miércoles, 29 de mayo de 2019

Entrevista a Daniel Fernández Pinto, escritor



Hoy os traemos una entrevista conjunta entre Chica Sombra y Castle Rock Asylum. El invitado, el escritor Daniel Fernández Pinto, que se ha atrevido a adentrarse en nuestra oscuridad, y a pasear por los tenebrosos pasillos del manicomio.
¡Hola Daniel! Antes de nada, darte la bienvenida a Chica Sombra y a Castle Rock Asylum. Cuéntanos, ¿cómo es un día normal en tu vida?

Mi día a día, por lástima, es bastante monótono. Recojo mi hogar y me dedico a la limpieza de este, voy a trabajar si es que tengo trabajo (ya que ahora mi estabilidad laboral es bastante caótica), me encanta cocinar y disfruto con ello. Estas son las tareas básicas que me impongo para poder vivir; cuando ya tengo estos menesteres cubiertos, me puedo dedicar realmente a mi trabajo: la escritura.
El tiempo que escojo para trabajar escribo artículos para mi blog, que consiste en criticas a películas y libros. Al comienzo si hablaba más de literatura, pero en los últimos meses me he dedicado a estudiar ensayos: La mano invisible de Adam Smith o El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Friedrich Engels, entre otros. Más que leer novela me dedico a estudiar filosofía, economía, política, historia, sociología, psicología... Así que todo lo aprendido lo uso en las novelas escritas y las que están por escribirse.

Apenas salgo de casa, ya que ahora resido en un pueblo muy pequeño que no tiene ni biblioteca. A veces me traslado a Sevilla, pero me encierro en la biblioteca de filología y allí sigo trabajando. Y, a pesar de todo esto, hay gente que aún cuestiona lo blanco que estoy… (risas).

Tu último libro Amor líquido, es un thriller romántico, género bastante distinto a tus anteriores publicaciones. ¿Te has sentido más, o menos cómodo escribiéndolo?

Si no fuera un género que no me sintiera cómodo, no escribiría en ese ambiente.
Amor Líquido surgió de un experiencia propia muy tergiversada para que encaje dentro de una novela, y de las películas de fin de semana por la tarde (risas). Pensé que esas películas realmente son un drama en toda regla pero conocemos de sobra su trama, por eso no nos llama la atención. Si cogemos ese concepto y lo moldeamos de nuevo para crear una historia que se distancie de las ya escritas, tenemos Amor Líquido. Considero que puedo escribir en cualquier género si me lo propongo, ya que el terror es transversal, llega a todos por igual y, por lo tanto, puedo contar cualquier historia que siempre habrá algo que no te deje dormir por las noches, o un desagradable pellizco en el estómago.

En tus anteriores trabajos el terror ha estado muy presente ente sus páginas: ¿Qué te atrae de esa temática?

El terror es parte de mi vida igual que en la de los demás, todos vivimos bajo la sombra del miedo.
Tengo la extraña teoría de que si llegara a existir una raza superior a nosotros, habría algo que nos uniría y no hablo del amor, hablo del miedo. Ser alguien bueno o malo es cuestionable, pero todo ser vivo puede experimentar el terror y el miedo. Es un sentimiento tan común en nuestras vidas que cualquier experiencia puede ser contada de forma terrorífica y claro, un campo tan sumamente abierto hace que mi imaginación vuele. Cualquier historia puede ser sometida al miedo y es algo fascinante; el estudio de aquello que provoca pánico, angustia o terror, es el campo al que me quiero dedicar toda la vida porque conocer aquello que temes y aprender de ello hace que seas más fuerte. 

¿Qué lleva a un científico a dedicarse a las letras?

Me dediqué a las ciencias porque encontraba interesante descifrar el mundo y el universo a través de un sistema lógico, con el tiempo me di cuenta que llegar a lo más alto conlleva un coste económico que ni yo ni mi familia nos podíamos permitir. Me decanté entonces por trabajar en muchos sectores y conocer una pequeña parte de lo que es el mundo laboral, aprender varios oficios de los que estoy muy orgulloso haber aprendido y usar estas experiencias de la vida para poder escribir sobre ello. Creo que todo buen escritor tiene que dejar parte de su existencia impregnada en las páginas en las que escribe.

Las ciencias me enseñaron a ver el mundo desde un punto de vista lógico, pero las letras me enseñaron el arte de contar historias. En el momento que sumé esos dos conceptos con mi imaginación, me di cuenta que realmente me tenía que dedicar a contar historias.


Pregunta obligada: ¿Cuál es la novela/película con la que has pasado más miedo?

Estoy tan acostumbrado al terror que apenas me da miedo nada, la verdad (risas).
De pequeño me traumó en gran medida The Ring, la versión americana, ya que la vi con ocho años. Me pasé años de noche en vela por miedo a las sombras, pero aprendí que lo mejor era hacerles frente. Con catorce años, más o menos, me empapé de todo tipo de creación artística envuelta de terror, miedo, desesperación, angustia… 
Ahora, con casi veintiséis años, no ha habido una película que me marque a pesar de que recomiendo interesantes de terror. Eso sí, que no pase miedo no significa que no sufra, recuerdo, que tras ver Midori: la niña de las camelias, me pasé un día entero sin comer. Miedo jamás, sufrir es otra historia. Pero enfrentarse al miedo conlleva unos riesgos que estoy dispuesto a asumir.

¿Nos podrías adelantar algo sobre tus próximos proyectos?

Puf… Por el momento estoy muy enfrascado en editar de forma correcta mis historias. Quiero que la gente se lleve una buena impresión con los libros, ya que el tener que autoeditarlos yo mismo me lleva mucho tiempo, además del blog y gestionar las redes sociales.
Pero yo soy escritor, y aunque ese trabajo añadido se atrase un poco, mi vida es contar historias. Ahora mismo estoy dudando entre tres novelas; una de ellas seguramente la descarte, ya que me tomará mucho tiempo escribirla y quiero que sea con la mejor versión del escritor que llevo dentro, y luego estoy entre una historia que relate la vida de un asesino en serie con cierta fantasía, o un ci-fi oscuro protagonizado por una pareja de mujeres, de esta forma puedo atraer al público homosexual a las lecturas de terror, donde apenas tienen cabida, desde mi experiencia. Quisiera contar mucho más sobre mis proyectos, pero ahora mismo es lo único que puedo contar (risas).

Para terminar, darte mil veces las gracias y hacerte una última pregunta: ¿eres feliz?

Duermo poco pensando en el trabajo que tengo que hacer, tengo la cabeza llena de ideas que en este momento no pueden florecer porque tengo trabajo por adelantar; apenas salgo de mi casa por estudiar cuanto más mejor y si no, analizando libros y películas, y además, ahora encargarme de la autopublicación de mis obras.
A pesar del estrés que todo esto conlleva, soy muy feliz por conocer la senda que debo seguir.




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