El
5 de octubre de 2011, el canal
FX emitía el primer episodio de
American Horror Story. Una serie
antológica de
terror ideada por
Ryan Murphy que buscaba refrescar el género y darle un buen hueco en la pequeña pantalla. Recurrentes temas como las
casas encantadas, los
asesinos en serie, las
brujas... se abarcaban desde diferentes puntos de vista o sufrían una nueva vuelta de tuerca. Por desgracia, el tiempo le ha pasado bastante
factura a la serie. Y las últimas temporadas o se han
acomodado o han sufrido severos
bajones de calidad. Siendo el más sangrante el de la última temporada:
Cult. Donde la serie decidió explotar una
sátira política y un tono más cercano a un
thriller terrenal (aunque, eso sí, con las señas de identidad y mala baba características de American Horror Story), sacrificando bastante el
terror que tanto había buscado reinventar en sus primeras temporadas.
No han sido pocas las series surgidas a raíz de la propuesta de
Ryan Murphy y que buscaron hacerse con este caramelito televisivo. Pero por una u otra razón, todas se veían eclipsadas por
American Horror Story... hasta la llegada de
Channel Zero.
Es realmente curioso que tras esto nos encontremos el canal
Syfy. Servicio que suele buscar el
entretenimiento fácil o
insulso antes que la
calidad. Aunque cuando descubrimos que el artífice de este proyecto es en realidad
Nick Antosca, la cosa comienza a tener sentido. Este escritor y productor ha estado implicado en grandes series como
Hannibal, en la popular
Teen Wolf y fue responsable del guión de
El Bosque de los Suicidios. Y ha tenido buen ojo a la hora de encontrar el tema sobre el que giraría su serie antológica: Los
Creepypastas.
Las
leyendas urbanas de toda la vida encontraron en
internet el mejor medio de difusión posible. Lo que hace décadas tardaba en llegar en boca de alguien que aseguraba la veracidad de la historia en nombre del amigo de un amigo suyo. Cualquiera, en cualquier parte del mundo, podía descubrirlo con tan solo dar un click. Las clásicas historias de se actualizaron al nuevo milenio. Las maldiciones ya vienen ligadas a
videojuegos o
series de televisión, los recurrentes hombres del saco se amoldan a los grotescos gustos de una sociedad que ya se encuentra bastante acostumbrada al terror y las atrocidades...
Desde luego, los
creepypasta son una excelente materia prima. Y
Antosca fue plenamente consciente de ello cuando realizó
Candle Cove. La primera temporada de
Channel Zero que se basa en el
creepypasta homónimo sobre un misterioso y siniestro programa de marionetas que algunos creen haber visto durante su infancia. Pero al preguntar a sus familiares por este asunto, no pueden más que extrañarse al recordar que esos niños solo miraban una televisor sin señal.
Candle Cove jugaba con una premisa de lo más atractiva. La
atmósfera estaba bien lograda y era realmente
opresiva. Pero lo cierto es que el mayor problema de la serie (y por la cual casi abandono el proyecto) fue su
ritmo. Uno que pasaba de ser lento a
agónico. Algo en verdad cuestionable al ser una temporada compuesta por tan solo
6 episodios. Aún así, nadie puede negar que
Candle Cove fue uno de los visionados más
terroríficos de
2016 (y lo cierto es que contiene algunas de las escenas más aterradoras vistas en años en este género).
No con cierto temor me adentré en la
segunda temporada de esta serie. Aunque aclaro desde este momento que he salido más contento que con mi experiencia que con
Candle Cove. Considero que
No End House SÍ que es el mejor ejemplo de lo que quiere (y puede) mostrar
Channel Zero: reinventar el
terror.
Ya solo en su primer episodio,
No End House no deja de dar constancia de ello. La temporada se basa en el
creepypasta homónimo sobre una
casa encantada itinerante en la que los atrevidos visitantes se adentrarán en las entrañas del lugar mediante puertas (a cada cual más aterradora que la anterior). La
serie desde luego que da varios giros a este concepto y perfecciona la premisa inicial. Hay algo en verdad
inquietante en ver cómo los personajes son invitados, mediante un vídeo enviado a sus teléfonos móviles, a una casa encantada que se traslada a diferentes ciudades durante un tiempo. Si hasta ahora eras tú el que se adentraba por propia voluntad en lo Desconocido, ahora es la Desconocido lo que te busca.
La cosa no deja de mejorar al adentrarse en la casa.
No End House no tarda en imponer su característica y opresiva atmósfera. Además de dejar clara su propuesta de un terror más
experimental y
sensorial. Lo que va en aumento durante los próximos episodios, en los cuales la Casa Sin Fin demuestra de lo que es capaz (aunque, lo cierto, es que podría ofrecer mucho más).
Hay un drástico cambio
generacional en el reparto de esta temporada. Si
Candle Cove parecía querer buscar un público más cercano a la edad de sus
protagonistas, da la sensación de que
No End House busca hacer lo propio con las nuevas generaciones. El cast está prácticamente compuesto por
adolescentes. Ojo, que esto no resta seriedad al conjunto. Aunque es cierto que el tono y los problemas se amoldan bastante a la edad de sus personajes.
Este "rejuvenecimiento" no impide que
No End House no pueda contar con un actor más veterano que ensalce el reparto. Y desde luego, la participación de
John Carroll Lynch es de agradecer. Su personaje es pieza clave en el desarrollo de la historia. Y a lo largo de los episodios podremos verlo pasar de lo más encantador a lo más terrorífico e cero coma. No por nada, nos encontramos ante el Payaso
Twisty de la cuarta temporada de la ya citada
American Horror Story.
El problema sobre el ritmo que tanto remató a
Candle Cove no creo que esté presente en
No End House. Por supuesto, esta nueva temporada sigue jugando con un ritmo más
pausado a lo que solemos estar acostumbrados. Pero la historia nunca se estanca ni en los capítulos centrales, en los cuales, aunque de la sensación de dar vueltas sobre sí misma, siguen explotando ese estupendo terror residencial totalmente deudor de la estupenda
It Follows.
En su recta final,
No End House incluso se atreve a dar un gran salto temático alcanzando unos niveles de
dramatismo que hacen que el relato consiga un tono
catártico de sobresaliente.
Channel Zero: No End House logra (re)encontrar al espectador con esta estupenda actualización del género propuesta por
Nick Antosca que, esperamos, solo vaya a más en futuras entregas.
Lo Mejor: Resulta ser más sólida que Candle Cove.
Lo Peor: Querer que se explotase más las posibilidades que ofrece la Casa.