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lunes, 19 de noviembre de 2018

La Sala Común: Channel Zero The Dream Door




La antología de terror televisiva de Nick Antosca suma una cuarta entrega que vuelve a tomar uno de los famosos creepypastas de punto de inicio para crear una nueva historia de terror, suspense y drama. 

Tras la grotesca y extrema Butcher´s Block, The Dream Door se presenta como una historia más contenida e íntima. Recuperando un tono parecido a No End House donde se explora un terror más urbano y sensorial que se une a la trama dramática de la protagonista. En esta ocasión, una joven pareja que acaba de mudarse ve como su relación comienza a resquebrajarse a la vez que lidian con el extraño hecho de encontrar una extraña puerta en su sótano.

La relación de los dos protagonistas encarnados por Maria Sten y Brandon Scott (quien repite tras Butcher´s Block a lo American Horror Story) es el punto en el que gira toda esta temporada y a la que se le añade el factor sobrenatural. Si bien la química entre ambos actores no es para tirar cohetes, al menos cumplen a la hora de afrontar sus personajes.




Era muy complicado mantener el listón dejado por la anterior temporada. Y es cierto que The Dream Door deja con cierto regustillo de decepción una vez visionados los seis episodios que conforman la temporada que tiene una primera mitad de lo más prometedora e inquietante para después contar con una segunda mitad en la que la propuesta se va cayendo con todo el equipo a medida que transcurre la historia. El concepto arrancado de la historia original Charlotte Bywatter a la que Antosca le da su jugosa vuelta de tuerca, se antoja de lo más sugerente y explotable. Pero se precipita el descubrimiento del cómo y porqué y la historia muta rápidamente en otro tipo de propuesta que en ocasiones llega a caer en la parodia. Es así como en los primeros tres episodios tenemos una inquietante historia de traumas infantiles y particular criatura con sed sangre suelta por ahí y en los restantes capítulos, comenzar una alocada trama que entremezcla elementos Lynchianos y Cronenbergianos que dan como resultado una especie de "X-Men" de extrarradio pasado de vueltas. Es así como el tono terrorífico se ve comprometido y el bochorno se hace patente a lo largo del visionado.

Esta temporada ofrece más aportes a la retorcida mitología de Channel Zero. El más rescatable y memorable es sin duda Pretzel Jack. Una criatura que puede mirar de tú a tú al mismísimo Slender-Man pero que, como el resto de la temporada, acaba cayendo en el fango de lo ridículo en los últimos episodios.




A la sensación de descontento se le une el desaprovechar a una musa del terror como Barbara Crampton en un fugaz e intrascendente papel. 

Aún con todo, The Dream Door resulta ser la temporada más "cinematográfica". El director E. L. Katz (el que nos regaló el desternillante y macabro primer segmento de The ABC´s of the Death 2) está la mar de inspirado a la hora de rodar y dotar de gran personalidad a la temporada. Y al fin y al cabo, Channel Zero sigue siendo la mejor propuesta televisiva del género de terror le pese a quien le pese.





Lo Mejor: Su primera mitad con el Pretzel Jack más aterrador.

Lo Peor: El drástico y erróneo cambio de tono a mitad de la temporada.



lunes, 28 de mayo de 2018

La Sala Común: Channel Zero Butcher´s Block





"A la tercera va la vencida". O, al menos, eso opino yo al valorar esta tercera entrega de la propuesta antológica televisiva de terror ideada por Nick Antosca para el canal Syfy.

La primera temporada de Channel Zero mostraba una excelente carta de presentación a modo de serialización de uno de los creepypastas más conocidos: Candle Cove. Pero no se supo utilizar los tempos ni el cast para hacer digerible la temporada; incluso constando de solo seis episodios. Aún así, todos merecen una segunda oportunidad. Y con No End House, Antosca logró recuperar mi interés por esta serie y su actualización del terror. Por eso mis expectativas ante la tercera temporada eran peligrosamente altas. Pero la tercera jugada de Antosca es toda una escalera de color blanco que acaba tiñéndose de rojo sangre para nuestro deleite.




Es esa misteriosa escalera que aparece en mitad de la nada para abrir las puertas a lo desconocido, lo único que vincula Butcher´s Block al creepypasta de esta temporada (Search and Rescue). Pues en esta ocasión, Nick Antosca prefiere crear su propia mitología. Una influenciada por grandes nombres como Clive Barker, David Cronenberg y hasta David Lynch.

Es así como Butchers´s Block termina de perfeccionar del todo la fórmula propuesta por Antosca. Y ya de entrada, hace buen uso de la siniestra y enfermiza atmósfera que ya caracterizaban a las dos anteriores temporadas. Pero que en esta cobra aún más relevancia gracias a lo carnal y visceral del relato. Uno que llega a escarbar en temores más cercanos y reales de lo esperado.




