En el mundo del cine de terror, son contados los directores que gozan de un estilo tan marcado y propio como el que caracteriza todas las producciones de Rob Zombie. Este polifacético artista (músico, escritor y dibujante) ha crecido consumiendo grindhouse y serie B de los que toma prestado un sinfín de referentes sin olvidar nunca en mostrarnos historias y personajes de su autoría.
Zombie ha logrado con su filmografía ganarse un buen y fiel grupo de fans. Por no hablar de que por otra parte tiene a no pocos detractores (normal, teniendo en cuenta de que este director no hace cine para contentar a todos). Así que prácticamente todas sus películas dividen al público. Siendo su anterior trabajo, The Lords of Salem, uno de los que más renegaron incluso muchos seguidores del director. Quienes reclamaron un regreso a los sangrientos y retorcidos orígenes del cineasta con títulos como La Casa de los 1000 Cadáveres y olvidarse un rato de propuestas más experimentales y rompedoras como ese particular aquelarre.
Para poder filmar 31, Rob ha tenido que recurrir al sistema de crowdfunding para que los propios fans pudiesen entregarle el mísero millón de dólares para poder dar salida a esta historia. Algo inconcebible teniendo en cuenta de que Zombie no es una cara nueva en el mundo del cine y que sus trabajos, sean buenos o malos, siempre logran darnos algo bueno reinventando trilladas fórmulas.
31 nos invita a participar en una aterradora noche de Halloween donde un grupo pobres diablos tendrán que sobrevivir a unos grotescos psicópatas para deleite de un trío de aristrócatas.
Un argumento bastante simple que recordará a Perseguido y a La Purga. Pero que en manos de Rob logra destacar aunque sea por la curiosa parafernalia con la que adorna el relato. Tampoco es que esta película requiera de una sesuda trama. Y, al parecer, no son pocos los que así lo han querido dejar claro en sus críticas y comentarios. Dejándonos con la duda de si sabían qué clase de película iban a ver, o si alguna vez han visto algún trabajo de Zombie o si solo buscaban algo de carnaza para cebarse con ella.
31 rezuma grindhouse por todos sus poros. Desde la seca fotografía, esos parajes desérticos, los personajes pasados de rosca y unos cuantos recursos visuales y técnicos que nos hacen rememorar esa casposa época que tanto encandila a Rob.
El planteamiento de la trama cuando el 31 da comienzo es puramente la de un juego. Con su exploración de niveles y la aparición de los "Final Bosses". Planteamiento simple pero que logra que el ritmo decaiga lo mínimo.
Zombie nos presenta una curiosa mitología que solo queda en eso: una presentación. Se nota sobre todo a la hora de valorar la participación de esos pomposos artífices del letal juego (entre los que nos encontramos a Malcom McDowell) que a pesar de estar caracterizados al extremo (incluso con elementos Illuminati) apenas se nos recuerda de vez en cuando su presencia.
Hablando de las estrellas de la función, los psicópatas Heads, acaba pesando ese dicho de que "Menos es más". Aún con todo se agradece que cada uno se sienta único y diferente. Pero no hay ninguno como Doom-Head. Zombie ya nos hace adorarlo con su acojonante primera aparición y su desquiciante monólogo en blanco y negro en los primeros minutos. Y es una lástima el tener tan poco de este demente encarnado por Richard Brake (el mismísimo Rey de la Noche en Juego de Tronos). Porque él y Sick-Head, podrían haber aguantado perfectamente el peso de la película.
En el grupo de supervivientes, lo cierto es que hay poco que destacar. Se agradece que no sean los típicos Blancos Humanos. Pero uno no logra conectar en ningún momento con ninguno de ellos (apenas deducimos que son un grupo de feriantes) y Rob vuelve a dejar el mayor protagonismo a su esposa y musa, Sheri Moon Zombie, de quien no me quejaría tanto si hubiese echado toda la carne en el asador de cara a esa prometedora recta final con el Dream On de Aerosmith sonando de fondo.
La película tampoco resulta ser la orgía gore que muchos pueden esperar. No voy a negaros que la sangre salpicará bastante la pantalla. Pero apenas será con escenas explícitas, teniendo mucho movimiento zozobrante de la cámara y carnicerías fuera de cámara. Seguramente debido a motivos presupuestarios.
31 no es increíble. Aunque se nota las ganas por parte del director de descubrirnos este demencial mundo y sus curiosos y perturbados habitantes, la falta de medios pasa factura (solo hay que echar un vistazo a los concept arts para darse cuenta de que Rob tenía pensado una locura de grandes proporciones que sería más que darnos a un enano latino nazi). Pero no hay que restarle el mérito de ofrecernos un sangriento divertimento con su agradecido sello a la espera de que se atreva y, sobre todo, le permitan realizar otra gran película.
Lo Mejor: Doom-Head y su presentación en blanco y negro.
Lo Peor: No explotar del todo los elementos presentados por falta de medios.
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