Castle Rock Asylum

Bienvenidos a la locura.

I Antología de Relatos de Terror Castle Rock Asylum

Ya disponible en Lektu.

Colabora

Colabora con nosotros.

viernes, 30 de noviembre de 2018

Hambre, por Rain Cross



El dolor era insoportable. Sentada en un charco de sangre, con el cadáver destrozado de mi marido a un lado, las fuertes contracciones me advertían de que nuestro bebé estaba a punto de nacer. Un trozo de carne asomaba aún por mi boca. La carne del hombre al que tanto amaba. 

El ansia había empezado unos días atrás, acompañada de un penetrante pinchazo en el bajo vientre cada vez que sentía su olor; un instinto primario que no me dejaba pensar en nada más que en el placer de la carne humana. Al principio, no le di importancia: empezó a gustarme la carne poco hecha, el gato del vecino… Nuestro perro… Hasta que ya no pude resistirlo más. En cuanto cruzó la puerta me abalancé sobre él, cuchillo en mano, y fui desgarrándole la piel hasta dar con el hueso. Sus gritos no me detuvieron: mi hijo tenía hambre.

Pensé que con eso acabaría todo. Que él estaría saciado. Pero me equivocaba. Ahora mi pequeño salía de mi útero destrozándolo todo a su paso. Notaba como sus dedos arrancaban mis entrañas y las arrastraba hasta mi vagina. Puse mis manos entre las piernas para ayudarle a salir. La sangre caliente y el líquido amniótico se entremezclaban en el suelo; la dualidad entre la vida y la muerte.

Me tendí, deseando que todo terminara, chillando ante lo que acababa de ocurrir. Oí el llanto de mi hijo recién nacido y, exhausta, quise abrazarlo… Pero no pude hacerlo. El pequeño comenzó a deslizarse por mi cuerpo y, enseñando unos pequeños dientes afilados, vino hacia mi cuello en busca de un bocado más. La dentellada mortal.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Crítica Creep de Patrick Brice



Aaron necesita dinero y le surge una oportunidad de oro: un hombre moribundo lo contrata para que pase un día con él y grabe todos sus movimientos. ¿A cambio? Mil dólares. ¿El fin? Se está muriendo de cáncer y quiere dejarle un recuerdo a su futuro hijo, que está a punto de nacer. Durante esas ocho horas, Aaron se da cuenta de que algo raro pasa y, cuando descubre todas las mentiras de Josef y que este le ha quitado las llaves de su coche para que no se vaya de su casa, ya será demasiado tarde, pues Josef acosará a Aaron de todas las formas posibles.

La película está rodada como falso documental,  por lo que solo vemos las grabaciones de la cámara de Aaron. A pesar de que esto me suele marear en algunas películas, esta es más sosegada y ha logrado que la vea sin ningún problema de ese tipo.


Me han fascinado ambos actores y sus personajes. Aaron pasa un terror que, en muchas ocasiones, parecía real. Josef está como una puta cabra, por lo que también crea momentos muy divertidos durante la película (o será que yo tengo un humor raro, porque me meaba en situaciones bastante tensas).

Resulta muy amena, mucho  más de lo que me esperaba de ella. El ritmo es pausado, justo como tiene que ser para que la trama se hile de la forma en que lo hace. Se te va metiendo poco a poco en el cuerpo hasta que tú también te sientes acosado por Josef, y empiezas a sentir el mismo terror que Aaron cuando se mete en la cama.

Sinceramente, me ha sorprendido para bien. Te va dando pinceladas de lo que ocurre, te pone en tensión, te aterroriza y, a veces, y si eres tan rara como yo, te hace mearte de la risa. Por supuesto la recomiendo, y  mañana mismo vamos a ver la segunda parte, que también promete tras el final de esta.

Lo mejor: Los personajes. La tensión. El terror compartido con Aaron.

Lo peor: algunas cosas predecibles.





lunes, 26 de noviembre de 2018

La Sala Común: Las escalofriantes aventuras de Sabrina, T.1




Nacida en los cómics de Archie en los alocados años 60. Sabrina Spellman ha ido mostrando a lo largo de los años la versión más cheesy de las brujas. Llegando al culmen con su versión televisiva noventera en formato sitcom protagonizado por Melissa Joan Hart y que a España nos llegó con un casposo y pasado de rosca doblaje que han acabado calando en el imaginario popular. Tanto es así que cuando se anunció esta reinvención televisiva del personaje muchos no dudaron en cargar contra ella. Lo cual es una pena teniendo en cuenta que forma parte del lavado de cara que se le ha dado al Universo de Archie tanto en los cómics como en las nuevas series. Es así como el título dedicado a Sabrina ha buscado transitar por senderos más terroríficos. No por nada, tanto los cómics como la serie se han titulado Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina.

La mente tras la reinvención comiquera de Sabrina, Roberto Aguirre-Sacasa, se encuentra también detrás de la adaptación televisiva. Lo que supone toda una garantía de que este producto de Netflix plasmará todo lo que caracteriza esta nueva versión de Sabrina y su mundo.

La serie nos presenta a Sabrina (Kiernan Shipka) una joven mitad bruja-mitad mortal que vive junto a sus amigos en el pueblo de Greendale y que se enfrenta a la difícil decisión de si terminar de formar parte del todo o no de La Iglesia de la Noche y ser una con el Señor Oscuro o quedarse con sus amigos mortales.




Desde luego la premisa es rompedora para lo que nos tiene acostumbrado este personaje y sus historias. Pero es que esta serie viene, como el cómic, ha romper con lo establecido y a sacar adelante una trama más terrorífica que acerca a la serie a poder tomarla como la "nueva Buffy". Pues mezcla a la perfección el terror y la adolescencia.

Llevamos unos añitos en los que ya no es extraño encontrarnos brujas televisivas (American Horror Story: Coven y Salem). Pero esta serie logra distanciarse bastante al ampararse en el factor Satánico que impregna la obra (ya en los primeros capítulos se deja ver el macho cabrío). Esto quizás termine por rayar en exceso en según qué partes. Y, aunque se dan buenas muestras de mejor esoterismo la cosa puede quedar bastante a deber (culpa de la magnífica THE VVITCH). De todos modos la cosa acaba por formar parte de la esencia de la serie a la que se le une una exquisita puesta en escena donde se aúna a una curiosa muestra de atemporalidad con todo lo relacionado con el mundo oscuro de Sabrina.

