Sinopsis:
Durante el mandato del presidente Obama, Estados Unidos
tiene constancia de que Irán va a cometer un ataque contra sus bases en
territorio aliado. Ante la estupefacción del mundo entero le declara la guerra.
Rusia y China se alían con Irán; Gran Bretaña e Israel con los americanos y,
así, país por país, todos toman parte en la 3ª Guerra Mundial. En pleno
enfrentamiento, y ante la devastación que producen las armas nucleares, los
rivales deciden utilizar las armas químicas, más baratas y más fáciles de
fabricar. Se crean nuevas cepas de virus ya existentes, utilizando el ADN
recombinante y extinguiendo así a casi toda la población mundial. En la ciudad
de Bangor, Maine, sólo han sobrevivido tres personas. Peter, su pequeña hija y
Patrick Sthendall, su odiado vecino. En una población totalmente nevada,
gobernada por temperaturas que bajan de los diez grados bajo cero, los dos
hombres se enfrentarán a algo más que al odio que sienten el uno hacia el otro.
Unos visitantes con los que no contaban.
Opinión:
«Y pese a todo, el
mundo todavía giraba.» Con estas palabras comienza una novela que me ha
enganchado de principio a fin. Con una premisa muy real (y es que, ¿quién no ha
pensado en la posibilidad de una 3ª Guerra Mundial con todo lo que está pasando
en el mundo?), nos adentramos en un mundo hostil, crudo y cruel.
La forma de narrarlo es directa, y aunque el libro es corto
(mi edición cuenta con 243 páginas con el prólogo y los agradecimientos) no por
ello la acción se ve atropellada, si no al contrario, ya que los personajes
están muy bien desarrollados y empatizas con ellos desde el primer momento.
En ella podemos encontrar acción, drama y buenas dosis de gore, con algunas escenas que mezclan
varios de estos elementos y que te lo llegas a imaginar en tu cabeza como si de
una película se tratase.
Me encanta que los personajes no sean ni buenos ni malos, si
no tonos grises, sobretodo Patrick, que se ha convertido en uno
de mis favoritos. Katty es una dulzura de niña, y sabe muy mal que siendo tan
pequeña tenga que sufrir tanto. Peter es más comedido, es un padre
que se preocupa por su hija, y que debe enfrentarse a decisiones difíciles en
un mundo donde la muerte acecha en cada nevada esquina.
Que de tres personas, dos estén enemistadas, es un toque de
originalidad que te crea una curiosidad insana (ya que o devoras el libro o te
comes las uñas) por saber la razón por la que Patrick y Peter se odian.
Un odio visceral que pone en peligro sus vidas y que hace que saquen lo peor de
si mismos.
Y como no, no puedo olvidarme de nuestros amigos los no
muertos. En Y pese a todo…, Juan de Dios Garduño nos muestra unos
zombis poco convencionales. Son albinos, y muy, muy listos. En manada, se
asemejan a las abejas, ya que son capaces de trabajar juntos para atrapar a su
presa. Y son muy crueles, llegando a disfrutar viendo el sufrimiento de los
humanos (aún recuerdo la historia de Anne, es estremecedora y dura).
La ambientación me ha gustado mucho. Un pueblo de Maine, homenaje sin duda al maestro del
terror, donde no deja de nevar, le da un toque místico a la narración, y la
nieve se convierte sin quererlo en un personaje más de la novela.
Debo reconocer que esta historia me ha hecho llorar. He
dejado escapar lágrimas con Doggy (Jamás te lo perdonaré, Juan de Dios Garduño, jamás xD), con Patrick
y con ese final, agridulce, donde la esperanza ilumina tímidamente el futuro de
Peter
y Katty.
¿Lo recomiendo?
Sin duda alguna, si te gustan las historias de terror,
suspense y zombis, pero que no sólo se centren en la acción si no que también
se preocupen en desarrollar bien los personajes, este es tu libro.
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