miércoles, 26 de agosto de 2015

Crítica Hobo With A Shotgun por Rubén "Reaper" González





Fue en el 2007 cuando Quentin Tarantino (Reservoir Dogs, Kill Bill Vol.1) y Robert Rodriguez (El Mariachi, Sin City) decidieron unir fuerzas y realizar un homenaje al género grindhouse con un proyecto titulado precisamente Grindhouse, en el que los dos cineastas harían revivir al público aquellas dobles sesiones de casposas películas de serie B, Z, gore y exploitation. Tarantino haría Death Proof, homenaje al exploitation setentero con Kurt Russell (La Cosa, Golpe en la pequeña China) encarnando a un psicópata que utiliza su letal coche de especialista de cine para protagonizar impactantes accidentes que liquidan a bellas jovencitas. Y en Planet Terror, Rodriguez realizaría una película Z de un pueblo asediado por zombis mutantes resultado de un accidente con un virus experimental militar. 



En España (y en varios países más) las películas nos llegaron por separado. Fastidiando bastante el visionado. Ya que entre las películas había interludios en los que Tarantino y Rodriguez dejaron que directores como Eli Roth (Cabin Fever, Hostel), Rob Zombie (La Casa de los 1000 Cadáveres, The Lords of Salem) y Edgar Wright (Zombies Party, Paul), rodasen falsos trailers de temáticas grindhouse. No fuimos pocos los que vimos potencial en estas farsas cinematográficas. Y seguramente tampoco seréis pocos los que estéis pensando ya en Machete

Pues sí, unos años después de Grindhouse. Robert Rodriguez decidió realizar el largometraje a partir de su falso trailer sobre un mercenario mexicano (Danny Trejo) que es engañado en su último trabajo, Y que tras darle por muerto, decide tomarse su sangrienta venganza y de paso encabezar una revolución. 

La película reunió a un buen número de caras conocidas (Jessica Alba, Steven Seagal. Robert De Niro, Lindsay Lohan) y contó con un buen presupuesto para ser una historia de tales características. Cuenta con una secuela y ya tiene trailer conceptual para la tercera parte. Pero lo que pocos conocen, es que tras esa alargada sombra se oculta un título que debería de ser quien eclipsase a Machete.

Pues sí, hablo de la película que nos ocupa: Hobo With A Shotgun. Otro falso trailer de Grindhouse que consiguió un año después de Machete, ser convertida en un largometraje más modesto, pero mejor y más aprovechado que la locura de Rodriguez. 



La película nos muestra a un viejo vagabundo que viaja de polizón en un tren sin rumbo fijo. Decidiéndose bajar en la peor ciudad que existe: Scum City. Allí, un demente mafioso junto a sus dos hijos (igual de perturbados) dominan la ciudad convirtiéndola en una cuna del vicio y la corrupción. Nuestro protagonista terminará por decidir ser el particular representante de la justicia de la ciudad. Y para ello se vale de una simple escopeta.

Pues sí, el título ya lo resume muy bien: Un mendigo con una escopeta. Con esto, la película ya quiere avisarte de que aparques la lógica y la razón un rato. Toca disfrutar con una película con un argumento simple, pero con mucho más que ofrecerte.

Ya para empezar, podemos comprobar lo impecable de la puesta en escena. Con esa fotografía que parece tan añeja y que no necesita de tantos arañazos, quemaduras y demás recursos que Robert Rodriguez  utilizó tanto en sus dos cintas grindhouse. Esta película se vale sobre todo de su argumento, personajes y ambientación.

Tenemos a un soberbio Rutger Hauer (Blade Runner, Furia Ciega) en el papel de este implacable antihéroe que, al más puro estilo Clint Eastwood o John Wayne, tratará de limpiar el estercolero que es Scum City (la película tiene mucho de western). Es su mirada, su forma de hablar y sus maneras las que hacen que no podamos pensar en otro actor para ser Hobo. Le acompaña la guapa Molly Dunsworth (Septic Man) en el papel de la pobre prostituta que hará despertar en Hobo, ese espíritu justiciero que ya albergaba en su interior.

El resto de actores cumplen, teniendo en cuenta de que estamos ante una cinta de estas características. Sus actuaciones son de lo más histriónicas, siendo el culmen, el personaje de Brian Downey. Drake, el villano de la función. Un personaje que con sus caretos y gestos podría competir con el Ash de Bruce Campbell (El Ejército de las Tinieblas, Bubba Ho-Tep).

No es una película para estómagos sensibles. La locura de Hobo With A Shotgun también se traduce en el festival de hemoglobina que se sucede desde los primeros cinco minutos. Una gozada ver la galería de muertes y desmembramientos de los que seremos testigos en nuestro paso por Scum City. 

El director, Jason Eisener, no se corta ni un pelo. Y se limpia el culo con lo políticamente correcto. Tendremos de todo: desde un pedófilo disfrazado de Papá Noel, hasta una matanza de niños con un lanzallamas y el Disco Inferno de The Trammps sonando de fondo. Pasando por toda la violencia, drogas, prostitución, corrupción y torturas que veremos. 



Y a pesar de que la película no quiera tomarse muy en serio. Al visionarla, seremos testigos de momentazos como el surrealista finalazo de uno de los hijos de Drake, o su particular visión de La Última Cena, o el mismísimo desenlace. Además, tenemos unos diálogos la mar de memorables y contundentes que son la guinda del pastel (Los reyes caen. Debería leer libros de historia).

Aunque sea un homenaje al grindhouse, Hobo With A Shotgun consigue tener entidad propia y incluso construye su propia mitología. Tenemos el ejemplo más representativo en La Plaga. El dúo de misteriosos e imponentes mercenarios a los que Drake acude para acabar con el mendigo con la escopeta de una vez por todas. Estos dos personajes se clavan en nuestras retinas desde su primera aparición (e incluso antes, cuando vemos a ese chaval jugar en ese videojuego arcade). Su brutal aspecto trash, su terrorífica y demencial base, y lo de que si alguien los mata debe de ocupar su lugar, hacen que estos secundarios sean de lo mejor de la cinta (han ganado un puesto de honor entre mis secundarios favoritos de cine). 



No dejo de hablar maravillas de Hobo With A Shotgun, pero es que en realidad no tiene nada de malo. Cierto que no es una película fácil ni para toda clase de público. Pero si se entra en su juego, podrás disfrutar de una cinta que no decae en ningún momento de sus brutales 87 minutos de duración. Además de ser mejor que sus papis de Grindhouse y, por supuesto, que su hermana bastarda, Machete

Mención a parte a su fantástica BSO que es el broche de oro que confirma a Hobo With A Shotgun como la verdadera película que demuestra que el género grindhouse no está tan muerto ni enterrado si alguien con buenas ideas e intenciones se esmera en crear una nueva criatura con las partes que ha conseguido desenterrar.



Lo Mejor: TODO. Una gozada y experiencia visual.

Lo Peor: Que seguirá estando a la sombra de Machete y seguirá siendo desconocida para muchos.




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