Kiernan Shipka está perfecta como Sabrina, dotando al personaje de un magnético encanto y esa agradecida mezcla de ingenuidad y fiereza que caracterizan a su personaje. Es imposible no caer hechizado (sic.).




Junto a Kiernan aparece un gran catálogo de secundarios encabezados por sus tías (Miranda Otto y Lucy Davis) que monopolizan la mayor parte del (negrísimo) sentido del humor de la serie. El sugerente primo Ambrose (que espero que tenga más relevancia en la segunda temporada). Los particulares antagonistas: el padre Blackwood, el trío de despreciables brujas adolescentes, pero, sobre todo, el endiabladamente genial personaje de Michelle Gomez.

En la parte humana nos encontramos al enternecedor Harvey y a Roz y Susie. Quienes terminan por contar con sub tramas que vienen a dar algo de "chicha" a esta parte del mundo de Sabrina que acaba flaqueando (por muy de agradecer que fuese la creación de MAGIA/WICCA en los primeros episodios o el terrible suceso que se da en el meridiano de la temporada).




Si bien la temporada está muy bien compuesta por diez episodios. No pude evitar achacarle ciertos problemas de ritmo en según qué episodios (algunos pasan de la hora de duración). Quizás es mi culpa, que espera que una serie de estas características cuente con episodio de apenas cuarenta minutos que sigan una estructura televisiva más juvenil (aunque han llegado a aguantarse las ganas de dejar el "Monstruo de la Semana" en solo un episodio que indaga bastante en los personajes principales).

Un tema negativo está en la caracterización de ciertas criaturas que rozan un peligroso ridículo que no debería darse de querer mantener el Escalofriante del título. Por otra parte está el tema Salem, que si bien podemos concederles la licencia de no tenerlo soltando la verborrea asociada con el personaje para anclarlo al estatus de "Familiar de Bruja", lo que no es de recibo es que se "olviden" de él en varios episodios (ojo, sé que esto está ligado a la alergia de Kiernan a los gatos. Pero habrá formas de no sacrificar tanto al compañero gatuno de Sabrina).

Desde luego la temporada termina de una forma que deja al espectador boquiabierto y con ganas de ver qué nos tendrán preparado para la próxima tanda de episodios. En la entremezcla de terror y drama adolescente, Las Escalofriantes Aventuras de Sabrina se afianza como una serie a tener muy en cuenta a la hora de disfrutar de una de esas queridas "maratones de sofá y Netflix".





Lo Mejor: Kiernan como Sabrina. El agradecido lavado de cara del personaje.

Lo Peor: Ciertas caracterizaciones de criaturas. El anclarse tanto en el Satanismo.



viernes, 23 de noviembre de 2018

Reseña Flight or Fright, de Stephen King y Bev Vincent



Y vamos con otro libro de Stephen King.

El tema con este libro, que no ha escrito él en su totalidad, es que parecía que estaba destinado a llegar a mí en el momento en el que lo hizo. Hace poco me embarqué en una aventura que implicaba tomar vuelos muy largos. Justo una semana antes de coger el vuelo, me encuentro con este recopilatorio de historias de terror que tiene lugar en aviones. Llamadme loco, pero lo cogí con toda la ilusión del mundo. Otra cosa es el estado en el que acabé en el avión después de leerlo.

Efectivamente, puede que sea un poquito masoquista, pero supongo que no hay mejor entorno para leer este libro que dentro de una lata alargada a presión y que se encuentra a 10.000 metros de altura. No hay escapatoria posible.

Soy muy, muy fan de las historias cortas. Sobre todo las de terror. Lejos de ser fáciles de escribir, los autores tienen que ingeniárselas para que, al leerlas de una sentada, te propicie el efecto que una novela puede darte un número limitado de veces. Leer un recopilatorio de relatos, si están bien elegidos, puede llegar a ser una experiencia sobrecogedora.

A continuación os planteo la lista completa de relatos y mi breve opinión. Me pareció una manera mucho más honesta de enfocar esta “review” que simplemente hablar en general del libro. Sin más dilación, ahí voy.


‘Cargo’ por E. Michael Lewis.

Es cierto que lo que mayor tememos cuando viajamos en un avión es la caída. Bueno la caídas quizás no. El impacto. Lo que uno no piensa tanto es que, en caso de que nos veamos sorprendidos por lo sobrenatural, uno no tiene escapatoria. Este relato, que nos cuenta la historia de un piloto al que le encargan transportar los cuerpos de soldados que perdieron la vida durante una guerra, surge de ese miedo particular. Un golpe al estómago que sentimos ya desde el primer relato. Empieza bien la cosa.

‘The horror of the heights’ por Arthur Conan Doyle

El autor de uno de los personajes más conocidos (sino el que más) de la historia de la literatura, también se dedicaba a escribir otras cosas que no fueran de índole detectivesca. Cuenta el editor que Doyle era un apasionado de la tecnología y que incluso adquirió un coche sin tener ni idea de cómo conducirlo. En la época del autor la aviación no estaba muy avanzada. De hecho, el mundo que hay por encima de nosotros todavía resultaba ser un misterio. Arthur concibió un relato que recuerda a Julio Verne y que explora las alturas donde nos podíamos encontrar de todo, esté vivo o muerto.

‘Nightmare at 20.000 feet’ por Richard Matheson

Un clásico escrito por un autor clásico. Los más jóvenes verán homenajeado este relato en un episodio mítico de Los Simpsons, donde un duendecillo verde provocará la angustia de Bart Simpson. Stephen King especula sobre si este es el mejor relato sobre el miedo a volar. Quizás sí. Lo que sí está claro es que provoca escalofríos. Y está impecablemente escrito.

The flying machine’ por Ambrose Pierce

Una historia muy, muy corta que escribió alguien a quien la aviación le parecía una soberana tontería. Y no se corta a la hora de contarlo.Si escribo una frase más corro el riesgo de que esto sea más largo que el propio relato.

