Mi
última lectura ha sido todo un descubrimiento. La verdad es que es
la primera vez que leo un libro de microrelatos. Claro que he leído
bastantes de estos brevísimos escritos (y hasta he realizado
alguno), pero nunca juntos en una antología. Y gracias a la cortesía
de Liss Evermore, quien ha ofrecido gustoso su creación para que la
diseccione y os muestre el resultado, he podido estrenarme al fin.
¿Qué
nos encontraremos en Coleccionable de tragedias? Pues eso mismo: una
verdadera colección de historias tragicomicas variadas y para todos
los gustos.
¿Os
acordáis de Historias de la Cripta, Creepie o Creepshow? ¿Os
gustaba que una criatura esquelética os presentase oscuras
historias? Pues este libro os va a encantar. Aquí también tendremos
a un oscuro anfitrión que se ofrece gustoso para guiarnos por esta
demencial travesía literaria.
Coleccionable
de tragedias consta de 239 microrelatos... No, no habéis leído mal.
239 relatos son los que Liss recoge en esta antología. Aunque hay
que aclarar que la extensión de los mismos es de lo más variada,
pasando por los escritos de unas cuantas líneas, a las que abarcan
una página (y hasta se dividen en dos partes) o las que solo constan
del título y un par de palabras (o un solo emoticono).
Al
ser tantos relatos, me supone una Misión Imposible nombrar y dar mi
opinión de TODOS ellos. Así que diré que, en general,
Coleccionable de tragedias me ha gustado. Claro que algunas historias
destacan más que otras. Por supuesto que hay otras que no me han
gustado (o que no he comprendido muy bien), pero eso ocurre en la
mayoría de las antologías. Pero la verdad es que me ha supuesto una
agradable lectura.
El
libro se divide en tres partes: Parque de atracciones, Depósito de
cadáveres y La Mansión Embrujada (aunque me atrevo a comentar, que
en ocasiones no comprendí muy bien el separar los micros en
secciones. Ya que, sobre todo en Parque de atracciones, no hay una
temática clara, aunque me ha quedado claro que a Liss le encanta
escribir sobre caníbales. Siendo todo un batiburrillo). Y de estas
tres, sin duda me quedo con La Mansión Embrujada, donde me agradó
la mayoría de las historias.
Es
un libro ideal para llevar siempre encima y leer en cualquier momento
o entre lecturas más extensas. Aunque también podemos darnos una
atracón y terminarlo al día de hacernos con él (al gusto del
lector). Sin duda, Coleccionable de tragedias sería como un cuenco
repleto de curiosos caramelos en los que nos encontramos de todo:
desde delicatessens hasta verdaderas e incomprensibles rarezas. Pero
si nos tomamos un buen puñado de cada vez (o nos los terminamos de
una sentada) seguro que nos sentarán fenomenal.
La
verdad es que no es nada sencillo escribir un microrelato. En unas
míseras líneas/palabras, tienes que contar una historia al lector
que llene igual o más que un relato. Que sea más de lo que muestra.
Y lo cierto es que Liss lo consigue... pero no en todas las
historias. Una considerable cantidad de ellas no me han dicho nada o
supuesto nada. Solo un pequeño peldaño en esta empinada escalera
literaria.
Aunque
todo hay que decirlo, la narrativa de Liss no está nada mal. E
incluso me he encontrado con unos cuantos microrelatos de una página
que piden a gritos que se conviertan en relatos (quizás en la
siguiente entrega...).
Si
algo hay que destacar de esta obra, es el apartado estético. Para
empezar su pequeño formato, ideal para llevar a cualquier parte. Y
solo hace falta abrir el libro para sorprenderse al pasar las páginas
exquisitamente ornamentadas (los diseños cambian en cada parte). Un
punto a favor para hacerse con esta obra que nada tiene que envidiar
a las publicadas por grandes editoriales.
Humor
negro, mala leche, caníbales, sucesos (para)anormales...
Coleccionable de tragedias es una agradable lectura, ideal para
adentrarse en el mundo del microrelato.
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