrado que en este mundo la década de los ochenta goce de avanzados vehículos, mejoras cibernéticas y biológicas, la existencia de internet (o Kikkai), porticales (aparatos que dejan en bragas a nuestros smartphones de ultimísima generación) y hasta MECHAS (aka Robots Gigantes) con los que patrullar los dominios de los Estados Unidos de Japón. Todo esto contribuye a que la novela goce de un toque cyberpunk de lo más agradecido y que termina de ser la guinda para la construcción de este mundo.
De esta sociedad, Tieryas logra arrancar una pareja de protagonistas tan atípica como la conformada por Beniko Ishimura y Akiko Tsukino.
El primero es un censor de juegos de portical que es la antítesis de lo esperado en un servidor del Imperio: es bastante vago, dado a la bebida y a las mujeres. Y a pesar de que fue muy aplaudido por acusar a sus padres de traición cuando era niño, parece que sus pensamientos hacia el Imperio no son tan conformistas como parecen.
Por su parte, Akiko es una fanática servidora del Imperio trabajando para la Tokko (la Gestapo de este mundo, para entendernos). Realizando actos verdaderamente crueles en nombre del Emperador. Aunque a lo largo de las páginas, logrará tener otros puntos de vista sobre su idealizado pensamiento de los Estados Unidos de Japón.
Al más puto estilo de las Buddy Movies ochenteras, Tieryas cruza a estos dos personajes para hacerlos brillar con sus interacciones (porque aunque Ishimura pueda conectar fácilmente con el lector, la que lo tiene más complicado es Akiko).
Aunque la ambientación y la pareja protagonista están muy bien trabajados, no se puede decir lo mismo del argumento. Este es el verdadero gran fallo de la novela. Una premisa muy simple y que afecta bastante al conjunto. A lo que se le une un descarado uso de los Deus Ex Machina (hasta el propio autor hace ejercicio de auto critica en una escena).
Para solventarlo parece que Tieryas opta por dar rienda suelta a la acción (aunque no llegando a desenfrenos como los de Michael Bay en las pelis de Transformers). E incluso a lo largo de la obra tenemos unas cuantas escenas bastantes explícitas de torturas y asesinatos. El estilo de Tieryas es bastante visual, impactante y directo. Pero también logra darnos bastantes momentos reflexivos y cyberpunks a la hora de valorar la obra
Destacar bastante el uso del videojuego en la novela. En el mundo de Estados Unidos de Japón existen multitud de videojuegos con los que entretenerse o incluso vivir por y para ellos. Aunque todos deben de pasar por una estricta censura y acaban siendo un método más para vigilar a los habitantes del Imperio. Por eso, la existencia de un juego como el USA resulta ser tan peligroso. Un planteamiento bastante original e inquietante que permite a Tieryas dar rienda suelta a su claro amor por los videojuegos (al igual que mil y una otras referencias patentes en la obra).
También aclarar que aunque la portada goce de una espectacular ilustración de un mecha, esta novela no versa sobre ellos. Y sí, a lo largo de Estados Unidos de Japón veremos unos cuantos de ellos (usualmente patrullando y alguna que otra vez luchando), pero están más como símbolo de lo titánico que es el Imperio japonés que para otra cosa. Aún con todo se agradece cada momento que estas moles de metal se dejan caer por la historia y es una lástima que muchos puedan sentirse "estafados" por la portada de la novela (por eso trato de hacer tanto hincapié en este párrafo).
A pesar de todo lo malo que podamos encontrar en la novela, Estados Unidos de Japón es una lectura bastante recomendable y disfrutable. No es una ucronía totalmente hard y aprovechada pero tampoco es tan simple como para no dar de qué pensar al lector. Su atractiva ambientación al igual que el personaje de Beniko Ishimura resultan ser grandes reclamos para darle una oportunidad. Y ha resultado ser lo suficientemente interesante como para que esté atento a la anunciada secuela, donde espero que Tieryas aproveche del todo el estupendo universo que ha ideado.
4 comentarios:
Este me lo apunto para mi chico, seguro que le gusta ^^
Hola!!! Me ha encatado tu reseña y tengo muchas ganas de leer este libro…. Y mira que tengo una lista de pendientes muy larga, pero lo apunto para futuras lecturas! Ya te dire que me ha parecido ! Un beso desde Elizabethdiario !!
Tamara, es una buena compra. Como mínimo será una lectura totalmente disfrutable.
Elizabeth, me alegra saber que te ha gustado la reseña y te animes a descubrir la ucronia de Tieryas. Espero saber tu opinión :)
El libro en mi opinión es buenos, y me gustaron en especial las escenas de tortura y cosas así, acerca de la revela me gustaría añadir que nunca aclaras directamente que que USA, es el juego que están usando los george washinton, y esto podría confundir un poco a los que no han leído el libro
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