‘Lucifer!’ por E.C.Tubb

Una historia que mezcla terror con ciencia ficción y que incluye viajes en el tiempo. ¿Os acordáis de lo que dije antes, sobre que el miedo real lo provocaba el impacto más que la caída? Pues como si de un castigo bíblico se tratara, esta historia hará que se os ponga la piel de gallina. Repito: viajes en el tiempo. Todo mejora cuando tiene viajes en el tiempo.

‘The fifth category’ por Tom Bissell

Un hombre se despierta en un avión sin nadie a bordo. De hecho, lo único que queda son los típicos restos y desperdicios que se dejarían en un avión que ha desembarcado por completo. La historia detrás de este suceso te sorprenderá, y te llevará a un país que, seguramente, no hayas visitado nunca. De momento el libro se mantiene en una forma envidiable. Y ni siquiera hemos llegado a la mitad.

‘Two minutes forty five seconds’ por Dan Simmons

Dan Simmons es el autor de ‘El terror’, una novela sobre las aventuras y encuentros con los sobrenatural a los que se enfrentaron los tripulantes de dos barcos que intentaban encontrar el Paso del Norte en el siglo 19. En este caso Simmons vuelve al terror para contarnos lo que él cree que puede pasar en el intervalo de tiempo que se expone en el título del relato. Para aquellos que sufrimos vértigo, es difícil que algo no se nos mueva por dentro cuando leemos esta historia.

‘Diablitos’ por Cody Goodfellow.

Que no os engañe el apellido del autor, de buen tipo no tiene nada. En este relato se atreve a imaginar el efecto que tiene la mercancía en una persona que se encarga de pasar drogas por la frontera. La “mula” se verá afectada por lo que intenta ocultar y se convertirá en algo que nos pondrá la piel de gallina.

‘Air Raid’ por John Varley.

Es uno de los relatos más aterradores que se puede encontrar en el libro. Y lo peor de todo es que da igual el desenlace de lo que se está contando. Uno de las historias más originales y una de mis favoritas sin duda. Podríamos decir que la ciencia ficción también impera en esta ocasión y no puedo sino sorprenderme ante la capacidad que tiene este género de ir al límite y de, incluso, llevarte más allá. Una auténtica joya.

‘You are released’ por Joe Hill

El escenario de este relato podría parecer una locura hace tres años. Ahora, desgraciadamente, es algo que no le sorprendería a mucha gente. El actual panorama político estadounidense es aterrador. Y Joe Hill ha querido regalarnos este relato en el que lo terrible no es lo que pasa en las alturas. Joe no es ajeno a los relatos, aprovecho para recomendaros ‘Fantasmas’, una recopilación que publicó antes de publicar su primera novela; y ‘Tiempo extraño’, su último libro, en el que junta cuatro novelas cortas. 

‘Warbirds’ por David J. Schow

Un relato homenaje a los veteranos de guerra, y en concreto a aquellos que pertenecían a la Aviación. Lleno de nostalgia, no es precisamente un relato que haya disfrutado demasiado. Quizás haya sido el lenguaje, demasiado técnico para mi gusto, pero no es de los relatos que yo destacaría dentro de este recopilatorio.

‘The flying machine’ por Ray Bradbury

El autor de ‘Fahrenheit 451’ nos trae un relato ambientado en la China del año 400 después de Cristo. Un inventor cumple uno de los sueños que ha tenido siempre el hombre e inventa una máquina que le permite volar. Lejos del entusiasmo que quiere pretende provocar, encuentra en el emperador a un escéptico de la maravilla que acaba de descubrir. Esta historia nos permite hacernos la pregunta: aunque podamos, ¿debemos hacerlo? 

‘Zombies on a plane’ por Bev Vincent

El co-editor de esta recopilación de historias cortas es un experto en Stephen King y ha escrito innumerables relatos. Creo que el título es más que suficiente para que os hagáis una idea de lo que os podéis encontrar. Encontrarse un relato de muertos vivientes, más ligero y divertido, es refrescante a estas alturas del libro.

‘They shall not grow old’ por Roald Dahl.

Que Roald Dahl es un escritor fascinante ya se ha dicho bastante. Que su faceta como escritor más allá de sus libros “para niños” es también apasionante, quizás no se hable tanto. En este relato Roald nos lleva a un mundo tan terrorífico como vivo, contado desde la experiencia de un piloto. Totalmente recomendable.

‘Murder in the air’ por Peter Tremayne.

Dentro de la inmensa variedad de historias que podemos leer en este libro, nos encontramos con una de detectives. Un asesinato se comete cuando un avión está ya en el aire. ¿Quién lo ha hecho? ¿Cómo es posible que nadie se haya enterado? Definitivamente se trata de un escenario muy interesante para ambientar un relato de crimen, y el resultado está a la altura de las expectativas.

‘The turbulence expert’ por Stephen King.

Y por fin llegamos al rey del terror. Cualquier cosa que escriba este hombre provocará en mí ese nudo en el estómago que temo y deseo a partes iguales. Aquí nos trae una historia sobre alguien que se dedica a eso de las turbulencias. Sí, suena descabellado, pero es así. Ahora, os prometo que cuando acabé el relato (os recuerdo que estaba en un avión) las luces de ‘Abrocharse el cinturón’ se encendieron y el piloto anunció que íbamos a pasar por una zona de turbulencias. Miedo en cuatro dimensiones, amigos.

‘Falling’ por James Dickey

Y acabamos con un poema en el que relata la escalofriante historia de una azafata que sobrevivió una caída a gran altura. Una manera suave de acabar este libro que me ha llevado a descubrir y redescubrir autores clásicos y otros que desconocía. Vaya pedazo de libro que se han marcado Stephen King y Bev Vincent. Y recordad, si lo leéis en un avión, las pesadillas están garantizadas.

Para saber más:


miércoles, 21 de noviembre de 2018

Crítica Searching de Aneesh Chaganty



Tenía unas ganas tremendas de ver esta película, es más, no pudimos hacerlo en el cine porque aquí en Málaga la quitaron muy pronto, por lo que lo hemos hecho en cuanto hemos tenido la oportunidad. Las expectativas eran altas, pero Searching las ha superado.

