Con
Feral, David Jasso se adentra en un género mezcla de terror y ciencia ficción
al más puro estilo Alien o Fantasmas de Marte. ¿Y por qué lo comparo con
películas? Quizá porque de este autor, expresidente de Nocte (la Asociación
Española de Escritores de Terror), se dice que tiene un estilo muy
cinematográfico, y es bien cierto.
Como
casi todo está inventado y escrito ya, abordar una novela así tras leer la
contraportada te hace pensar “Oh, ya, lo típico: espacio, alienígenas malos,
humanos merendados...”, pero cuando comienzas a leerla te das cuenta de por qué
una novela es interesante y diferente a las demás, aunque el tema parezca
trillado.
No
sé por qué, en la contraportada, uno de los críticos dice que está a la altura
de Stephen King. Como escritor de calidad, probablemente sí, aunque hay que
salvar distancias (principalmente por el número de obras... Bueno, lo dejo ya,
las comparaciones son odiosas); y si en la crítica se refería a que el estilo
entre estos dos autores es parecido: no, señor. Jasso tiene un estilo propio,
caracterizado por escenas rápidas e intensas, por repeticiones de oraciones
que, lejos de ser un fallo estilístico, se convierten en un recurso muy
efectivo para reforzar una emoción, siempre una emoción acorde con el género de
terror. También sabe (y peca de) retratar el amor juvenil (o el adulto, da
igual) y de darle a todo un toque que roza lo cursi, como de melodrama
romántico. Pero con Feral sí ha bordado algo en concreto...
Jasso
ha creado momentos de tensión y espanto de una manera tan efectiva que, cosa
rara en mí, ha logrado alterarme, no transmitirme terror, cosa que creo poco
posible e incluso negativa, pero sí nerviosismo, inquietud, esa sensación que
te atrapa y te obliga a seguir hasta el final con los ojos cerrados (es un
decir), o a cerrar el libro de manera temporal.
Te
contagia de una sensación de desamparo, te convence de la desesperación, te
salpica con la retorcida mentalidad de sus personajes, y te conduce a un ritmo
increíblemente ágil por toda una serie de acontecimientos lo suficientemente
creativos y casi inesperados como para prohibirte abandonar la lectura, aunque
sea un ejercicio de masoquismo. Además, no esperes piedad con los personajes
(ríete tú de George R. R. Martin).
En
el aspecto menos redondo de la novela quiero destacar ciertos diálogos, no
todos, que quizá pecan de una voz narrativa homogénea. Es decir, vemos los dejes
del autor, y abusa demasiado de ciertas onomatopeyas (ji, ji, ji) que a mí
personalmente me costaba imaginármelas en el sentido que requería la situación.
En esos casos, (modo corrector repipi on) cuando el sonido no resulte
especialmente gráfico y una risa así pueda ser interpretada con sonoridades
diferentes, lo mejor es describirlo y obviar la transcripción literal (modo
corrector repipi off).
Tampoco
me terminan de convencer, pero esto es una marcada manía personal, los finales
apoteósicos. Ya que hablamos de Stephen King, en muchas de sus novelas, como
Desesperación o incluso It, la pelea final contra la monstruosidad le resta
encanto a la atmósfera que se ha ido creando, y limita mucho las posibilidades
de jugar con los personajes, con las pequeñas particularidades de estos. Sé que
muchos opinarán lo contrario, y que como efecto dramático están muy logrados
dichos finales. De hecho, en Feral la acción al final es trepidante, pero me
recuerda demasiado a esas pelis de zombis muy misteriosas y emocionantes al
principio, pero terriblemente frenéticas y exageradas cuando ya todos están
infectados.
Otra
pequeña crítica que podría hacérsele, en el mismo sentido que el párrafo
anterior, es el recurso dramático de que determinados personajes parezcan invencibles
(cosa que limita mucho las posibilidades de acción humana, aunque aquí funciona
bastante bien), para luego parecer demasiado frágiles esos mismos personajes
anteriormente invulnerables. Y no explicaré esto en detalle por no acabar
llenándolo todo de spoilers.
Lo
que quiero dejar de manifiesto es que se trata ante todo de una novela con un
estilo muy depurado, eficaz, muy intensa e impactante, con un tono de ironía
muy divertido (aunque peca de la voz narrativa homogénea que he mencionado), y
con una historia muy trabajada y trepidante, llena de giros e ideas bastante
frescas y atractivas.
Además,
Jasso, aunque explota un tópico que me repatea un poco (el de los
extraterrestres malotes), reproduce de forma en mi opinión muy acertada las
intrigas que acompañan a las instituciones humanas, y esa ingenuidad del humano
medio con respecto a la (falsa) seguridad que le proporciona la sociedad, sus
estructuras y sus líderes. Ahí queda eso.
P.
D.: No quiero despotricar de la editorial de Feral, que lamentablemente ha
hecho que la novela sea más difícil de encontrar que el Necronomicón...
Para saber más:
Si quieres formar parte de Castle Rock Asylum y colaborar con un reportaje, relato y/o reseña, envíanos un mail a castlerockasylum@gmail.com y nos pondremos en contacto contigo lo antes posible ;)
2 comentarios:
Gracias, chicos!!!
A ti :)
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