Hoy en Castle Rock
nos visita la escritora Liss Evermore,
¡bienvenida al asilo!
Primero de todo, nos
gustaría que nos explicaras cómo surgió la Liss escritora.
La región de la que procedo es la más oscura que podrías
imaginar. A casi 6.000
metros bajo las aguas superficiales, en un punto
desconocido del mar abierto. La insondable profundidad del océano, donde ni
siquiera el Sol es capaz de iluminar sus arcanos misterios. Emergí un día
tempestuoso con el propósito de contar mis historias al mundo, y dejé que la
corriente me arrastrara entre barcos y submarinos hasta llegar a una playa.
Entonces surgió Liss; la Liss
escritora.
Coleccionable de Tragedias
es tu primer libro. Dinos, ¿por qué microrrelatos?
Me gustan los acertijos, y los microrrelatos plantean
acertijos. Fuerzan al lector a pensar, a imaginar. Juegan con él y con su
capacidad para crear escenas. Si el microrrelato está bien construido, incitará
a que el lector reproduzca una escena en su cerebro sin habérsela mostrado previamente.
Me gusta expresar una sensación sin necesidad de descripciones. Con el
microrrelato puede conseguirse esto y mucho más. Se trata de un impacto, un
balazo, y si es certero, provoca una explosión de sentimientos en quien lo sabe
encajar. “Coleccionable de tragedias”
es un reto, un juego interactivo en el que el principal protagonista es el
lector.
Has participado en
varias antologías, algunas de ellas pendientes de publicación, ¿para cuándo una
novela larga, donde tengamos mayores dosis de Liss Evermore?
¡Próximamente en las librerías más cercanas! Pronto. Muy
pronto. Las tinieblas están a punto de caer sobre vosotros. ¡Estad atentos!
A parte de escribir,
eres maquetadora y correctora, e incluso te atreves con portadas ¿qué te atrae
de estas otras facetas literarias?
Todo está relacionado con una dolencia que adquirí tiempo
atrás. Maquetar, corregir, diseñar portadas, prologar… Es el cuadro clínico de
una enfermedad erradicada de la sociedad moderna. Me provoca continuas crisis y
trastornos de perfeccionismo. La enfermedad del deseo por hacer las cosas bien.
Que recuerde a ellos es todo un halago para mí, porque
precisamente en ellos está inspirado. En grandes títulos de la gran y de la
pequeña pantalla. ¿Quién no se moriría por protagonizar una de esas historias
norteamericanas de asesinos enmascarados con caretas de hockey?
¿Cuáles son tus
influencias?
En cuanto a la literatura, básicamente tres.
Mi primer contacto con el terror me marcó de una manera
irreversible y sirvió como influencia para crear a la Liss escritora. Husmeando en
la trastienda de una vieja librería abandonada, enterrado bajo una torre de
libros, encontré un ejemplar de Historias
de la cripta. Aunque en realidad siempre creí que fue él quien me encontró
a mí.
Mi segunda influencia apareció sobre el estante de un desván
polvoriento. Cerca de la mía, había una casa maltrecha de la que se decía que
estaba encantada. Los rumores no eran del todo una leyenda; lo cierto es que
allí habitaba una de las cosas más espantosas que he visto jamás: una
encuadernación hecha de piel humana. Una serie de manuscritos de horrores
innombrables, firmados por el puño y letra del solitario de Providence. Fue
toda una revelación.
Lo que por último terminó de engendrar a la creadora que
llevaba en mi interior, fue un viaje a extrañas tierras. Una visita familiar a
un castillo en el este del viejo continente, donde tuve la fortuna de descubrir
la literatura de terror gótico, y en especial el género de la ghost
story.
¿Y tus escritores
predilectos?
Junto con Lovecraft, algunos autores de la época victoriana:
Guy de Maupassant, Ambrose Bierce, Horace Walpole o M. R. James.
¿Podrías decirnos
cuál es la novela y/o película más terrorífica que ha caído en tus manos?
Quizás el relato El
modelo de Pickman, de Lovecraft, y la película Las manos de Orlac, del expresionista Robert Wiene.
Háblanos un poco
sobre tu proceso creativo, ¿cómo llegan esas macabras ideas a tu cabeza?
Es curioso, porque en realidad no llegan. De algún modo
están ahí, desde siempre, esperando a que comience a escribir para aflorar. Tanto
en el microrrelato, como en el relato y en la novela, afronto el papel en
blanco partiendo siempre de sensaciones, más que de historias ideadas. No soy
una guionista. Me considero una creadora de atmósferas. Cuando ellas surgen,
configuran el escenario dotándolo de las entidades adecuadas y coloreándolo con
los tonos necesarios, con el propósito de conseguir la sensación constante que
quiero transmitir al lector, y por supuesto, a mí misma.
No hago borradores ni escaletas; ni siquiera preconcibo la
historia antes de escribirla. Es la historia la que me guía a mí, a medida que
toma forma. Prestando atención a tus propias palabras, puedes averiguar en qué
dirección tienes que llevarlas. Lo que escribimos adquiere inteligencia propia.
Sólo hay que saber escuchar.
Mi proceso creativo podría entenderse como una improvisación
artística continua, cuyas intenciones principales son: establecer una armonía literaria,
crear una escena en la mente del lector y transmitir sensaciones.
Si tuvieras que
convencer a nuestros internillos, ¿qué les dirías para que se pelearan por leer
tus historias? No te preocupes por la sangre, la limpiaremos después con mucho
gusto.
Iss mass
ssarati sha mushi lipshuru ruxisha limnuti!
Izizanimma ilani rabuti shima ya dababi!
Dini dina
alakti limda! Alsi ku nushi ilani mushiti!
Ia mass
ssarati iss mass ssarati ba ids mass ssaratu!
Por último, ¿cuáles
son tus futuros proyectos?
Pronto verá la luz un libro en el que he colaborado como
prologuista, así como dos antologías en las participo en calidad de coautora. A
este respecto he de mencionar también la Antología ucrónica. Relatos desde el Multiverso, publicada
recientemente en Lektu con muy buena acogida.
En cuanto a obras propias, he escrito mis dos primeras
novelas y en la actualidad estoy preparando la tercera. Su publicación, por el
momento no puedo decir cómo se llevará a cabo, pero os adelanto que estarán
disponibles a la venta en un futuro cercano.
El mar de tinta es denso y absorbente, y me arrastra hacia
mundos incognoscibles.
Muchísimas gracias por
visitarnos, estamos encantados de tenerte por aquí y esperamos verte de nuevo,
a ser posible con vida, paseando por los pasillos de Castle Rock. ¡Cuidado al
salir! Los fantasmas pueden ser traicioneros y llevarte a las entrañas del
asilo.
Ha sido un placer compartir este lapso de mi vida con
vosotros. Rezaré para que me atrapen esos fantasmas y que volvamos a
encontrarnos nuevamente, en circunstancias más insanas. Gracias y buenas
noches.
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