David Kim, interpretado magistralmente por John Cho, es un hombre joven y viudo que tiene una hija adolescente, con la cual está muy unido y a la que, en ocasiones, sobreprotege. El problema viene cuando la chica, Margot, desaparece. Su padre investigará junto a la detective asignada al caso, porque no se cree la teoría de que su niña se haya fugado por voluntad propia. 

Lo más original de esta película es que toda ella la vemos a través de ordenadores, televisiones o cámaras, por lo que la investigación del caso la vivimos de primera mano junto a David, de forma que resulta agobiante, triste y, en muchas ocasiones, frustrante. No es algo innovador, pues ya lo hemos visto en otras pelis como Eliminado, pero sí que resulta un soplo de aire fresco. Vemos todos los pasos que se siguen desde que una chica desaparece hasta que llega a los medios y a las redes sociales, cosa que me ha parecido curiosa y desoladora a la vez, pues muchas veces, la gente entorpece las pistas, inventándoselas incluso, destrozando a la familia más de lo que ya lo está.



Como he dicho antes, me parece que la actuación de John Cho es sublime, pues en todo momento nos hace sentir el dolor, la rabia, la pena y la incertidumbre de ese padre que no sabe dónde está su hija, ni qué demonios le ha pasado. La trama se intuía predecible, pero por suerte no ha sido así. Te mantiene en tensión absolutamente toda la película, hasta llegar a un desenlace que, por lo menos para mí, ha sido totalmente inesperado. Ha logrado sorprenderme, y eso siempre es un punto a favor.

La recomiendo muchísimo para todo tipo de públicos, pues creo que la van a disfrutar tanto como yo. La trama, el reparto, las actuaciones, la puesta en escena... para mí han sido todo puntos positivos. Vamos, resumiendo: ME HA ENCANTADO y estoy deseando volver a verla, con o sin palomitas, pues como te mantiene con la boca abierta, te da lo mismo masticar o no.

Lo mejor: prácticamente todo. 

Lo peor: alguna cosa que se ve venir.







lunes, 19 de noviembre de 2018

La Sala Común: Channel Zero The Dream Door




La antología de terror televisiva de Nick Antosca suma una cuarta entrega que vuelve a tomar uno de los famosos creepypastas de punto de inicio para crear una nueva historia de terror, suspense y drama. 

Tras la grotesca y extrema Butcher´s Block, The Dream Door se presenta como una historia más contenida e íntima. Recuperando un tono parecido a No End House donde se explora un terror más urbano y sensorial que se une a la trama dramática de la protagonista. En esta ocasión, una joven pareja que acaba de mudarse ve como su relación comienza a resquebrajarse a la vez que lidian con el extraño hecho de encontrar una extraña puerta en su sótano.

La relación de los dos protagonistas encarnados por Maria Sten y Brandon Scott (quien repite tras Butcher´s Block a lo American Horror Story) es el punto en el que gira toda esta temporada y a la que se le añade el factor sobrenatural. Si bien la química entre ambos actores no es para tirar cohetes, al menos cumplen a la hora de afrontar sus personajes.




Era muy complicado mantener el listón dejado por la anterior temporada. Y es cierto que The Dream Door deja con cierto regustillo de decepción una vez visionados los seis episodios que conforman la temporada que tiene una primera mitad de lo más prometedora e inquietante para después contar con una segunda mitad en la que la propuesta se va cayendo con todo el equipo a medida que transcurre la historia. El concepto arrancado de la historia original Charlotte Bywatter a la que Antosca le da su jugosa vuelta de tuerca, se antoja de lo más sugerente y explotable. Pero se precipita el descubrimiento del cómo y porqué y la historia muta rápidamente en otro tipo de propuesta que en ocasiones llega a caer en la parodia. Es así como en los primeros tres episodios tenemos una inquietante historia de traumas infantiles y particular criatura con sed sangre suelta por ahí y en los restantes capítulos, comenzar una alocada trama que entremezcla elementos Lynchianos y Cronenbergianos que dan como resultado una especie de "X-Men" de extrarradio pasado de vueltas. Es así como el tono terrorífico se ve comprometido y el bochorno se hace patente a lo largo del visionado.

Esta temporada ofrece más aportes a la retorcida mitología de Channel Zero. El más rescatable y memorable es sin duda Pretzel Jack. Una criatura que puede mirar de tú a tú al mismísimo Slender-Man pero que, como el resto de la temporada, acaba cayendo en el fango de lo ridículo en los últimos episodios.




A la sensación de descontento se le une el desaprovechar a una musa del terror como Barbara Crampton en un fugaz e intrascendente papel. 

Aún con todo, The Dream Door resulta ser la temporada más "cinematográfica". El director E. L. Katz (el que nos regaló el desternillante y macabro primer segmento de The ABC´s of the Death 2) está la mar de inspirado a la hora de rodar y dotar de gran personalidad a la temporada. Y al fin y al cabo, Channel Zero sigue siendo la mejor propuesta televisiva del género de terror le pese a quien le pese.





Lo Mejor: Su primera mitad con el Pretzel Jack más aterrador.

Lo Peor: El drástico y erróneo cambio de tono a mitad de la temporada.



viernes, 16 de noviembre de 2018

Reseña Reina Roja, de Juan Gómez-Jurado


Juan Gómez-Jurado está viviendo un momento dulce en su carrera.

No os voy a decir que es la Rosalía de los escritores, porque ahora mismo nada se parece a lo de Rosalía, pero sí que nos estamos acostumbrando a verle cada vez en más sitios: podcasts, radio, televisión, entrevistas, concursos… y entre tanto formato diferente todavía tiene tiempo para escribir. Mucho, además.

El éxito de Juan se lo achaco a dos razones, fundamentales por otro lado, pero que no todo el mundo tiene o respeta. Una de ellas es que tiene un producto que gusta, y otra es su trato con la gente y el esfuerzo que pone en el lector. Ahora os hablo de la primera razón (en concreto, del último libro que ha escrito) pero es que, en serio, lo de este autor no es normal.

