Castle Rock Asylum

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I Antología de Relatos de Terror Castle Rock Asylum

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miércoles, 30 de mayo de 2018

Reseña Cabeza de ciervo, de Francisco Miguel Espinosa



Let’s grindhouse, baby!

Cabeza de ciervo, de Francisco Miguel Espinosa, no es un libro. Es el libro.

Cabeza de ciervo te da un palazo en el cráneo, te deja tirada en la cuneta de una secundaria de mala muerte y te remata con un disparo a bocajarro en la sien. Si creéis que exagero es porque todavía no lo habéis leído. Coged un trozo de hígado crudo, un pedazo de la Norteamérica profunda, un rollo de película vieja y metedlo todo en la trituradora. ¡Voilà! ¿Qué tenemos? Cabeza de ciervo.

Secuencias largas, densas. sudorosas. Ésas son las buenas, especialmente cuando están narradas en un primerísimo plano. Tan corto que te estampas contra ellas una y otra vez, igual que si la cámara hiciera zooms imposibles página sí y página también. La fotografía es una maravilla -los libros no tienen fotografía. ¡Ya! Pues éste sí, y muy lograda-. Según lees, no es que te imagines las escenas, es que pasas a ser parte ellas. Te metes en la novela y apareces detrás de una pantalla de cine, detrás de una capa plana con textura de negativo velado. Ves los rayones típicos de una película de los ‘70, los salpicones de sangre con ese peculiar tono rojo falso sin el que nos sentiríamos defraudados. Aquí todo es en alta definición. Te acercas a las imágenes hasta tal punto, que de los poros faciales de los protagonistas ves supurar un hilo de grasa líquida. Eso es bueno, muy bueno -y asqueroso-, porque significa que el ambiente está más que logrado. El libro rezuma de pies a cabeza un ambiente grindhouse. Es una delicia para los amantes del exploitation setentero leer una película. Tal cual lo describo.

El lenguaje es tan crudo como cabría esperar. Otro apartado bien hilado. No podía ser de otra forma. Uno de los requisitos para que un libro suba nota es la consonancia. Si no sabes poner las palabras al nivel de la historia, estás muerto. Pero aquí todo parece estar cuadrado. No hay escenas metidas con calzador, páginas de relleno ni rodeos innecesarios que te saquen de la trama.

El asunto de los personajes requiere mención aparte. Esto no es un libro con personajes. Es un libro de personajes. Porque la cosa va de que te metas en las vidas de esos tipos tan retorcidamente bien diseñados y te anticipes -o lo intentes- al siguiente movimiento. Y sí, el autor te mete. Te mete de lleno en su día a día, en sus cabezas. Sabes cómo piensan y cómo van a reaccionar. Y cuando alguien abre la boca, lo reconoces a la primera de cambio, porque tienes su tarjeta de visita guardada desde el principio. Como trajes confeccionados a medida, así son los personajes.

Cabeza de ciervo es una novela sádica, con una trama sádica y un desenlace aún más sádico. Si la narración y las descripciones son buenas, no os digo nada de la genialidad de las escenas. El departamento de creación de ideas se ha ganado su sueldo con creces. Encontraréis situaciones surrealistas e impactantes, pero tan bien descritas que os dejarán los pelos de punta.

La guinda del pastel. Abres el libro y echas un vistazo a  la tipografía, al diseño de los capítulos, a la estructura… y piensas: «¿A quién le importa de qué trate?» Lo compras sí o sí, porque ya te han dejado claro lo que tienes entre manos. Un libro al más puro estilo grindhouse.

Con el permiso del autor, «esto se parece más a un matadero en hora punta que a una crítica constructiva». Algo que me ha gustado hasta la saciedad: sus dos famosas muletillas. Dos muletillas esenciales que dejan huella. Los que sabéis a qué me refiero, ya sabéis a qué me refiero.

En resumen: leed Cabeza de ciervo. Yo lo haría, y Tarantino y Rodríguez también. Los tres os lo recomendamos. Es una maldita obra de culto.


Para saber más:
Liss Evermore en Facebook

lunes, 28 de mayo de 2018

La Sala Común: Channel Zero Butcher´s Block





"A la tercera va la vencida". O, al menos, eso opino yo al valorar esta tercera entrega de la propuesta antológica televisiva de terror ideada por Nick Antosca para el canal Syfy.

La primera temporada de Channel Zero mostraba una excelente carta de presentación a modo de serialización de uno de los creepypastas más conocidos: Candle Cove. Pero no se supo utilizar los tempos ni el cast para hacer digerible la temporada; incluso constando de solo seis episodios. Aún así, todos merecen una segunda oportunidad. Y con No End House, Antosca logró recuperar mi interés por esta serie y su actualización del terror. Por eso mis expectativas ante la tercera temporada eran peligrosamente altas. Pero la tercera jugada de Antosca es toda una escalera de color blanco que acaba tiñéndose de rojo sangre para nuestro deleite.




Es esa misteriosa escalera que aparece en mitad de la nada para abrir las puertas a lo desconocido, lo único que vincula Butcher´s Block al creepypasta de esta temporada (Search and Rescue). Pues en esta ocasión, Nick Antosca prefiere crear su propia mitología. Una influenciada por grandes nombres como Clive Barker, David Cronenberg y hasta David Lynch.

