Entre los pasillos de Castle Rock
nos hemos encontrado con el escritor vigués Darío Vilas, ganador del premio
Nocte 2014 con su novela El hombre que nunca sacrificaba gallinas viejas y al
que ya tuvimos el placer de entrevistar en los inicios de este humilde blog
siendo nuestra primera persona en ser interrogada por Rubén “Reaper” GonzáleZ.
Primero de todo, bienvenido de
nuevo al manicomio.
La última vez que nos vimos
acababas de publicar El tiempo como enemigo. Cuéntanos, ¿qué novedades
nos traes desde entonces?
Madre mía, a mí me parece que
pasó una vida desde que publiqué aquella novela. Tuve a mi segundo hijo, firmé
mi primer guion de cine que se llegó a rodar (“Mom”, de Ferran Brooks), estuve
a punto de dirigir un corto (no pude porque nació mi hijo), publiqué varias
cosas, monté mi propia librería, después un sello editorial... Han sido cuatro
años intensos.
Aparte de escribir, eres
propietario de Librinde, que para aquellos que no lo sepan es una librería que
apuesta por los autores nacionales y de género fantástico afincada en Vigo, y
ahora te has embarcado en el mundo editorial creando el sello Mentiras
Necesarias. ¿Cómo surgió este proyecto?
Surgió hace años. Si no me engaña
la memoria, durante el Festival Celsius de 2015. Ignacio Cid Hermoso y yo
pusimos los cimientos por entonces y fuimos dándole forma al sello, aunque no
terminábamos de ver el momento de arrancar. Después llegó Librinde y, con ella,
vi clara la oportunidad, al haber conocido a muchos distribuidores y demás
profesionales del sector que podían allanarnos el camino.
Tu nuevo trabajo, La
oración del sepulturero, es la primera publicación de esta nueva aventura
literaria. Dinos, ¿Estás emocionado?
Mucho. Esta novela estaba firmada
con otra editorial, a la que le debo un libro, aunque entendieron bien que para
mí era el momento de hacerlo, de tener el control completo de mi obra. Mentiras
Necesarias me brindaba la oportunidad de hacer el libro que siempre quise, sin
renunciar a unos acabados profesionales, ya que conté con portadista,
maquetador, correctora, distribuidora... La única forma de que salga bien una
empresa así es rodearse de personas capacitadas, lo tenía claro desde el
principio. Y el resultado creo que está sorprendiendo mucho y para bien. No hay
más que ver el tomo, es un lujazo de edición.
¿Nos podrías hablar un poco
sobre La oración del sepulturero?
Es mi segunda novela
protagonizada por Marquitos Laguna y ambientada en la isla ficticia Simetría.
Estaba planificada desde que puse el punto final a la primera, El hombre que
nunca sacrificaba las gallinas viejas, pero pasaron seis años hasta que
pude escribirla, por diversos motivos. Por suerte, todo fluyó con naturalidad,
como si la encarase acto seguido.
Es una trama nueva, no es
necesario leer la anterior porque pongo en contexto en todo momento, pero
también es una continuación directa. Esta novela arranca con el protagonista
justo donde lo dejamos. Marquitos está en un punto de no retorno y, de pronto,
se ve envuelto en una situación demencial, límite: está a punto de estallar una
guerra en Simetría, en la que se enfrentarán una mujer rusa, Mila, y su padre,
Niilo (nombres que sonarán a mis lectores fieles, porque esta novela establece
un puente con mi saga de zombis publicada por Dolmen Editorial). Ella tiene de
su lado a los bajos fondos, a lo más peligroso de Simetría, la gente que no
tiene nada que perder. Y él a las autoridades. En medio está Marquitos, que
tiene en su mano atajar esa guerra antes de que empiece. Fíjate si están las
cosas jodidas, que todo depende de un psicópata narcisista con trastorno borderline.
Es todo muy dinámico, con más
acción, con situaciones más grotescas, enfermizas y aterradoras.