También se nota que Antosca sigue con su particular "marca de la casa" a la hora de imprimir en sus historias la importancia de un pasado marcado por la tragedia y que cobra gran importancia en el presente y futuro. Es así como la pareja de hermanas protagonistas de Butcher´s Block, tratando de escapar de un infierno personal acaban por meterse de cabeza en otro.

Esta entrega de Channel Zero se contiene con la parte melodramática de la propuesta y se integra a ella a la perfección. Salvando el bache que podíamos encontrar en No End House. Y no hay quejas en cuanto al ritmo Ya en el primer episodio, Butcher´s Block nos ha enganchado y no nos suelta hasta el último minuto.




El reparto es bastante solvente. Pero donde más nos fijamos es, cómo no, en el personaje encarnado por Rutger Hauer, cuya sola presencia ya impone. Aunque creía que darían más cancha a su personaje, en toda participación cumple a la hora de encarnar al patriarca de la particular familia de matarifes del género de este siglo. Los Peach no tienen nada que envidiar a Leatherface (aka Cara de Cuero) y su familia.

Cómo no, esta temporada tiene una gran carga sangrienta, Por lo que, aunque es más accesible en cuanto a trama y ritmo, quizás pueda echar para atrás a los más aprensivos. Ojo, que tampoco nos encontraremos con un carnaval de ultra gore alemán. Pero sí que algunas imágenes removerá más de un estómago.

Volviendo al tema de las influencias, está claro que Butcher´s Block le debe mucho a Clive Barker. Tanto por su concepto de la Nueva Carne, como por el terror suburbial del relato The Forbidden (y su adaptación cinematográfica: Candyman). El terror vuelve a actualizarse y ya lo podemos encontrar a la vuelta de la esquina o hasta en un parque.

Nick Antosca tampoco ha tenido reparos en juguetear con el enfermizo surrealismo Lynchiano. El cual agredecerán los huérfanos de la tercera temporada de Twin Peaks. Y hasta propone una visceral y grotesca versión de Alicia en el País de las Maravillas en sus capítulos centrales.




Pero mi parte favorita es cuando se mete en la mitología que propone Antosca y que ve de tú a tú al solitario de Providence y a Algernon Blackwood. Sugiriendo más que mostrando, tal y como hicieron estos maestros del terror en sus escritos y dejando que este componente sea la guinda del visceral pastel que es Butcher´s Block.

El formato miniserie de 6 episodios sigue sentándole bien. Pues juega sobre seguro de no alargar innecesariamente la propuesta. Aunque en esta ocasión quizás hubiese estado bien explorar aún más la hacienda Peach.

Está claro que Channel Zero ya le puede quitar la antorcha a American Horror Story como mejor serie antológica de terror actual. Aunque habrá que ver si la cosa se mantiene cuando se estrene Castle Rock o esa serie mensual que prepara Blumhouse y Hulu. Pero de momento, no dejemos de aplaudir a Antosca y esperar a ver a qué nuevo creepypasta mete mano.





Lo Mejor: La mitología propia que propone bebiendo de varias influencias.

Lo Peor: Querer más del personaje de Rutger Hauer y su siniestra familia de matarifes del género.



lunes, 19 de febrero de 2018

La Sala Común: Channel Zero No End House





El 5 de octubre de 2011, el canal FX emitía el primer episodio de American Horror Story. Una serie antológica de terror ideada por Ryan Murphy que buscaba refrescar el género y darle un buen hueco en la pequeña pantalla. Recurrentes temas como las casas encantadas, los asesinos en serie, las brujas... se abarcaban desde diferentes puntos de vista o sufrían una nueva vuelta de tuerca. Por desgracia, el tiempo le ha pasado bastante factura a la serie. Y las últimas temporadas o se han acomodado o han sufrido severos bajones de calidad. Siendo el más sangrante el de la última temporada: Cult. Donde la serie decidió explotar una sátira política y un tono más cercano a un thriller terrenal (aunque, eso sí, con las señas de identidad y mala baba características de American Horror Story), sacrificando bastante el terror que tanto había buscado reinventar en sus primeras temporadas.

No han sido pocas las series surgidas a raíz de la propuesta de Ryan Murphy y que buscaron hacerse con este caramelito televisivo. Pero por una u otra razón, todas se veían eclipsadas por American Horror Story... hasta la llegada de Channel Zero.

Es realmente curioso que tras esto nos encontremos el canal Syfy. Servicio que suele buscar el entretenimiento fácil o insulso antes que la calidad. Aunque cuando descubrimos que el artífice de este proyecto es en realidad Nick Antosca, la cosa comienza a tener sentido. Este escritor y productor ha estado implicado en grandes series como Hannibal, en la popular Teen Wolf y fue responsable del guión de El Bosque de los Suicidios. Y ha tenido buen ojo a la hora de encontrar el tema sobre el que giraría su serie antológica: Los Creepypastas.