Es así como Butchers´s Block termina de perfeccionar del todo la fórmula propuesta por Antosca. Y ya de entrada, hace buen uso de la siniestra y enfermiza atmósfera que ya caracterizaban a las dos anteriores temporadas. Pero que en esta cobra aún más relevancia gracias a lo carnal y visceral del relato. Uno que llega a escarbar en temores más cercanos y reales de lo esperado.




También se nota que Antosca sigue con su particular "marca de la casa" a la hora de imprimir en sus historias la importancia de un pasado marcado por la tragedia y que cobra gran importancia en el presente y futuro. Es así como la pareja de hermanas protagonistas de Butcher´s Block, tratando de escapar de un infierno personal acaban por meterse de cabeza en otro.

Esta entrega de Channel Zero se contiene con la parte melodramática de la propuesta y se integra a ella a la perfección. Salvando el bache que podíamos encontrar en No End House. Y no hay quejas en cuanto al ritmo Ya en el primer episodio, Butcher´s Block nos ha enganchado y no nos suelta hasta el último minuto.




El reparto es bastante solvente. Pero donde más nos fijamos es, cómo no, en el personaje encarnado por Rutger Hauer, cuya sola presencia ya impone. Aunque creía que darían más cancha a su personaje, en toda participación cumple a la hora de encarnar al patriarca de la particular familia de matarifes del género de este siglo. Los Peach no tienen nada que envidiar a Leatherface (aka Cara de Cuero) y su familia.

Cómo no, esta temporada tiene una gran carga sangrienta, Por lo que, aunque es más accesible en cuanto a trama y ritmo, quizás pueda echar para atrás a los más aprensivos. Ojo, que tampoco nos encontraremos con un carnaval de ultra gore alemán. Pero sí que algunas imágenes removerá más de un estómago.

Volviendo al tema de las influencias, está claro que Butcher´s Block le debe mucho a Clive Barker. Tanto por su concepto de la Nueva Carne, como por el terror suburbial del relato The Forbidden (y su adaptación cinematográfica: Candyman). El terror vuelve a actualizarse y ya lo podemos encontrar a la vuelta de la esquina o hasta en un parque.

Nick Antosca tampoco ha tenido reparos en juguetear con el enfermizo surrealismo Lynchiano. El cual agredecerán los huérfanos de la tercera temporada de Twin Peaks. Y hasta propone una visceral y grotesca versión de Alicia en el País de las Maravillas en sus capítulos centrales.




Pero mi parte favorita es cuando se mete en la mitología que propone Antosca y que ve de tú a tú al solitario de Providence y a Algernon Blackwood. Sugiriendo más que mostrando, tal y como hicieron estos maestros del terror en sus escritos y dejando que este componente sea la guinda del visceral pastel que es Butcher´s Block.

El formato miniserie de 6 episodios sigue sentándole bien. Pues juega sobre seguro de no alargar innecesariamente la propuesta. Aunque en esta ocasión quizás hubiese estado bien explorar aún más la hacienda Peach.

Está claro que Channel Zero ya le puede quitar la antorcha a American Horror Story como mejor serie antológica de terror actual. Aunque habrá que ver si la cosa se mantiene cuando se estrene Castle Rock o esa serie mensual que prepara Blumhouse y Hulu. Pero de momento, no dejemos de aplaudir a Antosca y esperar a ver a qué nuevo creepypasta mete mano.





Lo Mejor: La mitología propia que propone bebiendo de varias influencias.

Lo Peor: Querer más del personaje de Rutger Hauer y su siniestra familia de matarifes del género.



viernes, 25 de mayo de 2018

Crítica Cortometraje The Other Side, de Conrad Mess



Sinopsis:

La oscuridad te envuelve. El mal acecha detrás de cada puerta. Las tinieblas aguardan expectantes, al final de la escalera. No permitas que su veneno corrompa tu alma. No permitas que te atrape lo que hay... al otro lado.

Opinión:

De nuevo en Castle Rock Asylum analizamos un cortometraje, ya que el horror en pequeñas dosis también pueden ser joyas dentro del género.

The Other Side está dirigido por Conrad Mess basado en una historia de Marina Gómez y fue ganador del Phonetastic 2013, del Golden Orchyd de Pensylvania, del Iphone Film Festival de Los Ángeles, y del TERRORIFIC de Manresa, donde se llevó los premios a Mejor Corto y Mejor Actriz. 

Protagonizado por Cristina Castaño (La que se avecina), Pedro Pablo Isla (El secreto de puente viejo), Yaiza Grajales y Jana Lafuente, está rodado con un Iphone 5 y los efectos que podemos ver en él fueron realizados por Virtual Art.

La música es envolvente, de esas que, a pesar de su dulzura, sabes que esconde el peor de los secretos. Y nada más empezar, con esos golpes que auguran un mal mayor, te mantiene enganchado a la pantalla del ordenador.

La imagen está muy cuidada, en blanco y negro y destacando el rojo en todas sus variantes (fuego, pequeñas luces... sangre) que se convierte sin quererlo en uno de los protagonista de la historia. La iluminación recuerda al cine negro de Hitchcock, cargada de luces, sombra y misterio. Para mí, ha sido todo un acierto darle ese aire a cine de terror clásico.

La narración es pausada, mostrando sus secretos poco a poco. La historia es de la escritora Marina Gómez (quien también hizo el storyboard) que nos demuestra que, con pocos minutos, se puede crear una buena (y espeluznante) historia de miedo.
Sin querer hacer spoilers para que los que os decidáis atreveros a verlo y así lo disfrutéis al máximo, creo que la entidad o monstruo elegido (así no os doy pistas) es muy acertado, ya que en un principio piensas que la historia va a ir por un lado y no, y eso me ha sorprendido gratamente.