Insta a los lectores, al final de cada libro, a que les cuente qué es lo que les ha parecido. Y lo mejor de todo… es que contesta a todos y cada uno de ellos. Especialmente a través de Twitter, tiene un trato muy cordial con la gente e invierte mucho en contestar personalmente a cada una de las personas que le mencionan, sea de la manera que sea. Sabe que eso es algo que los lectores aprecian y el cariño que estos reciben lo devuelven con creces. No todos los escritores son conscientes de esto. Se ha montado una comunidad muy maja en esta red social y la promoción de su último libro, Reina Roja, es prueba de ello (el resumen de la cual es que Arturo González-Campos va de señor “guay” por la vida y al final le ponen en su sitio).

Por cierto, esa memoria de la que hace gala en los distintos programas en los que sale es de verdad. Asusta.

Pero vayamos ya a lo que no trae aquí hoy. ‘Reina roja’ nos traslada a Madrid, al barrio de Lavapiés. Dentro de la multiculturalidad que caracteriza al barrio nos encontramos a Antonia Scott, una mujer de nombre e historia peculiar que resuelve crímenes en su día a día de una manera que dista mucho de ser la habitual. No, no es un personaje que uno se vaya a encontrar todos los días. De hecho, su historia te mantendrá con el corazón en un puño. Es lo que tiene Gómez-Jurado, que al final, siempre te sorprende.

No me quiero explayar mucho más ni con la trama ni con los escenarios por miedo a caer en el spoiler. Pero sí que os puede decir que hay dos componentes principales que hacen que los libros de Juan Gómez-Jurado sean muy atractivos para el público. Personajes intrigantes con más capas que las tiendas de regalos de Harry Potter y un control del ritmo envidiable, amén de un gusto por los chascarrillos y la violencia gráfica con los que caso bastante.

Aquí me voy a parar, y es que le doy vueltas al asunto y cada vez me quedo más loco. En una de las “reviews” que aparecen en la solapa del libro, Jesús García Calero dice “Escribe historias adictivas con precisión de relojero”. Y yo, como alguien que se ha enfrentado al papel en blanco y ha fracasado estrepitosamente, no puedo dejar de darle vueltas a esto. Voy a continuar con el símil del relojero para intentar explicar como me imagino yo a Juan preparando una novela. Me lo imagino poniendo todas las piezas del reloj en la mesa. Ahí, amontonadas, sin orden aparente y sin saber si todas van a ser necesarias, (en este caso el montón de piezas simboliza el primer borrador del libro). Y a partir de ahí, en otra mesa, va conectando piezas en varias pasadas (más borradores), añadiendo o quitando en cada una de ellas las que él, como relojero, cree que harán que el reloj funcione como un tiro y, en ningún momento, se pare. Es para mí muy importante creer que el montón de piezas inicial existía previamente antes de montar el reloj, porque si resulta que Juan monta (escribe) desde el inicio sabiendo exactamente qué piezas va a necesitar y en qué orden, nosotros,  simples mortales aspirantes a juntar letras, ya podemos pegarnos un tiro y acabar con nuestro sufrimiento.

Con precisión milimétrica, ‘Reina Roja’ te deja casi en cada página con ganas de más. Y en eso se basa el éxito de Juan Gómez-Jurado y la adicción que provocan sus libros. No se permite el lujo de ser contemplativo, algo que algunos lectores versados en otros géneros pueden echar de menos en sus novelas. Pero no es así como escribe Juan, no se para en cavilaciones más allá de lo necesario para que empaticemos con lo que ocurre en la página, algo que no está reñido con el respeto a los personajes.

Hemos esperado tres años para leer otra novela de Juan Gómez-Jurado, y la espera ha merecido la pena, aunque sepa a poco. El libro insta a ser devorado en pocas horas y uno no quiere acabarlo, pero no le queda más remedio que seguir leyendo. Cuando acaba, la pregunta que todos nos haremos es: “¿Y ahora cuánto tenemos que esperar para el siguiente?”

No lo sabemos, pero bueno… habrá que ser paciente.


Para saber más:

miércoles, 14 de noviembre de 2018

El terror en la mochila: Castillo de Kenilworth (Inglaterra)



Hoy me marcho al Reino Unido, a Inglaterra, a conocer su castillo en ruinas más grande. Fue construido en el medievo y, aun casi destruido, sigue siendo impresionante. Sus cimientos se comenzaron a levantar en el año 1120, encima de una torre Normanda. Se agrandó en el siglo XIII y un siglo más tarde se convirtió en una fortaleza.

Pero, a pesar de que su historia tiene detrás cosas muy bonitas, aquí sabemos todos que en  mi mochila solo cabe el más puro terror, por lo que los motivos que me llevan a visitarlo son otros, concretamente, los fantasmas de una mujer y un niño que se pasean entre sus cuadras. No son los únicos fenómenos extraños, pues también se oyen pasos y el ruido de una cuna que se mece sola...


No se sabe exactamente la historia que hay detrás de estos espectros, ni siquiera si alguna vez fueron habitantes o trabajadores del castillo, pero sí que llevan ahí desde que está en ruinas. Desde hace años es uno de los destinos turísticos más visitados en Inglaterra, y los empleados que han ido pasando por esta curiosa atracción coinciden en que sí que existen estas apariciones y ruidos fantasmagóricos, siendo el más inquietante de todos el sonido de la cuna, pues no hay datos de que ningún bebé llegase a vivir entre sus paredes.

Sea o no cierto, de noche da mucho yuyu pasear entre sus piezas rotas, sobre todo en la parte trasera, que albergaba la cripta y el cementerio privado de la familia.

¿Os atrevéis a comprobar qué hay de cierto en esta leyenda?



lunes, 12 de noviembre de 2018

La Sala Común: Castlevania, T.2




Con la mala suerte que suelen acompañar a las adaptaciones de videojuegos, haber podido disfrutar de una tan bien aprovechada y cuidada como es esta Castlevania es todo un hito. ¿El único problema? Que la primera temporada constaba tan solo de 4 episodios que funcionaban a modo de fugaz introducción, dejándonos con la miel en los labios y con ganas de más... Mucho más. 

