Luces entre las
sombras.
Kyle Barnes es un joven que se ha visto afectado por posesiones
demoníacas toda su vida. Ahora, con la ayuda del reverendo Anderson, un predicador
con sus propios demonios personales, Kyle se embarca en un viaje para
encontrar respuestas para conseguir tener una vida normal. Pero lo que Kyle
descubre podría cambiar su destino (y el destino del mundo) para siempre.
Con esta premisa se nos presenta Outcast, serie basada en el cómic homónimo de Robert Kirkman (creador The
Walking Dead) y que tenía muchas ganas de ver.
El primer capítulo fue una gozada. Descubrimos a un niño
poseído por un demonio (magnífica interpretación de Gabriel Bateman, al que también vimos en Nunca Apagues la Luz )
y conocemos a Kyle Barnes (Patrick
Fugit), un hombre al que desde niño le han perseguido los demonios y que
parece tener poder sobre ellos, y al reverendo Anderson (Philip Glenister), un cura con mucho
que esconder.
A medida que avanza la serie, vamos descubriendo a cuentagotas
el porqué los demonios rondan siempre al bueno de Kyle, su oscuro pasado y que
puede que su pequeño y aparentemente tranquilo pueblo no sea lo que parece.
La verdad es que la idea me ha encantado. Ese mundo donde
los humanos y demonios conviven de alguna forma, incluso en equilibrio en
algunos casos, y en el que todo el mundo tiene algo que ocultar.
También me gustó la forma en la que trata el tema demoníaco
y de los exorcismos, muy poco ortodoxos, y siendo los demonios más una especie
de parásitos que espíritus que poseen los cuerpos de los humanos.
Los personajes están muy bien perfilados. Kyle
Barnes me encanta. Tanto la interpretación como su historia. Llegas a empatizar
con él y, a pesar de que a veces te puedas llegar a enfadar sus decisiones, entiendes
el motivo de ellas. El reverendo Anderson es otro cantar. Es alguien
que podría parece que hace las cosas de modo altruista, pero es más egoísta de
lo que parece, y a pesar de que en algunos momentos ayuda a Kyle,
en muchas ocasiones es por su propio interés. Habrá que esperar a ver cómo
evoluciona su personaje en la segunda temporada.
Y por último, mencionar a Sidney (Brent Spiner), al que todo augura será un gran villano y que me recuerda a Flagg de Apocalipsis de King. Habrá que seguirlo muy de cerca.
Lo qué sí he encontrado que es muy irregular. La trama empezó
de maravilla y se fue desinflando capítulo a capítulo. Tiene momentos muy
buenos, pero la narración se hace a veces demasiado lenta.
El capítulo final, abierto debido a la segunda temporada,
está interesante, pero sigue faltándole ese toque oscuro y escalofriante que
nos brindó el principio de la serie. Y debo decir que el título de ese episodio
es un spoiler con patas.
A pesar de sus altibajos, Outcast me ha parecido muy entretenida, con buenos momentos, en
ocasiones incluso aterradores, pero a la que le falta, al igual que la otra
creación de Kirkman, algo de ritmo
para acabar de engancharme.
Aún con esto, tengo muchas ganas de empezar a degustar la
segunda temporada, actualmente en emisión en Fox España.
¿Y tú? ¿Quieres conocer al paria?
2 comentarios:
A mi me pasó lo que dices, que se me hizo lenta, así que la dejé en el tercer capítulo.
Un beso ^^
Es que es algo lenta pero, al menos para mí, merece la pena el visionado, así que te la recomiendo en esas épocas en las que uno no sabe qué ver ;)
Un besazo! ^^
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