Los actores están correctos, destacando a Cristina Castaño, que borda el papel, dándole profundidad y una credibilidad necesaria en este tipo de trabajos.

En general, The Other Side es un cortometraje de terror clásico, con una puesta en escena impecable y una historia que os gustará. Eso sí, vedla hasta el final, que hay una pequeña sorpresa.

A continuación, os dejo el link para que podáis echarle un visionado.





miércoles, 23 de mayo de 2018

Crítica Children of the corn: Runaway, de John Gulager




Era muy niña cuando empecé a leer a Stephen King, pero aun más pequeña todavía cuando me iba al videoclub de la mano de mi padre a llevarme a casa las películas más terroríficas que encontraba. Así que crecí viendo, entre otras, las pelis de Los chicos del maíz. Y, casualidades de la vida, el otro día Tony y yo nos encontramos con Children of the corn: Runaway, estrenada este mismo año (aunque no ha llegado a España). Por supuesto, decidimos verla aun imaginando que no iba a ser la película del siglo.

La película está protagonizada por Ruth, una chica embarazada que consigue escapar de la matanza de los niños asesinos del maíz. Trece años después, vive en la carretera con su hijo Aaron, huyendo de los fantasmas del pasado que no dejan de acosarla y de provocarle terribles alucinaciones. Finalmente, deciden establecerse en un pequeño pueblo de Oklahoma, pero su terrible y traumático pasado no piensa dejarlos vivir tranquilos.



La cinta es predecible en general, sobre todo en la "incógnita" principal, pero tiene también un giro inesperado con uno de los personajes que me gustó mucho. Sí que se me hizo lenta, pues los asesinatos se hicieron de rogar y ocurrieron todos prácticamente seguidos, pero aun así, la sangre y las vísceras los dominaron, por lo que me dejaron bastante satisfecha.

La peli está muy ligada con las anteriores y sigue, básicamente, el mismo ritmo. La ambientación me gustó mucho, ya que los pueblos perdidos de Estados Unidos tienen algo que me fascina, me encantaría hacer un road trip recorriendo sus carreteras desiertas y parando en cualquier sucio bar de carretera para comer una buena hamburguesa. De hecho, creo que eso fue lo que más disfruté de la peli, ver cómo comían en ese bar. No es una película que volviese a ver (se me hizo algo aburrida en ocasiones), pero no está mal para ver mientras comes unas palomitas o unas chuches, sobre todo si lo haces en buena compañía.

Lo mejor: la ambientación. El bar de carretera. La sangre.

Lo peor: predecible y lenta.


sábado, 19 de mayo de 2018

Entrevista Paco Cabezas, director y guionista


Primero de todo, darte la bienvenida a Castle Rock Asylum y Chica Sombra. Es todo un honor tenerte por nuestros pasillos.

Tu corto, Carne de Neón, se transformó en 2011 en película. ¿Cómo fue el adaptar a la pantalla grande tu primer cortometraje?

La adaptación no fue nada complicada porque en un principio siempre pensé que quería hacer un largometraje. En realidad, primero escribí el largometraje y empecé a moverlo por productoras y tal, y llegó un momento en el que nos dimos cuenta que la única manera de hacer el largo era realizar un corto antes para vender el estilo del largo, por lo que en realidad primero fue el largo y luego fue el corto. El corto funcionó y ganó varios premios de público, lo que ayudó mucho a captar un poco y adaptar el tono del largometraje para intentar que funcionara tan bien como lo había hecho el corto. 
Entonces, fue un poco como sin quererlo. El corto fue una especie de experimento que funcionó muy bien en el sentido de encontrar el tono de la película, sin embargo luego la película era mucho más arriesgada, ya que el corto era más comercial, más comedia, mientras que la película pensamos en una comedia y luego se iba hacia el drama, el thriller... Varios géneros que me parecieron en su momento la apuesta más lógica y ahora lo veo con cierta perspectiva y pienso "Madre mía, qué locura". El riesgo que tomamos con Carne de Neón, con una película tan ecléctica, tan diferente a un montón de cosas que, creo, aún no se habían hecho en España hasta entonces. 

Uno de tus primeros trabajos fue Aparecidos, film de terror que mezcla la historia real de los desaparecidos en Argentina durante la dictadura con fantasmas. ¿Te costó mucho combinar lo sobrenatural con lo real?

No, en absoluto. No me costó mucho trabajo, al contrario, era la apuesta desde un primer momento. El género de terror, al conocerlo tanto y ser un fan del terror casi desde que tengo conocimiento con las películas de Sam Raimi y con diferentes películas que rompen un poco el género y que lo transforman un en algo diferente, para mí el reto era intentar hacer una película de terror que no se hubiera visto antes. Pensé mucho en El Resplandor, sobre mis películas de terror favoritas, y pensé que creía en ese momento, y creo que sigue siendo cierto, que no se había visto una película de terror basada en hechos reales, algo que había ocurrido, como fue la dictadura en Argentina, e intentar coger esos elementos reales y un poco pensar: "¿Qué es lo más horrible que le puede pasar a un ser humano?" Y cuando pensaba en eso no pensaba en vampiros ni en zombis, pensaba en que te secuestren y te hagan desaparecer. Me parece lo más horrible que se le puede hacer a un ser humano. Entonces, partiendo de ese concepto, intenté desarrollar la película para ir creando esa especie de tensión a fuego lento que van pasando los personajes y siempre intentando huir del susto fácil y respetar esa especie de aproximación al horror real.

