sábado, 22 de diciembre de 2018

La Sala Común: Into The Dark-Pooka




Para un servidor, Into The Dark no empezó para nada bien. Ni The Body ni Flesh and Blood me funcionaron para presentar esta propuesta de terror antológica que esperaba que fuese la sucesora espiritual de Masters of Horror o Terror en Estado Puro... Por suerte, y como bien dice el dicho, a la tercera va la vencida.

Con Pooka, Into the Dark por fin muestra el potencial de realizar largometrajes televisivos amparados por la mismísima Blumhouse.

En su premisa la historia de Pooka puede sonar a simple, pero nada más empezar el visionado de la propuesta, uno ya empieza a sospechar que esto es mucho más de lo que se ve a simple vista. Por lo tanto, no escribiré mucho más acerca de este punto para no fastidiar la experiencia.




Por fin se aprovecha de verdad la festividad que da a pie al episodio. La Navidad en Pooka es más que un adorno argumental. Pues uno puede llegar a ver en perspectiva esta historia como una perturbadora revisión de Cuento de Navidad (no por nada, se hace referencia directa a la obra de Dickens en la primera parte del episodio).

También hay por fin una puesta en escena con verdadera personalidad. Ojo, porque la iluminación del episodio tiene más relevancia de lo que uno puede llegar a pensar en un inicio.

Tras las cámaras también se nota la mano de un buen cineasta. Nuestro paisano, Nacho Vigalondo, coge bien las riendas de un relato que, aunque no es de su autoria (el libreto lo firma Gerald Olson), sí muestra bastantes elementos habituales en la filmografía de Vigalondo.



Pooka está lleno de simbolismos y dobles lecturas. Empezando por el propio personaje que da título al capítulo. Directamente sacado del folklore celta y que en esta historia también posee esa particular dualidad. Por supuesto, el simbolismo del personaje va más allá de ser un remedo de Furby (fijaos en lo particular que es ese rostro) y de ir personificando el descenso a los infiernos del personaje de Nyasha Hatendi.

Pooka es un estupendo relato de suspense y terror psicológico navideño que, por supuesto, pide un mínimo de interés del espectador para descubrirse como se debe. Y supone, lo que espero que sea, la primera gran muestra de lo que Into The Dark puede ser.




Lo Mejor: Todos los simbolismos y dobles lecturas.

Lo Peor: Que Vigalondo no haya tocado el guión para ver si sorprendía aún más.




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