Las leyendas urbanas de toda la vida encontraron en internet el mejor medio de difusión posible. Lo que hace décadas tardaba en llegar en boca de alguien que aseguraba la veracidad de la historia en nombre del amigo de un amigo suyo. Cualquiera, en cualquier parte del mundo, podía descubrirlo con tan solo dar un click. Las clásicas historias de se actualizaron al nuevo milenio. Las maldiciones ya vienen ligadas a videojuegos o series de televisión, los recurrentes hombres del saco se amoldan a los grotescos gustos de una sociedad que ya se encuentra bastante acostumbrada al terror y las atrocidades...

Desde luego, los creepypasta son una excelente materia prima. Y Antosca fue plenamente consciente de ello cuando realizó Candle Cove. La primera temporada de Channel Zero que se basa en el creepypasta homónimo sobre un misterioso y siniestro programa de marionetas que algunos creen haber visto durante su infancia. Pero al preguntar a sus familiares por este asunto, no pueden más que extrañarse al recordar que esos niños solo miraban una televisor sin señal.

Candle Cove jugaba con una premisa de lo más atractiva. La atmósfera estaba bien lograda y era realmente opresiva. Pero lo cierto es que el mayor problema de la serie (y por la cual casi abandono el proyecto) fue su ritmo. Uno que pasaba de ser lento a agónico. Algo en verdad cuestionable al ser una temporada compuesta por tan solo 6 episodios. Aún así, nadie puede negar que Candle Cove fue uno de los visionados más terroríficos de 2016 (y lo cierto es que contiene algunas de las escenas más aterradoras vistas en años en este género).

No con cierto temor me adentré en la segunda temporada de esta serie. Aunque aclaro desde este momento que he salido más contento que con mi experiencia que con Candle Cove. Considero que No End House SÍ que es el mejor ejemplo de lo que quiere (y puede) mostrar Channel Zero: reinventar el terror.




Ya solo en su primer episodio, No End House no deja de dar constancia de ello. La temporada se basa en el creepypasta homónimo sobre una casa encantada itinerante en la que los atrevidos visitantes se adentrarán en las entrañas del lugar mediante puertas (a cada cual más aterradora que la anterior). La serie desde luego que da varios giros a este concepto y perfecciona la premisa inicial. Hay algo en verdad inquietante en ver cómo los personajes son invitados, mediante un vídeo enviado a sus teléfonos móviles, a una casa encantada que se traslada a diferentes ciudades durante un tiempo. Si hasta ahora eras tú el que se adentraba por propia voluntad en lo Desconocido, ahora es la Desconocido lo que te busca.

La cosa no deja de mejorar al adentrarse en la casa. No End House no tarda en imponer su característica y opresiva atmósfera. Además de dejar clara su propuesta de un terror más experimental y sensorial. Lo que va en aumento durante los próximos episodios, en los cuales la Casa Sin Fin demuestra de lo que es capaz (aunque, lo cierto, es que podría ofrecer mucho más).

Hay un drástico cambio generacional en el reparto de esta temporada. Si Candle Cove parecía querer buscar un público más cercano a la edad de sus protagonistas, da la sensación de que No End House busca hacer lo propio con las nuevas generaciones. El cast está prácticamente compuesto por adolescentes. Ojo, que esto no resta seriedad al conjunto. Aunque es cierto que el tono y los problemas se amoldan bastante a la edad de sus personajes.




Este "rejuvenecimiento" no impide que No End House no pueda contar con un actor más veterano que ensalce el reparto. Y desde luego, la participación de John Carroll Lynch es de agradecer. Su personaje es pieza clave en el desarrollo de la historia. Y a lo largo de los episodios podremos verlo pasar de lo más encantador a lo más terrorífico e cero coma. No por nada, nos encontramos ante el Payaso Twisty de la cuarta temporada de la ya citada American Horror Story.

El problema sobre el ritmo que tanto remató a Candle Cove no creo que esté presente en No End House. Por supuesto, esta nueva temporada sigue jugando con un ritmo más pausado a lo que solemos estar acostumbrados. Pero la historia nunca se estanca ni en los capítulos centrales, en los cuales, aunque de la sensación de dar vueltas sobre sí misma, siguen explotando ese estupendo terror residencial totalmente deudor de la estupenda It Follows.




En su recta final, No End House incluso se atreve a dar un gran salto temático alcanzando unos niveles de dramatismo que hacen que el relato consiga un tono catártico de sobresaliente.

Channel Zero: No End House logra (re)encontrar al espectador con esta estupenda actualización del género propuesta por Nick Antosca que, esperamos, solo vaya a más en futuras entregas.





Lo Mejor: Resulta ser más sólida que Candle Cove.

Lo Peor: Querer que se explotase más las posibilidades que ofrece la Casa.