Te mueves tanto en la dirección como en el apartado de guión. ¿Qué te gusta más: dirigir o escribir?

Normalmente me gusta más dirigir, la verdad. Hace tiempo me gustaba mucho escribir pero he ido cambiando lenta y progresivamente. Dirigir es algo que disfruto inmensamente porque pienso que el dirigir es como coger los planos de un mapa del tesoro y, de repente, embarcarte en la aventura. 
Es que escribir es muy solitario, y llega un momento en el que te cansas de estar solo, como escribiendo siempre esa especie de mapa del tesoro, y te apetece estar en el barco y hacer el viaje junto al resto de piratas y no sé, me parece siempre una aventura apasionante.




En tu filmografía descubrimos que eres el guionista de Spanish Movie y SexyKiller, y el director de Mr. Right, todas ellas películas con toques de comedia y humor negro. ¿Te gusta darles unas pinceladas de diversión a tus trabajos?

Claro, creo que tiene que ver con el hecho de ser andaluz, no lo sé, es como que veo la vida así, no veo la vida sin sentido del humor, me costaría muchísimo. De hecho, creo que casi todo lo que he escrito tiene siempre una pincelada de humor porque es que no veo la vida de otra manera, me costaría muchísimo ver la vida sin humor, no puedo escribir o crear algo si no hay una vuelta de tuerca siempre. Para mí, creo que el humor es lo más inteligente; digamos que es la última evolución del ser humano. Lo que nos separa de los animales es el sentido del humor, entonces siempre que escribo algo hay ese punto de irme mas allá, intentar marcarlo todo con ese punto de humor, porque creo también que a veces es muy útil. 
Como guionista, muchas veces te encuentras en un callejón sin salida o no sabes como resolver una situación, como es en la vida, y el humor es un desengrasante de situaciones que me parece genial, y que cuando no sabes cómo resolver algo en un guión el humor siempre viene un poco en tu ayuda: es la mejor vaselina para la dramaturgia.

En televisión, has trabajado en The Strain, Penny Dreadful, Fear The Walking Dead e Into the Badlands. ¿Cuales son las diferencias entre dirigir una serie y una película?

No hay para nada diferencia. De hecho, últimamente hay más medios en televisión que en cine, tiene muchas más grúas y muchos más elementos técnico que facilitan el trabajo muchísimo. El cine cada vez es más pobre, difícil y complejo. Es más complicado hacer una película porque no se atreven los productores a tomar el riesgo, y la televisión es una industria estable y que te da la posibilidad, como director, de experimentar y de hacer cosas de las cuales no se tiene miedo, como hiperviolentas y oscuras; mientras que si lo haces en una película independiente se te va ha echar encima el productor porque estaría acojonado de intentar estrenar una película con esos elementos. 
Por eso empecé a hacer muchísima televisión, y tuve la suerte de hacer series que me apasionan, y espero seguir haciendo cine, pero solo si pudiera volver a meter esos elementos dentro, no haciendo una versión dulcificada del cine que adoro.

The Alienist es tu último trabajo; un thriller psicológico con una ambientación muy cuidada. ¿Cómo fue esta experiencia?

Fue una experiencia apasionante, porque trabajar en Budapest, en un Nueva York recreado, imaginado, que era alucinante con unos decorados increíbles y con Daniel Brühl, Dakota Fanning, Luke Evans. No se, era como un proyecto soñado, y más con una novela de Caleb Carr. Soy un gran fan de la novela desde hace años y conocía muy bien la novela, la he leído varias veces, y estaba enamorado de los guiones, y eso me lo facilitaba mucho. 
Como digo, tengo una imaginación muy truculenta, muy oscura, entonces era muy fácil para mí ayudar a Daniel y el resto de actores a recrear ese mundo tan oscuro y tan violento. De alguna manera, me encontraba como en casa. Entonces ha sido, sobre todo, muy divertido. Me sentía como un niño pequeño recreando un mundo en el que de alguna manera, al haber sido un friki toda mi vida y haberme criado con cientos de películas de terror, me he dado cuenta de que estaba un poco volviendo al mundo en el que me siento cómodo; como volver al hogar.




Pregunta obligada: ¿cuál es el libro y/o película que más miedo te ha producido?

Probablemente sea Al final de la escalera la película que más miedo me ha dado, me parece una película excelente. Y el libro, IT, de Stephen King, que lo leí con diez años y me pareció terrorífico. 
La verdad es que las dos son obras excelentes.

La mayoría de las películas y/o series que has realizado tienen un toque fantástico. ¿Desde cuándo te gusta este género?

Desde que tengo uso de razón. Desde que vi Posesión infernal o El Resplandor. Vi demasiadas películas muy truculentas y oscuras cuando era muy muy pequeño, cosa que doy gracias a mis padres por ser tan alocados y no preocuparse en absoluto de mí (risas) ni de prohibirme ver ciertas películas, y eso fue generando esta especie de virus en mi cerebro que luego se ha convertido en mi carrera un poco como cineasta.

Y para terminar, ¿nos puedes contar un poco sobre tus futuros proyectos?

De proyectos futuros tengo demasiados a fuego lento y que prefiero no confirmar, por superstición. El único del que puedo hablar es de la serie American Gods, de Neil Gaiman que ruedo este verano.

Muchísimas gracias de nuevo por visitar nuestros humildes hogares. Esperamos poder disfrutar pronto de tus nuevos trabajos.

