Mucho he demorado la
lectura de esta novela editada bajo el sello de la línea Z de Dolmen Editorial, que incluso fue finalista en el IX Premio Minotauro (además de que mi
ejemplar fue el premio de un concurso de fotografía en el que tuve que emular a
la joven que protagoniza la estupenda portada de la novela), pero a veces, uno
se olvida de lo que tiene en sus estanterías. Por suerte, por fin he leído esta
novela de Daniel P. Espinosa y os traigo la reseña de esta novela bastante
especial.
La historia sigue los
pasos de Etham Loss, un nigromante que, tras el suicidio de su amante, solo desea traerla de vuelta, pero sin muchos resultados. Pronto se verá envuelto en
una trama que podría llegar a desencadenar el mismísimo Apocalipsis.
Ya de priori nos
sorprende saber que la novela trata sobre la nigromancia. Esa oscura rama de la magia
que se dedica a tratar con la muerte y los espíritus. Y es que, además. este
tema está excelentemente tratado y explicado gracias al protagonista de la
historia: Etham Loss, un personaje de aspecto tan triste y cadavérico como los
muertos con los que trata a diario. Etham es un personaje que podríamos
calificar como despreciable, ya que no tiene ningún tipo de remordimiento a la hora de
conseguir lo que quiere. Además, prefiere vivir entre muertos, que tratar con
los vivos, a los que ni respeta. Pero como él, toda la galería de personajes de
la novela demuestran lo ruin, egoísta y pecaminoso que puede llegar a ser el ser humano.
Pero aún con todo, Daniel logra hacer que no lleguemos a odiar tanto como
deberíamos a Loss. Que, cuantas más páginas leía, más me recordaba a John
Constantine, el mago y experto en artes ocultas de los cómics de Hellblazer,
aunque Loss, llega a una nivel más alto de sordidez que el fumador personaje
inglés.
Empezaremos la historia
al igual que Loss: confusos. Iremos averiguando poco a poco cómo es la vida de
un nigromante, sus costumbres, qué pasó con Mara, y quién es Cornelius y su
secta y lo que pretenden hacer. Nekromanteia es una novela que se toma su tiempo para presentarte este
bucólico mundo, y que crea una atmósfera asfixiantes como pocas obras pueden
llegar a hacer.
El mundo que nos presenta Daniel, es lo más oscuro que te puedas imaginar. Y para remarcarlo, el autor hace que el cielo
siempre esté oscuro o nublado. Y si no, hará llover a cantaros para intentar limpiar un
poco las sucias calles y las atormentadas almas que allí habitan.
En Nekromanteia
descubriremos un Más Allá de lo más terrorífico, que sencilla y llanamente se traduce en la nada.
Cuando una persona muere, va olvidándose gradualmente de lo que fue estar vivo
hasta desaparecer por completo. No hay cielo ni infierno. Nada te espera al
otro lado. Los nigromantes lo saben, y por eso Loss no acaba de comprender por
qué Mara ha decidido quitarse por sí misma la vida. También es interesante
conocer a los distintos tipos de no-muertos: desde los espectros, pasando por las
sombras, los resucitados y, por supuesto, las larvas. Estas últimas son sin
duda las criaturas más terroríficas de Nekromanteia y que son el temor de cualquier practicante
de la nigromancia. Unas nauseabundas criaturas que no dejarán de acosar a Loss
quien, al hacer uso de la peligrosa magia infernal, no hará más que aumentar
que el número de larvas que lo persiguen aumente. Yo tuve el "placer" de conocer una de ellas antes de leer Nekromanteia gracias al relato del autor en Fantasmagoria, la fantástica antología espectral que coordinó hace poco Darío Vilas (Instinto de Superviviente, Absurdario).
Si por algo debemos
alabar a Daniel, es sin duda por su esmero a la hora de documentarse. Y es que,
salvo por algún detalle inventando, los rituales que invaden la lectura han
sido sacados directamente de grimorios y tratados sobre el tema que, aunque el
autor no ha puesto en práctica (aunque invita al lector a hacerlo y relatarle
la experiencia), sí que han sido realizados a lo largo de la historia. Antes de
cada capítulo, nos encontraremos fragmentos de las lecturas que el autor ha
consumido antes de ponerse a escribir Nekromanteia, y cuyos títulos pondrá a la
disposición del lector en el apéndice del final de la obra (seguro que
terminaré leyéndomelos todos). Daniel tiene una forma estupenda de escribir y, sobre todo, de narrar escenas en las que
destacan las realmente perturbadoras. Al igual que crear atmósferas malsanas y asfixiantes.
He de admitirlo: se me
hizo bastante difícil la lectura de Nekromanteia. Lo cierto es que esta novela
es bastante densa. Pero lo que hace realmente costosa la lectura es la forma en
la que Dolmen ha decidido maquetarla para así hacer menos voluminoso el libro.
Sin duda, prefiero que tenga más páginas y que las que tenga no sean un
revoltijo de letras sin apenas interlineado (no estoy para
sacrificar más mis retinas). Es una lectura que requiere su tiempo, la verdad.
Pero que merece mucho la pena.
Muchos ya estaréis preguntándoos: "Vale, muy bien
todo. Pero si es de la Línea Z, ¿qué hay de los zombis?". Porque sí, en
Nekromanteia hay zombis. Aunque no son los típicos que pueblan las novelas del
catálogo de esta editorial. Sí, también veremos una especie de Apocalipsis Z
algo especial. Y es que lo interesante aquí es ver como Etham no se sorprende
cuando los muertos vivientes comiencen a pasear por las calles, a diferencia de los demás,
quienes no tardan en dejarse apoderar por el pánico. Y es que, al ser un nigromante, ya está
acostumbrado a verle la cara a la muerte a diario. Cierto que de haber sido
editada en la línea Stoker (si esta hubiese salido a la luz con, o antes de Nekromanteia) no habría importado mucho, pero es bueno que el
catálogo de la Línea Z siga acogiendo títulos como este que aporten más originalidad.
Si sois aspirantes a nigromantes o os encantan las historias de terror al más puro estilo Hellblazer no deberías rechazar el realizar este ritual.
1 comentarios:
Una excelente reseña, Rubén. Muy cuidada y precisa. Te lo agradezco infinito, y me alegro mucho de que la novela te haya gustado. Un abrazo.
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