A Claudio Cerdán tuve el placer de descubrirlo recientemente con su novela El País de los Ciegos, en el que ofrecía una estupenda historia neo noir de pura pata negra. Después traté de probar suerte con su primera novela de género fantasy, El Dios de los Mutilados, pero por desgracia no pasé de las primeras cien páginas. Así que decidí hacerme con la novela que nos ocupa, en la que Claudio vuelve a tratar el género negro nacional, pero añadiéndole el plus de un Apocalipsis Zombi a la ecuación.
Está claro que casi todos los autores (noveles o veteranos) de género nacional acaban, tarde o temprano, interesándose por juguetear con el tema zombi en sus escritos. Ya sea en formato corto o largo, apostando por nuevas ideas o exprimiendo las mismas de siempre. Y en este panorama, la Línea Z de la editorial Dolmen es el máximo exponente en nuestro país. Aunque es cierto que la mayor parte de sus lanzamientos no pasan de ser refritos de lo ya visto una y otra vez. De vez en cuando tenemos joyitas como Sangre Fría. Que, sin inventar la rueda, sabe utilizar los elementos del género para descubrirnos una lectura adictiva y bastante divertida.
¿Que qué nos cuenta Sangre Fría? Pues la inesperada salida de la cárcel del Perrolobo. Un delincuente de etnia gitana que se ve obligado a reunir, una vez más, a su banda de raterillos para poder dar un último golpe con el que poder salvar a su retoño del mafiosillo local. Pero las cosas no dejan de ponerse cada vez más complicadas con el acecho de dos rencorosos enemigos del Perrolobo que buscan darle matarile... Ah, y además estalla un Apocalipsis zombi que hace peligrar, aún más la situación...
Está claro que la novela funcionaría perfectamente sin necesidad de añadirle la temática Z. Pero esta se solapa a la perfección con la historia y no hace más que enriquecerla. Claudio se siente como pez en el agua narrando ese submundo criminal y los habitantes que lo pueblan. Y además se divierte haciendo suyo un género tan fusilado como el de los No Muertos.
¿Que qué nos cuenta Sangre Fría? Pues la inesperada salida de la cárcel del Perrolobo. Un delincuente de etnia gitana que se ve obligado a reunir, una vez más, a su banda de raterillos para poder dar un último golpe con el que poder salvar a su retoño del mafiosillo local. Pero las cosas no dejan de ponerse cada vez más complicadas con el acecho de dos rencorosos enemigos del Perrolobo que buscan darle matarile... Ah, y además estalla un Apocalipsis zombi que hace peligrar, aún más la situación...
Está claro que la novela funcionaría perfectamente sin necesidad de añadirle la temática Z. Pero esta se solapa a la perfección con la historia y no hace más que enriquecerla. Claudio se siente como pez en el agua narrando ese submundo criminal y los habitantes que lo pueblan. Y además se divierte haciendo suyo un género tan fusilado como el de los No Muertos.
Y diversión es lo que prima en Sangre Fría (además, claro está, de buenas dosis de casquería, tiros y pasajes de adrenalítica supervivencia). En la contraportada se dice que "Si Terry Pratchett y Chuck Palahniuk hubiesen escrito una
novela Z se parecería mucho a esta". Yo más bien tiraría por el terreno cinematográfico para comparar Sangre Fría. Recuerda a un Zombieland o Zombies Party pasados por el filtro cañí. O podría haber sido perfectamente la película que Álex de la Iglesia habría dirigido tras El Día de la Bestia.
Humor chusco y en su mayoría soez, gore y facilón. Pero para el recuerdo de este lector quedan varios pasajes dedicados a parodiar (más que a homenajear) a grandes obras de la literatura Z nacional (y hasta películas como [REC]). Puntazo muy de agradecer para el lector habitual y veterano, pero que puede hacer que el profano puede llegar a aborrecer.
Como ya me demostró en El País de los Ciegos, Claudio tiene un don para crear personajes marginales y clichés y, aún así, lograr que el lector pueda empatizar con ellos (incluso con el Mosca y su tan personal forma de hablar). Y eso es algo muy de alabar en una novela zombi, en la que la mayoría de los personajes que el escritor crea solo sirven para ser el tentempié de algún muerto viviente.
Hablando de los no muertos. Cerdán nos reserva un par de sorpresas en este tema (tranquilos si al principio os chocan bastante, los interrogantes pronto tendrán sus alocadas respuestas).
La novela tiene una estructura la mar de interesante (de hecho, comienza por el epílogo), Su primera parte va dando bandazos entre el antes y después del boom Z. Y aunque pueda parecer que esto hará la lectura confusa, Claudio logra que esta práctica no desentone (aunque se auto mofe de ella en uno de los más ocurrentes pasajes) y consigue que los zetas estén presentes desde el comienzo de la lectura.
Sangre Fría es, sin duda, de lo mejorcito publicado recientemente en el género Z (y, por supuesto, en Dolmen Editorial). Una novela que puede llegar a lograr que aquellos que hayan quedado desencantados por tanto refrito, puedan reconciliarse con esta clase de historias.
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