¡Gracias!





viernes, 18 de mayo de 2018

Doble Sesión: Suicide Squad: Hell To Pay y Batman Ninja





Aunque al DCEU aún le cuesta arrancar. En el terreno animado, DC le lleva bastante delantera a su eterna competidora: Marvel. La tradición de películas animadas (sobre todo de Batman) nos han dado grandes propuestas (La Máscara del Fantasma y Under The Red Hood como máximos exponentes). Y en los últimos años, la división animada de DC decidió seguir el ejemplo de los cómics y utilizar el evento Flashpoint para que la mayor parte de las nuevas propuestas formen parte de una misma continuidad. Es así como en esta Doble Sesión tenemos la crítica de una de estas películas y la otra se trata de un Elseworld que propone una aventura de Batman en el Japón Feudal.




-Suicide Squad: Hell To Pay, de Sam Liu:

Aunque en 2016 se realizó la película en live-action de esta algo conocida agrupación de personajes de DC cómics que reúne a unos cuantos antihéroes y villanos para misiones secretas y suicidas del gobierno. Fue dos años antes y en terreno animado donde de verdad nos encontrábamos con una película que representaba a la perfección la esencia del Escuadrón Suicida: Assault on Arkham.

La película se encuadraba en el Arkhamverse de los aclamados videojuegos de Batman de Rocksteady. Por lo que el Caballero Oscuro se dejaba caer por el metraje. Pero no tanto como para suponer un lastre como en el caso de la película de Justice League Dark. Desde luego, y más tras la descafeinada versión del DCEU, una secuela de Assault on Arkham se antojaba algo bastante necesario para los fans de DC. Pero no ha sido hasta este año, y con un drástico lavado de cara al adaptarse a la línea Post-Flashpoint Paradox, que tenemos nueva misión para el Escuadrón animado. Lo que parecía avecinar una simpleza tanto estética como narrativa, resulta no ser tanto. Pues para mi sorpresa, Hell To Pay acaba siendo una grata aventura del Escuadrón Suicida. Para nada llegando ni a la mitad de las suelas de Assault on Arkham, pero desde luego sí que han comprendido lo que hace tal esta formación. No como Warner Bros y sus "anti"héroes venidos a menos.



No voy a negar que en lo visual, a Hell To Pay le hace bajar la nota. Pero ya llevamos unas cuantas películas que parten de este mismo molde como para acostumbrarse al poco de iniciar el metraje.

La trama se muestra sencilla pero a la vez se dan varias giros y bifurcaciones de guión que logran mantener la atención del espectador. Uno espera puñaladas por la espalda y objetivos propios de tipos que luchan contra los superhéroes y ya en los primeros minutos tenemos una buena carga de esto. Porque sí, en Hell To Pay la calificación R está justificada.

Lo que sí no me gustó fue el McGuffin de la película. Supongo que ya está hecho así a posta para que uno no dude en enarcar una ceja al saber de su existencia. Y como hablamos de un mundo en el que existen superhéroes y magia, puede que esta licencia no sea tan cuestionable como siente un servidor.




Ojo, porque la película cobra más entidad que la de una aventura del Escuadrón Suicida. Tenemos algún que otro cameo la mar de curioso y se conecta directamente con el evento que hizo surgir esta línea temporal.

No queriendo buscarle más pegas de las necesarias, he de admitir que Suicide Squad: Hell To Pay es una de las mejores películas post-Flashpoint.




Lo Mejor: Entiende lo que hace especial al Escuadrón Suicida.

Lo Peor: La animación típica de las películas post-Flashpoint. El McGuffin.






-Batman Ninja, de Junpei Mizusaki:

Si hay un personaje de la editorial DC que invita a experimentar con él, ese ES Batman. El Caballero Oscuro tiene una historia de origen bastante arquetípica pero eficaz. La historia del huérfano por culpa de un criminal que decide vivir luchando contra el crimen para impedir que otros sufran lo mismo que él, se puede extrapolar a multitud de espacios y situaciones.




Así es como funcionan los Elseworlds. Historias alternativas en las que el Hombre Murciélago se prodiga bastante (hace apenas unos meses vio la luz Gotham by Gaslight. Elseworld de un Batverse Victoriano), como en esta Batman Ninja.

En la génesis del personaje, las artes y prácticas de los ninjas se aplican bastante en las técnicas de lucha del Cruzado de la Capa. No por nada aprendió en un clan ancestral de asesinos secretos (La Liga de las Sombras o Liga de Asesinos). Pero no ha sido hasta esta película que Batman acaba en el Japón Feudal para convertirse de verdad en un Ninja.




La premisa no puede ser más sencilla y alocada. Algo que no debería importarnos siempre y cuando aprovechen los conceptos y elementos que ofrece el marco elegido. Cosa que, en mi opinión, no hace Junpei Mizusaki. Todo queda en la estética (excelente diseño de personajes a cargo de Takashi Okazaki) y en explotar la faceta más anime de la historia. Se han esmerado más en introducir mechas en la trama que justificar la presencia de un clan ninja dedicado a Batman.




En el terreno animado, la cosa queda a medias. Pues se hace uso de un CGI 3D al que cuesta pillarle el punto. Y es una lástima. Porque reitero que el diseño de personajes es genial.

Batman Ninja resulta un Elseworld fallido que tenía mucho que ofrecer (se rescribió el guión), pero que queda en otro mero pasatiempo animado.





Lo Mejor: El diseño de personajes.