Por suerte, ya podemos disfrutar de la continuación de esta historia que involucra al mismísimo Conde Drácula y un trío de inesperados héroes que se enfrentarán al Mal que azota esta Europa alternativa.




Se agradece y se nota el aumento de episodios (aunque solo sea el doble que la primera temporada) a la hora de disfrutar de un ritmo más sosegado y que permite desarrollar mejor a los personajes y situaciones. Aunque en esta temporada quienes tienen más enfoque son los monstruos. Nuevas caras se unen al elenco. Y lo hacen para engrosar las huestes del legendario vampiro. Esto ayuda a consolidar mejor la mitología de la franquicia de Konami y nos da una trama más cercana a un Juego de Tronos vampírico que es bastante interesante de explorar. Al mismo tiempo, desarrolla y expone al gran personaje que es su Drácula. Algo muy de agradecer teniendo en cuenta su testimonial presencia en la primera temporada.




Esto tiene un lado bueno y por supuesto uno malo. Y es que se pierde bastante del protagonismo del improbable trío de héroes que se consolidó al final de la anterior temporada. Unos personajes estupendamente caracterizados y cuyas interacciones son oro puro (esperamos que nos resarzan en la próxima temporada).

Se nota la buena mano en el libreto a cargo de Warren Ellis quien, además, sazona el conjunto con un endiablado sentido del humor que le sienta de perlas a la serie.




La animación sigue siendo sobresaliente (menudo deleite para la vista es la batalla de la recta final) y el estilo "japo" que sintetiza el arte de los últimos videojuegos de la saga conforman una estética propia exquisita

Está claro que Netflix tiene un gran filón que explotar con esta serie. Y teniendo en cuenta la cantidad de títulos que conforman la franquicia de Konami podemos asegurarle un gran futuro a esta producción. 



Lo Mejor: La apuesta por la parte vampírica. 

Lo Peor: El trío protagonista ha quedado algo opacado en el conjunto.

