jueves, 19 de septiembre de 2019

Entrevista a Darío Vilas, escritor

Entre los pasillos de Castle Rock nos hemos encontrado con el escritor vigués Darío Vilas, ganador del premio Nocte 2014 con su novela El hombre que nunca sacrificaba gallinas viejas y al que ya tuvimos el placer de entrevistar en los inicios de este humilde blog siendo nuestra primera persona en ser interrogada por Rubén “Reaper” GonzáleZ.

Primero de todo, bienvenido de nuevo al manicomio.

La última vez que nos vimos acababas de publicar El tiempo como enemigo. Cuéntanos, ¿qué novedades nos traes desde entonces?

Madre mía, a mí me parece que pasó una vida desde que publiqué aquella novela. Tuve a mi segundo hijo, firmé mi primer guion de cine que se llegó a rodar (“Mom”, de Ferran Brooks), estuve a punto de dirigir un corto (no pude porque nació mi hijo), publiqué varias cosas, monté mi propia librería, después un sello editorial... Han sido cuatro años intensos.

Aparte de escribir, eres propietario de Librinde, que para aquellos que no lo sepan es una librería que apuesta por los autores nacionales y de género fantástico afincada en Vigo, y ahora te has embarcado en el mundo editorial creando el sello Mentiras Necesarias. ¿Cómo surgió este proyecto?

Surgió hace años. Si no me engaña la memoria, durante el Festival Celsius de 2015. Ignacio Cid Hermoso y yo pusimos los cimientos por entonces y fuimos dándole forma al sello, aunque no terminábamos de ver el momento de arrancar. Después llegó Librinde y, con ella, vi clara la oportunidad, al haber conocido a muchos distribuidores y demás profesionales del sector que podían allanarnos el camino.

Tu nuevo trabajo, La oración del sepulturero, es la primera publicación de esta nueva aventura literaria. Dinos, ¿Estás emocionado?

Mucho. Esta novela estaba firmada con otra editorial, a la que le debo un libro, aunque entendieron bien que para mí era el momento de hacerlo, de tener el control completo de mi obra. Mentiras Necesarias me brindaba la oportunidad de hacer el libro que siempre quise, sin renunciar a unos acabados profesionales, ya que conté con portadista, maquetador, correctora, distribuidora... La única forma de que salga bien una empresa así es rodearse de personas capacitadas, lo tenía claro desde el principio. Y el resultado creo que está sorprendiendo mucho y para bien. No hay más que ver el tomo, es un lujazo de edición.


¿Nos podrías hablar un poco sobre La oración del sepulturero?

Es mi segunda novela protagonizada por Marquitos Laguna y ambientada en la isla ficticia Simetría. Estaba planificada desde que puse el punto final a la primera, El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas, pero pasaron seis años hasta que pude escribirla, por diversos motivos. Por suerte, todo fluyó con naturalidad, como si la encarase acto seguido.

Es una trama nueva, no es necesario leer la anterior porque pongo en contexto en todo momento, pero también es una continuación directa. Esta novela arranca con el protagonista justo donde lo dejamos. Marquitos está en un punto de no retorno y, de pronto, se ve envuelto en una situación demencial, límite: está a punto de estallar una guerra en Simetría, en la que se enfrentarán una mujer rusa, Mila, y su padre, Niilo (nombres que sonarán a mis lectores fieles, porque esta novela establece un puente con mi saga de zombis publicada por Dolmen Editorial). Ella tiene de su lado a los bajos fondos, a lo más peligroso de Simetría, la gente que no tiene nada que perder. Y él a las autoridades. En medio está Marquitos, que tiene en su mano atajar esa guerra antes de que empiece. Fíjate si están las cosas jodidas, que todo depende de un psicópata narcisista con trastorno borderline.

Es todo muy dinámico, con más acción, con situaciones más grotescas, enfermizas y aterradoras.
Por otra parte, al igual que la primera parte, es una novela trufada de referencias culturales, de todo aquello que me gusta e inspira. Música, cine, pintura y, por supuesto, literatura. Hay easter eggs repartidos por sus páginas, algunos lectores avispados ya me señalaron unos cuantos. Creo que nunca en mi vida me había divertido tanto escribiendo, espero que sea algo que se traslade al lector.

Zombis, asesinos… ¿Se podría decir que disfrutas inquietando a tus lectores?

Supongo, pero lo que en realidad busco es despertar emociones, sentimientos, aunque acabe siempre con un pie en el terror. O con pie y medio.

Has escrito novelas, participado en antologías, colaborado en cortos y creado tu propia editorial. ¿Qué otra variante de las letras te gustaría añadir a tu currículum?

Pues me encantaría escribir ensayo de cine. En esas estoy ahora mismo, de hecho. En fase inicial, pero ahí ando.

El terror en todas sus variantes es uno de los pilares de tus obras. ¿Qué te atrae de ese género?

Te voy a confesar que no es intencionado. Me gusta el terror, es evidente, pero cuando empiezo a hilar una historia no me planteo enmarcarla en el género. Se va hacia ahí de forma natural. Luego hay quienes ven claro que hago terror y los que opinan que es otra cosa. A mí me da igual, no deja de ser una etiqueta que sólo sirve para que los libreros organicen las estanterías.

En cualquier caso, creo que lo que me atrae del terror es que es un vehículo perfecto para hablar de mis obsesiones recurrentes: la soledad, los hijos, el miedo a la muerte. También es ideal para reflejar de forma alegórica la realidad social que nos ha tocado vivir, desde un punto de vista analítico o crítico, según me pille el cuerpo.

Pregunta obligada: ¿Cuál es la película y/o libro que más miedo te ha dado?

Películas, la cosa se queda entre “La semilla del diablo” y “Dark Water”, que apelan a lo mismo, aunque desde enfoques muy diferentes. Y el libro que más miedo me dio es reciente: “Cuando el diablo se aburre” (Dilatando Mentes Editorial), de Ignacio Cid Hermoso. Es tremendo, no recordaba haber pasado tanto miedo leyendo, de ese que te hace mirar por encima del hombro de vez en cuando, en mi vida.

¿Ya tienes en mente alguna nueva historia con la cual deleitarnos a los lectores después de La oración del sepulturero?

Tengo muchas, lo que me falta es tiempo. A partir de esa novela ya tengo, como poco, otras tres en mente: un spin off (protagonizado por un personaje secundario, El Duli), una nueva secuela y la novela que cerraría la trilogía de zombis. Luego tengo planificada una novela negra que toma un suceso de mi ciudad como referencia, que se titularía El último día que nevó, y una tercera novela que se uniría a El tiempo como enemigo y La leyenda del Babujal para conformar un tríptico enmarcado en el mismo universo.

Demasiados proyectos. Si le sumas que hay que seguir tirando de Librinde y Mentiras Necesarias, y que estoy con el ensayo de cine, pues tú dirás. A ver cómo me las arreglo.

Y para terminar, como ya sabes hay muchos autores noveles con talento en este país. ¿Algún consejo para las nuevas futuras mentes de la literatura de terror?

No me gusta dar consejos, lo digo siempre. Yo estoy en proceso de aprendizaje. Así que lo único que puedo decir es: leed y escribid. Haced mucho de lo uno y de lo otro. Más de lo primero, a poder ser. Y no sólo género, sino todo lo que pilléis por banda, incluso aquello que a priori no os seduzca.

Muchísimas gracias por volver a nuestros dominios. Los fantasmas del sótano se han puesto muy contentos al conocer tu visita. Puede que no te dejen marchar.


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