Lo Peor: El desaprovechamiento de todo a favor de la simpleza. La animación digital 3D.



jueves, 17 de mayo de 2018

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miércoles, 16 de mayo de 2018

Entrevista a Manuel Osuna, escritor






Por los pasillos de Castle Rock Asylum, justo en el lugar donde Chica Sombra juega a ocultarlo todo, hemos encontrado al escritor Manuel Osuna. Y hemos aprovechado para hacerle unas preguntas.

¡Hola, Manuel! Lo primero, darte la bienvenida a Chica Sombra y Castle Rock Asylum. Cuéntanos, ¿cómo es un día normal en tu vida?

Muchas gracias a vosotras por invitarme. Que unas siamesas me entrevisten entre paredes acolchadas me parece escalofriante. Sobre mi vida diaria… pues es bastante corriente. Ni regento el Motel Bates ni vivo en una casa con Poltergeist. Soy muy observador, eso sí. Nunca se sabe qué situación puede inspirar una historia. Quizá la rutina y el trabajo hacen que mi mente se dispare y cree otras realidades, para compensar.

El thriller y el suspense están presentes tanto en tus relatos como en Asomados al vacío, tu primera novela, ¿qué tiene éste género que te llame tanto la atención?

Me gusta el suspense porque provoca tensión, te engancha. Nada mejor que necesitar devorar más páginas para saber qué va a pasar. Además, escribo alternando momentos terroríficos con otros de humor, porque la vida es así, una mezcla de géneros. 

Asomados al vacío está ambientado en una época brillante para todos los amantes del terror, los 80. ¿Qué recuerdas con más terrorífico cariño de aquellos años?

Lo más terrorífico de aquellos años era, en clase de gimnasia, dar una voltereta en el plinto. Y mi recuerdo más cariñoso se lo llevan las películas de terror en VHS. Me encantaba alquilar las sagas de Pesadilla en Elm Street, Viernes 13 o el Muñeco Diabólico. Y las adaptaciones al cine de las novelas de Stephen King: Carrie, El resplandor, Los Chicos del maíz… No entiendo mi infancia y adolescencia sin pasar por el videoclub.

Cada vez que oigo lo del autobús escolar mi mente viaja a Freddy Krueger como conductor. ¿Has pasado alguna vez miedo durante alguna excursión?

La verdad es que no. Me gustaría poder contaros alguna anécdota increíble, pero creo que lo más peligroso y emocionante habrá sido algún frenazo en un autobús, con desequilibrio de pasajeros incluido.



Has realizado varios relatos, algunos han sido premiados y otros recopilados para Laberintos. ¿Cómo fue el paso de relato a novela? 

En realidad, primero fue la novela y después, los relatos. Empecé con “Asomados al vacío”, pero se quedó hibernando. Si no eres conocido, difícil que una editorial se moleste en leer tu manuscrito. Así que decidí escribir historias cortas para participar en concursos literarios donde sabía que al menos el jurado sí las leería, y tuve la suerte de ser premiado en varias ocasiones. Más tarde publiqué los 13 relatos más inquietantes en Laberintos, con Editorial Círculo Rojo. Creo que los relatos son considerados injustamente como los hermanos menores de la novela, pero a mí me han dado muchas alegrías, así que los seguiré defendiendo y escribiendo.  

El cine también es importante en tu narrativa. ¿Qué nos podemos encontrar en Hollywood Boulevard: microrrelatos de cine y TV?

Hollywood Boulevard nació gracias a Antonio Cruz, editor de Ravenswood Books Editorial, que me propuso volcar mi pasión por el cine en forma de microrrelatos. Caminando por este paseo de la fama os encontraréis con clásicos del cine y de la televisión a los que les doy una vuelta de tuerca, una continuación o un final alternativo. También con algún que otro crossover: lo mismo podemos ver a Forrest Gump en la consulta del Dr.House que a Marty McFly viajando al Jurásico con su DeLorean.

¿A qué le teme Manuel?

A algunos comportamientos del ser humano. Somos capaces de lo mejor y de lo peor. Me asusta y me indignan la crueldad y las injusticias. Los verdaderos monstruos se encuentran en la mente de algunas personas.

¿Nos puedes contar algo sobre tus próximos proyectos?

Mi idea es seguir con más relatos y con una segunda novela en la que no faltarán crímenes y humor cotidiano. Marca de la casa.

Para terminar, darte mil veces las gracias y hacerte una última pregunta: ¿eres feliz?

Uf… es la mejor pregunta. Y la más importante de todas. Sería muy desagradecido si dijera que no soy feliz, tengo salud y gente que me quiere, pero también puedo confesaros que la vida no ha resultado como yo la imaginaba. Aún así, creo que la felicidad no es un estado permanente, viene por momentos, unos te llegan y otros tienes que buscarlos. He vivido muchos muy buenos y confío en que los mejores estén por llegar.
Muchas gracias a vosotras por contar conmigo, no ha sido tanta tortura. Aunque llevéis camisa de fuerza parecéis majas y todo.



martes, 15 de mayo de 2018

El Trance, por Ada de Goln


Imagen Google


Dicen que el juicio es algo que se pierde a veces cuando un problema azota la vida de alguien de manera amenazante. Ese es el caso de Júlia Dosrius, a quien un buen día el juicio se le fue para no volverle jamás. Pero si la ven sentada en la escalera como la estoy viendo yo, sólo verán a un alma atormentada por un vacío inmenso en su corazón, y dirán que sus ojos son un fiel reflejo de algún tipo de tristeza ocasional, quizás por un mal de amores. Pero no se engañen, inocentes lectores, Júlia está cantando una canción melancólica desde el peldaño de la escalinata de su distinguida casa sabiendo lo que ha pasado. Algo muy fuerte acaece al otro lado de la puerta de roble entreabierta. Hay luz tenue en su interior, pero desde dentro nada se escucha. Salvo el canto ahogado de Júlia nada quiebra el molesto silencio de la estancia. 