viernes, 9 de noviembre de 2018

La Mujer Expandida por Román Sanz Mouta

Ilustración Zdzisław Beksínski 


        Cuando tomó (tomaste) asiento en ese tren, jamás imaginó (imaginaste) el desenlace.
~
Tras la búsqueda de plaza, se acomodó con su móvil y cascos, cuaderno y bolígrafo, libro y ojeras. Presto para acometer el enésimo viaje de ida o regreso, siempre los confundía. Unido a su habitual e imprescindible relato de tren. Las costumbres.
Pintaba bien.
Hasta que llegó la señora.
Inmensa y mayor. De permanente recargada, pelo tieso, imitación de un rubio oxidado y perdido eones atrás. Con un tufo mezcolanza de cientos de aromas muertos y colonias caducas superpuestas por capas. Con ropajes rosas pero no cálidos.
Le preguntó desde su altura, impertinente y ronca:
— ¿Tú eres 4D?
Sin esperar (tú) respuesta, añadió, aún más borde y torcida:
—Yo soy 4C.
Y se dejó caer en el asiento.
~
El tren sufrió terremoto y bajó en altura varios centímetros. Los viajeros saltaron y aterrizaron leve. El mundo botó y retumbó.
Miró la mujer mal a su alrededor, ofendida con todo y todos. Buscando culpables y más culpables de algo.
Intentando a la vez, sin disimulo, ajustar su descomunal pandero al asiento, acto cuasi imposible.
La gente temía mirar tan dantesco evento. Los dos pasajeros de asientos enfrentados, sintiéndose casi a salvo por no ser su pareja de lado, pero demasiado cerca para celebrar.
Ella invadía el espacio con su presencia.
El olor de la señora empezó a retransmitirse por el vagón. Las personas fingían dormir con muecas de asco, esperando liberación en ello.
Mientras, la mujer seguía incómoda e incomodando. Repartiendo desquiciádamente su volumen. Agitándose. Robando huecos.
El hombre del cuaderno (tú) intentó hacerse fuerte. Ganar terreno. Afianzar el reposabrazos anteriormente conquistado.
Pero se sentía intimidado. Tenía que retroceder. Para evitar el contacto.
Miró, mientras la señora seguía con su atención clavada en él, 4D, su compañero y acompañante involuntario. Su nuevo no amigo. Sin hablar. Sin pronunciar sonido. Sólo los ojos fijos. Hediendo…
Buscó el pobre otro asiento libre. Nada. Ya lo advirtió en la entrada. Tren lleno. Tren completo. Más con ella que antes.
Y tomó la peor de las decisiones, quizá por contagio:
Abandonar a su amigo el insomnio y tratar de dormir. Para hacer el viaje más breve y llevadero (en vez de escribir una historia sobre el tema y robarle importancia añadiendo humor).
Así cayó al abismo, más fácil de lo previsto y acostumbrado.
Demasiado f
á
c
i
l
~
Pudieron ser minutos u horas pero, cuando despertó, todo había cambiado.
Sintió una opresión. Asfixiante. Con todos los sentidos. Corporal, sonora, olfativa y de mal gusto. Apenas podía ver.
La señora, lo que antes era una señora, se había expandido.
Ahora ocupaba las cuatro plazas.
Él(la) se encontraba aplastado contra la ventana, bajo olas de chicha, pugnando porpreservarse.
“¡Lucha por respirar!”
Los ocupantes de enfrente ya habían sido absorbidos por la masa informe, deforme, creciente. Apenas se adivinaba brazo o pierna inerte bajo ella.
No había ya cara, sólo carne enfundada en fucsia. Y olor. Ese olor.
Tenía que salir de allí…
~
Intentó trepar, única opción. Agarrar los compartimentos de equipaje en la parte superior. Aferrarse con todas sus fuerzas por la vida. Tirar de sí mismo con brazos y espíritu. Hacer palanca con sus piernas sobre blando o cualquier dureza.
Sobrevivir.
Estaba comprimido. Envasado al vacío. El aliento se despedía.
Nada de rendirse.
“¡Sigue!”
Consiguió un hueco. Un mínimo espacio. Resquicio de esperanza.
Y subió.
Para pisotear después esa masa bulbosa que antes fue una señora. Compacta y dispersa, elástica y gruesa de sebo. Pegajosa, cartilaginosa, empalagosa…
Sus pies se hundían en ella como arenas movedizas, esponjosas y podres. Tenía que seguir moviéndose, en zapateado rápido. ¡YA!
Más rápido
¡MÁS RÁPIDO!
¡¡¡MÁS RÁPIDO!!!
~
Estancado, cerca de hundirse como un barco en naufragio, tuvo idea. Rodó. Temiendo pasar a ser parte. Rodó y saltó con cuerpo orientado. Saltó como y con lo que pudo.
Y escapó de la presa. No cayendo muy lejos. No cayendo muy bien.
Entonces, al contemplar, entendió.
Los pasajeros estaban durmiendo.
Cloroformados, sin duda, por el escandaloso y enfermizo almizcle.
Y la MagmaSeñora estiraba sus zarcillos para alcanzarlos a todos. En fusión simbiótica alimentaria.
Dilatándose.
Para ocupar cada espacio vacío y volverse propio. Llenarlo. Llenarse.
Para consumir y devorar.
Ambas puertas estaban clausuradas por epidermis rosada y supurante.
Sin salida.
Y el proceso se aceleraba…
~
Cargó contra una de las membranas de salida, una de las barreras, intentando romper la telaraña de pulpa.
Imposible. Tan frágil como resistente.
Golpeó.
Nada.
Cada vez quedaba menos espacio de NoElla. Se acercaba. Estaba en por todas partes y resquicios.
Convirtiendo grasa o músculo con su ácido, chupando cual insecto. Para deglutir y asimilar.
La Última y Definitiva Expansión se acercaba. Sin costuras rotas.
Ocupaba ahora suelo, paredes, cristales, techos, oquedades, viajeros todos menos uno.
Sólo quedaba el 4D. Sólo quedas tú.
No había opción.
Debía(s) matar a la bestia.
~
Buscó un arma. Claro. Aquí y entonces. No hubo escenario mejor para encontrar una.
Pues sí.
Su (Tú) bolígrafo de la suerte. De frustrado pero voluntarioso escritor.
Y atacó.
Clavó y rasgó abriéndose canal y camino por surcos hasta su posición original, donde debía estar el núcleo de la criatura.
Atravesando repugnancias que se pegaban a él(ti).
Sin respirar ni oler.
Conteniendo arcada y vómito.
Siguió usando pluma como espada.
Cortó y tajó. Rasgó y sajó.
Y llegó. A lo que debiera ser su centro neurálgico vital. Lo que restaba de esa maligna y giganta cabeza de vieja insoportable, maleducada y apestosa, aún con restos de la permanente eterna y lacia.
La carneprisión se cerraba a su espalda.
El espacio libre desaparecía.
Una oportunidad. Una sólo una.
~
Apuñaló ese ojo supurante entre pliegues, con toda su energía, con más odio, esperando y deseando llegar al cerebro de la bruja.
Pústulas explotando ácidos y ventosidades en cada arremetida.
Apuñaló, penetró y repitió.
Cada vez más profundo. Capas y estratos.
Tenía(s) que ganar.
Por un momento, el impulso expansivo pareció detenerse. El olor, atenuarse.
La Pausa.
¡La Victoria!
El 4D, con aire recuperado, extrayendo su mano aún cerrada sobre el pincelpuñal ensangrentado, pleno de fluido y víscera y cornea, sonrió.
Hasta que la SeñoraEso abrió una boca aparecida de la nada. Recién nacida.
Con dientes que eran tentáculos o tentáculos que eran dientes.
El pozo más oscuro.
Con el mismo gesto que el gato de Cheshire, lo (te) tragó.
~
Adiós
   Respiración
               Futuro
                           Aspiraciones de novelista
                                                                                      Existencia…
La Muerte llega corriendo y gritando
   No es una muerte cualquiera…
No convertido en una digestión
Nunca no muerto…
Lenta…
                                                   No hay amigos dentro de Ese Estómago
Perdido…
Deshaciéndote entre jugos…
Rodeado de otros muchos infinitos…
Un pozo sin fin…
   Ya nadie te leerá (Ellos tampoco…)
                                                   Adiós…

~
NOTICIAS:

Hoy, en el Alvia trayecto Madrid-Gijón de primera hora de la mañana, los pasajeros del vagón número 10 han desaparecido sin dejar rastro. Se descubrió poco antes de llegar a Valladolid, tras apenas una hora de recorrido.
Sus efectos personales y equipajes están intactos. Pero no se consigue encontrar a los 20 ocupantes.
El viaje fue detenido de inmediato, y la policía sigue investigando sin querer hacer declaraciones sobre posibles pistas. Ese coche en concreto ha sido puesto bajo custodia de los equipos especiales para su análisis completo.
El resto de pasajeros pudo coger otro tren y alcanzar sus destinos originales, con el retraso consecuente y gran sorpresa.
Testigos de vagones adyacentes hablan sobre un suceso paranormal, aunque todos los entrevistados niegan haber visto nada.
Una venerable señora declara: “Esto no es la primera vez que ocurre. Las desapariciones. He oído cosas similares que tapan las autoridades. Lo sé yo bien, porque viajo mucho en ferrocarril. Siempre sentada en el 4C.”

