Una de las apuestas televisivas más recientes de ese gigante del VOD que es Netflix es Santa Clarita Diet. Una comedia que se caracteriza por el uso de un elemento que para los internos de Castle Rock Asylum seguro que no les es para nada ajeno: el tema zombi.
"Una pareja de agentes inmobiliarios que parecen estar estancados en una, aparente, idílica vida familiar en una zona residencial ven como sus vidas toman un rocambolesco y visceral nuevo rumbo cuando la mujer acaba convirtiéndose en un ser que necesita consumir carne humana fresca".
La serie creada por Victor Fresco es una apuesta la mar de arriesgada. Y lo cierto es que, aunque acabe siendo un pasatiempo bastante ameno, da la sensación de que no logra cumplir su cometido... Sea cual sea.
Santa Clarita Diet muestra una gran valentía al no contenerse a la hora de mostrar escenas desagradables y de casquería que pueden recordarnos a los primeros trabajos de Peter Jackson. Esto ya puede hacer perder a muchos espectadores que pueden que no pasen de la comentada vomitona de la prota o de su primera "cena gourmet". Tampoco voy a decir que la serie se regodee en esta clase de escenas, pero sí que pueden herir la sensibilidad de los espectadores poco acostumbrados al splatter. Al fin y al cabo, esto no deja de ser una comedia ligera (pero que tiene una zombi devora hombres).
El tema zombi no está del todo bien presentado en la serie. Y esto es algo bastante malo teniendo en cuenta que es lo que básicamente la hace diferente. Aunque en un principio no se molestan en querer indagar en el origen del mal que afecta a la prota, en la recta final de la temporada se trata de arrojar luz al asunto y buscar una "cura". Temas que podrían haberse prescindido para aprovechar mejor la concepción tan particular de zombi que tiene esta serie. Que se aleja bastante de la imagen que solemos tener de estas criaturas. La No Muerta encarnada por Drew Barrymore (Scream, E.T.) apenas muestra signos de putrefacción, y es más Vivivente que Muerta. Siendo el verdadero motor de la serie y que fastidia que sea opacada por la trama de "investigación" por parte de su marido en la ficción (Timothy Oliphant).
Y es que la sensación general de Santa Clarita Diet es que es una serie malograda que no termina de despegar en ninguno de los temas que propone (incluso en esa prometedora revisión del leitmotiv de Dexter). Esto puede venir bastante influido por la corta duración de la temporada (diez episodios de apenas media hora de duración cada uno). Pero creo más bien que se debe a que los propios creadores no saben a dónde llevar la serie y parecen querer escurrir el bulto a una segunda temporada que (al menos a un servidor), a priori, se antoja innecesaria.
El tema de la duración es un arma de doble filo. Por un lado, permite que no moleste tanto darlo una oportunidad a la serie y verla al completo (además Netflix ofrece la temporada integra el mismo día del estreno). Pero por otro, la recta final se antojará más sangrante.
La puesta en escena del mundo de Santa Clarita Diet está muy bien lograda. Y se echa en falta más escenas de Sheila y Familia interaccionando con todas esas cosas mundanas como son las barbacoas vecinales, las sesiones de footing, las charlas con el director... mientras lidian con su voraz problemilla.
La serie se apoya en la pareja protagonista. Barrymore está sensacional en su papel de Sheila sencillamente porque se nota que se lo está pasando en grande interpretándola. Y eso está genial, pues la gracia del personaje es que la transformación en zombi la ha desinhibido tanto que puede estar bromeando tras haber hecho un smoothie de vísceras de su última víctima y acto seguido dejar sin habla a su marido en la cama.
La réplica se la da Timothy Oliphant, cuyo personaje trata de aceptar sin mucho éxito el brutal cambio de su mujer y intenta ser la voz de la razón en esta sangrienta locura.
Por otra parte tenemos a Liv Hewson dando vida a la hija del matrimonio de agentes inmobiliarios y a Skyler Gisondo siendo un joven nerd que dará la primera opinión a la pareja protagonista sobre la zombificación de Sheila. Ambos quedan a medio gas. El de Liv por hacerla aceptar tan fácilmente las nuevas costumbres culinarias de su madre y el segundo por desaprovechar toda esa vía cómica de los primeros episodios que es el hacerlo parecer un experto contando que su experiencia con el tema zombi no pasa de las series, películas o cómics.
El resto de secundarios por muy interesantes que puedan parecer apenas tienen protagonismo. E incluso la presencia de dos grandes de la comedia como son Nathan Fillion y Patton Oswalt tan solo quedan en cameos puramente anecdóticos.
Santa Clarita Diet resulta ser una propuesta de agradecidas intenciones pero que no termina de hacer despegar ninguna. Aún así arranca alguna que otra carcajada y no deja de ser una buena opción para pasar un distendido fin de semana de gracietas y casquería de extrarradio. Aunque habrá que ver si los Hammond han calado tan hondo en mi alma de espectador como para querer saber qué ocurre con ellos en la segunda temporada.
Lo Mejor: Drew Barrymore. El ser una sitcom splatter.
Lo Peor: El no terminar de apostar de verdad con ninguno de los frentes que presenta. Lo forzado e innecesario que parece esa recta final que busca desesperadamente una segunda temporada.
3 comentarios:
Soy una gran fan de los zombies, y también de Drew, así que probablemente la empiece esta semana.
Un beso ^^
Pues tiene buena pinta, me la apunto :)
Seguro que, al menos, pasarás un rato la mar de divertido.
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