La primavera llegará cuando tú vuelvas a mí, y las flores secas dejarán de estarlo porque tu aliento les dará perpetua vida…”.

Se oye casi en un gemido, lloriqueando las notas de una canción que antaño fue preciosa y llena de gracia. Sus manos entrelazadas aprietan su pecho, y su mirada lánguida e irritada por las lágrimas mira hacia un punto concreto, que en realidad es la nada, el vacío más inmenso. 

No suspires, mi amor, porque no haya venido a tiempo. Recuerda que la dicha es grande porque estamos juntos para toda la eternidad…”.

Y las gotas de su llanto caen sobre sus mejillas, demasiado pálidas y hundidas, aunque su espléndida belleza le hace honor incluso allí arrinconada, encogida en posición fetal como si hubiera hecho algo muy malo. Entonces, cansada de cantar y de su llanto amargo, Júlia se seca las lágrimas con la manga de su vestido, se levanta poco a poco, y se agarra fuertemente a la baranda de la escalera. Está mareada y a pique está de caer, pero alguna fuerza le queda para sujetarse bien y subir los tres escalones que la separan de la habitación entreabierta. Un paso, dos, tres, cuatro, cinco y seis y ya está prácticamente junto a la puerta. Dos pasos más y … sí, ya está dispuesta en el umbral, a punto de cruzar la frontera de algo que se oculta allí dentro con un secretismo tan hermético que hiere al pensar. Ahora coge el pomo, empuja hacia dentro y allí lo vemos. Un hombre de unos cuarenta años yace en la cama conyugal, parece muerto. Lleva media melena y sus manos están cruzadas en su pecho junto a una cruz de plata. Júlia se acerca al lecho y se sienta junto a él, y un padrenuestro quiere aflorar de sus labios. Sin embargo, curiosamente Júlia no recuerda esa oración, ni ninguna otra, y se desespera mesándose los cabellos porque ha perdido de su memoria lo que a diario oraba cada noche. “Mi amor, ¿qué está pasando?”, pregunta a quien yace sin vida en el lecho, pero obviamente el silencio más sepulcral es la respuesta obtenida. Júlia abraza al hombre en un llanto indescriptible, no se puede definir el dolor por la muerte de un ser tan querido, y lo acaricia, lo acurruca, lo tapa con las mantas por si tiene frío, y del desconsuelo se queda dormida sobre él. 

Ha anochecido pues de las ventanas tan solo entra oscuridad, pero extrañamente las velas de los candelabros siguen alumbrando el corredor de las habitaciones. No parece sino demencial creer que un difunto pueda volver a la vida con tanta facilidad, así, sin más, como quien despierta de una siesta. Pero el hombre yaciente en el lecho de antes, quien hace un momento cruzaba sus manos junto a un crucifijo de plata en su pecho, camina con dificultad arrastrándose por la pared del corredor tras aparecer por la puerta y gritar como un animal. Su mirada está vacía, su boca abierta como queriendo recibir el aliento de la vida a grandes vaha-radas, hasta que se desploma sin fuerzas y comienza a llorar, las piernas le flaquean. Mientras tanto en el lecho Júlia se revuelve; abre los ojos, se levanta horrorizada al ver que su amado no está junto a ella, y huye de la habitación hasta que lo ve allí afuera, serpenteando como un reptil hacia las escaleras. “¡Pol!”, grita, y aun paralizada por una extraña fuerza, con los ojos desencajados y una expresión de horror capaz de erizar el vello a cualquiera, Júlia puede articular una frase: “¡No lo hagas!”. El hombre la mira con una mezcla de terror y tristeza, y como puede, pues le cuesta mucho hablar, dice:

-¿Qué me ha pasado? 

Júlia lo mira, enterneciendo su mirada y llorando en silencio. Desde fuera un sonido como de buque perdido llega a sus oídos, y ambos se estremecen al oírlo. A ella le llega el aliento para explicar unos hechos, algo que ambos saben, pero de lo que no se atreven a hablar. A él le tiembla todo el cuerpo mientras la mira fijamente. Tiene los ojos llenos de lágrimas.

-Me ha costado mucho asimilar lo que ha sucedido, mi amado Pol – dice – Parece que haya pasado una eternidad desde que perdí la razón, en realidad he debido volverme loca durante el trance, pues me falla la memoria y no pienso con cordura. Estoy confundida, no sé bien qué es lo que ha pasado, pero me alcanza el juicio para saber que algo no ha ido bien… 

-¿Estoy muerto? – pregunta él, y ella permanece un buen rato en silencio, mirándolo fijamente, para después decir: 

-Sí … 

El hombre entonces traga saliva, se estremece y vuelve a preguntar:

-¿Y tú? –, pero Júlia niega con la cabeza como si le acabara de contar un chiste. Sonríe sarcástica y aletea los brazos como si estuviera actuando en una obra teatral.

-¿Estás de broma? Era yo la que estaba velándote.

Pol mira a las escaleras. Júlia se acerca como impidiendo una caída intencionada.