***
Epílogo

El origen y las verdades

Esta es la historia real, una u otra o ambas. Puede que quizá exista quien no lo acepte o crea. O quien descarte una por la otra. No me conoce. Pero, como en un clásico y añorado “Elige tú Propia Aventura”, cada cual seleccione su favorito, su verdad y nomentira. Reinventando los epílogos. Dos opciones…
Recordad: la verdad, toda ella, llega al final…

Opción 1:

No me rendí (te rendiste, tú).
Devorado, sí. Quebrado, nunca.
Los ácidos gástricos castigaban mi piel. Perdí partes trituradas con dientes externos e internos, con agujas y espinas. Encías de sangre, organismos caníbales, trabajando para la colectiva señora.
Descendía por el tobogán de tráquea y esófago, interminable; caía sin fondo. Llegué al amorfo laberinto de su estómago. No solté la espadapluma. Jamás. Contuve aliento. Contesté a cada ataque. Cada agresión. Con otra. Rudeza por y con rudeza. Nunca vi glóbulos así.
Los mares y olas me arrastraban. A la fosa común, al océano gástrico de huesos. Me aferré. Abriendo caminos en un mundo de grasa y descomposición interminable.
Abominación, restos y desechos. Geiser y columnas de gases. Muertos que me querían con ellos.
Perdí el olfato, sacrificado por bien mayor. No lo echaría de menos. No aquí. No para recordar este ahora…
Creí atisbar luz y aire en mi castigado cuerpo.
Ella empujaba, como en un parto, pero a la inversa.
Impujó.
Yo resistía. Quería triunfar en ese embarazo. Nacer.
Renacer.
Sajé y rajé.
La inconsciencia venía. Sus intestinos me abrazaban como una pitón de muchos cuerpos, en constricción.
Sólo un poco más.
Vamos.
¡Sólo un poco más!
¡¡¡Resiste y no te ahogues!!!
¡Pelea…!
Abrí una puerta en masa putrefacta por las malas, en su bulbosidad. La convertí en puente levadizo.
Mientras ella gritaba, al fin, y rompía con su aullido todos los espejos de la existencia, dimensión, realidad, universos.
Escapé, escapaste, escapamos, de donde nadie lo había hecho.
Gané respiración, recuperé fuerza y volví, volvimos, volviste, a la Bestia.
¡Putos Héroes!
Extrayendo uno a una a cada víctima viva y actual. No fue bonito. Nada podíamos hacer por los fallecidos.
Rescatados. Aturdidos.
El tren se detiene.
EllaEso, venida desde lo imposible e improbable, antigua y compañera y némesis de un Retorcido; vencida. Pero nunca del todo. Se deshace y disuelve en zarcillos, bichos que reptan y huyen por huecos y esquinas. Que se reunirán más tarde para lamerse heridas y derrota.
Para reformarse
Para reconstruirse
A peor.
Si hubiere (hubiésemos, hubieses) tenido fuego…
No quedó resto o pieza. Prueba de lo sucedido.
Decidimos callar y guardar secreto. Por preservar nuestra cordura y reputación. Para intentar borrar de memorias.
Hasta hoy.
Porque voy en otro tren.
Vamos en otro tren.
Vas en otro tren.
Siempre. Buscándola. Terminar el trabajo.
Y, en el vagón 10, asiento 4C, la veo.
Está aquí…

Opción 2:

Pero no me dormí (te dormiste) sucumbiendo a sus efluvios nocivos.  
Sí el resto del pasaje en el coche. O lo fingieron. Para ignorar. Para no saber.
Ella seguía con su bulboso y grueso cuello torcido. Mirándome (mirándote). Sin pestañear; esas pestañas pervertidas y degeneradas, demasiado antiguas e inestables.
Clavándome los ojos llenos de malos deseos.
Invadiéndome (te). Nuestro espacio, nuestra esencia.
La ignoro. Mucho. Imposible del todo. La siento más cerca. Casi ronzándome sin tocarme.
No ceja.
No me voy. No me inmuto. Combato con mi mente. Combatimos en los pensamientos.
EllaEso rumia. El olor crece, se reproduce, controlado y concentrado. Hacia mí, ti, nosotros. Sigue haciendo bulto, ganando terreno, que no sillón ni reposabrazos.
Que no cedemos.
El reloj corre. El viaje será muy largo. Ella acabará por invadirme. Lo sé. Está a punto de hacer algo.
TIC
TAC
TIC
Me enfado.
Rabio.
No es justo.
¿Por qué yo, por qué tú?
¿Me enfado? ¿De verdad?
Saco la libreta y el bolígrafo. Nuestro favorito.
Medra su indignación porque me muevo, porque sonreímos al hacerlo. Sus ojos escupen fuegos y vapor venenoso.
Avanza su brazo hacia mí.
Lo va a hacer.
Tocarme. Apestarme. Infectarme.
Viene un revisor.
Ella lo ha convocado. No sé cómo.
Se levanta, la señora expandida, más grande que cuando se acomodó. Inmensa e incorrecta. En todos los sentidos.
Aborda al operario. Que tiembla.
Lame su oído con una orden secreta en susurros. Con todo, escucho de nuevo su voz. Chirría, en partes de mi mente que tienen miedo y duelen.
El hombre marcha. Asustado. Su rictus lo dice todo. Quiere correr.
EsoElla se deja caer, por segunda vez. Volvemos a sufrir escala 9 en Richter. Pobres cimientos del planeta. Pobre ferrocarril.
Regresa el interventor, platos por ojos, pupilas desorbitadas. Habla al oído y odio de la señora, sin acercarse, como a través de un tubo, manteniendo la distancia.
No escucho. No escuchamos. No escuchas.
Porque ya estamos escribiendo.
Es todo. Sé que ha terminado. Sé que he ganado una batalla, pero no la guerra.
Ella no ha dejado de mirarme (mirarnos, mirarte).
Sonríe con dentadura podrida y retorcida y pintada para ocultar la podredumbre, los restos de comidas anteriores y pretéritas. Para guardar el aliento en su interior. Letal. Aprieta las mandíbulas con ese gesto.
Coge sus cosas. Comparte un último vistazo, ojo por ojo con ojo. Me recordará. Te recordará. Nos recordará.
Se marcha siguiendo al revisor.
Alucino.
¿Libre?
¡Libres!
¡Yuhuuuuuuu!
No vuelve. Encontró otro acomodo. Lo forzó. Nuevas víctimas. Otro 4C y 4D.
Al parecer, y tampoco entiendo cómo, yo (tú) la incomodaba Más que ella a mí (ti)…
¿Qué soy yo para que EllaEso me tenga miedo? Inquietante…
Tengo que reírme.
Y sigo escribiendo esta historia, su y tú historia.
Pero no osé tocar o rozar siquiera el sitio que ocupó. Aún hervía…
Me gustaría decir que no la volveremos, volveré o volverás, a ver, pero… Mentiría…

¿FINES?