Por otra parte, al igual que la
primera parte, es una novela trufada de referencias culturales, de todo aquello
que me gusta e inspira. Música, cine, pintura y, por supuesto, literatura. Hay easter
eggs repartidos por sus páginas, algunos lectores avispados ya me señalaron
unos cuantos. Creo que nunca en mi vida me había divertido tanto escribiendo,
espero que sea algo que se traslade al lector.
Zombis, asesinos… ¿Se podría
decir que disfrutas inquietando a tus lectores?
Supongo, pero lo que en realidad
busco es despertar emociones, sentimientos, aunque acabe siempre con un pie en
el terror. O con pie y medio.
Has escrito novelas,
participado en antologías, colaborado en cortos y creado tu propia editorial.
¿Qué otra variante de las letras te gustaría añadir a tu currículum?
Pues me encantaría escribir
ensayo de cine. En esas estoy ahora mismo, de hecho. En fase inicial, pero ahí
ando.
El terror en todas sus
variantes es uno de los pilares de tus obras. ¿Qué te atrae de ese género?
Te voy a confesar que no es
intencionado. Me gusta el terror, es evidente, pero cuando empiezo a hilar una
historia no me planteo enmarcarla en el género. Se va hacia ahí de forma
natural. Luego hay quienes ven claro que hago terror y los que opinan que es
otra cosa. A mí me da igual, no deja de ser una etiqueta que sólo sirve para
que los libreros organicen las estanterías.
En cualquier caso, creo que lo
que me atrae del terror es que es un vehículo perfecto para hablar de mis
obsesiones recurrentes: la soledad, los hijos, el miedo a la muerte. También es
ideal para reflejar de forma alegórica la realidad social que nos ha tocado
vivir, desde un punto de vista analítico o crítico, según me pille el cuerpo.
Pregunta obligada: ¿Cuál es la
película y/o libro que más miedo te ha dado?
Películas, la cosa se queda entre
“La semilla del diablo” y “Dark Water”, que apelan a lo mismo, aunque desde
enfoques muy diferentes. Y el libro que más miedo me dio es reciente: “Cuando
el diablo se aburre” (Dilatando Mentes Editorial), de Ignacio Cid Hermoso. Es
tremendo, no recordaba haber pasado tanto miedo leyendo, de ese que te hace mirar
por encima del hombro de vez en cuando, en mi vida.
¿Ya tienes en mente alguna
nueva historia con la cual deleitarnos a los lectores después de La oración
del sepulturero?
Tengo muchas, lo que me falta es
tiempo. A partir de esa novela ya tengo, como poco, otras tres en mente: un spin
off (protagonizado por un personaje secundario, El Duli), una nueva secuela
y la novela que cerraría la trilogía de zombis. Luego tengo planificada una
novela negra que toma un suceso de mi ciudad como referencia, que se titularía El
último día que nevó, y una tercera novela que se uniría a El tiempo como
enemigo y La leyenda del Babujal para conformar un tríptico
enmarcado en el mismo universo.
Demasiados proyectos. Si le sumas
que hay que seguir tirando de Librinde y Mentiras Necesarias, y que estoy con
el ensayo de cine, pues tú dirás. A ver cómo me las arreglo.
Y para terminar, como ya
sabes hay muchos autores noveles con talento en este país. ¿Algún consejo para
las nuevas futuras mentes de la literatura de terror?
No me gusta dar consejos, lo digo
siempre. Yo estoy en proceso de aprendizaje. Así que lo único que puedo decir
es: leed y escribid. Haced mucho de lo uno y de lo otro. Más de lo primero, a
poder ser. Y no sólo género, sino todo lo que pilléis por banda, incluso
aquello que a priori no os seduzca.
Muchísimas gracias por volver a
nuestros dominios. Los fantasmas del sótano se han puesto muy contentos al
conocer tu visita. Puede que no te dejen marchar.
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