-No lo hagas, Pol. El dolor será insoportable y empeorarás las cosas. Anda, vuelve a la cama. Yo cuidaré de ti. 

Pol intercala miradas entre las escaleras y Júlia. 

-Intenta levantarte – dice ella.

-No puedo… me duele – dice él.

-Inténtalo.

Pol y Júlia están de pie, abrazados junto a una de las dos ventanas grandes del corredor de las habitaciones. Se besan, pero en su beso amargo ambos saben que algo muy fuerte está por pasar.  Júlia tiembla al acercar su mano a la cortina que esconde el exterior de la ventana, y Pol se aferra a su cruz de plata. 

-Perdóname, Pol, por abandonarte así. Yo… yo no quería enloquecer, pero tú te fuiste y a mí se me fue la razón. Maldita enfermedad la que te llevó, mi corazón, mi amor. Aférrate a tu cruz y ve hacia la luz. Yo… yo no sé lo que me espera ni a dónde voy a ir sin ti…

Pol la abraza fuertemente y sin decir palabra asiente con la cabeza. Le está diciendo con un gesto que abra la cortina. 

-No me olvides, mi amor – dice ella.

-Nunca, amor mío – dice él.

Tras correr la cortina un exterior de nubes grises les da la bienvenida. No hay cristal, y las nubes, en forma de oscura niebla, entran en la casa invadiendo cada rincón. Júlia y Pol caminan como pueden hacia la habitación, y a tientas dan con el lecho, donde Pol se tumba y donde Júlia se coloca junto a él, abrazándolo, esperando el fin. Si afinamos un poco la vista, entre la espesa niebla podemos ver las dulces y delicadas muñecas de Júlia, ensangrentadas por unos cortes certeros que significaron una muerte segura. Ambos lloran su desgracia mirándose a los ojos, conocedores de su desenlace. Uno espera la voz de ida, la otra aguarda la eterna espera y el castigo. 

Desde fuera una majestuosa casa se yergue entre solemnes árboles perennes, junto a la iglesia de Campoamor, y las más bellas yedras se mezclan entre las ventanas de la hermosa fachada. En la calle la gente va y viene con sus propias historias marcadas en sus vidas: mujeres que pasean a sus hijos, criadas que van cargadas con la compra de sus amos, enamorados que se hacen arrumacos mientras caminan calle arriba calle abajo. Sin embargo, allá en una de las ventanas del segundo piso del palacete, la triste figura de un alma en pena mira sin ver al exterior. Va vestida de riguroso luto, su cara es pálida como la muerte, y sus ojos están hundidos por la desesperación. En la entrada un cartel reza: “SE VENDE”, pero a pesar de que la gente se interesa por la casa, nadie parece apreciar a esa mujer que espía la vida desde la ventana, cumpliendo su eterno castigo por quitarse la vida diez años atrás. 

viernes, 11 de mayo de 2018

Crítica El Regalo, de Joel Edgerton




Sinopsis:

La vida de Simon y Robyn, una joven pareja que acaba de mudarse a una nueva casa en California, comienza a verse incómodamente alterada cuando empiezan a recibir misteriosos regalos de un antiguo compañero de clase de Simon. 


Opinión:

Esta película llegó a mí de casualidad. Leí la sinopsis y la dejé en la caja de películas pendientes, pero un fin de semana finalmente le eché un ojo y debo reconocer que me sorprendió.

El guión gira en torno a Simon y Robyn Callum, un matrimonio que ha pasado por una reciente tragedia y que se muda de casa para rehacer su vida. Mientras están mirando cosas de decoración se encuentran con Simon, un antiguo compañero de instituto de Gordon "Gordo" Mosley. En un principio, parece que Gordon quiere retomar el contacto con Simon, haciéndole regalos y visitándoles a menudo... pero ese inocente comportamiento se transforma en acoso a medida que avanza el film.

Los actores me han parecido muy acertados. Joel Edgerton, quien también dirige la cinta, da vida a Gordon, un hombre algo retraído y que ves desde el principio que esconde más de un secreto. Rebecca Hall, la cual pudimos en Iron Man 3, interpreta a Robyn, quien se verá envuelta en una trama de engaños y donde descubrirá que no todo es lo que parece.
Jason Bateman, quien se aleja del género de comedia, encarna a Simon, un personaje que parece el esposo ideal  que medida que van avanzando los minutos ves que nada es perfecto. Para mí ha sido el que ha brillado con luz propia en un papel que se aleja mucho de los que nos tiene acostumbrados a ver.


El guión es sólido. Puede que algo lento, pero el suspense y las ganas de conocer qué esconde Gordon o los cambio de actitud de Simon te mantienen alerta durante toda la película. Además, esconde un claro mensaje sobre, sin hacer spoilers, las consecuencias de los actos que puedes cometer en el pasado y que creías que no significaban nada para ti... ya que puede que esas acciones arruinen la vida de otra persona. También añadir que se guardan más de una sorpresa que debo reconocer me ha gustado mucho, aunque en algún momento me ha recordado a la película española Mientras duermes, de Jaume Balageró.

En resumen, El Regalo me ha parecido un título interesante, inteligente, con buenas dosis de suspense y algún giro interesante. Lo único que no me ha acabado dé es que se hace pesada en algunos momentos, cosa que puede hacer que el espectador pierda interés en ella, pero os recomiendo un visionado. Se lo merece.

Lo Mejor: La moraleja de la historia. El Final.

Lo Peor: Que en algunos momentos se hace lenta.